Una instantánea muy peculiar

Domingo de Resurrección. 6 de Abril de 1969. Miguel Martín

Encauza el trono del Resucitado el Pecho de la Plaza. Los Blancos apuran los últimos instantes de la Semana Santa de 1969; Escolta de guardias, gente en las calles, el mayordomo al frente de la comitiva. Todo en principio normal, pero sin embargo hay algo que no cuadra; ¡Si!...Es de noche. Esa farola encendida entre las casas de Encarna e Isabela no deja lugar a dudas; El 6 de abril de 1969 la procesión del Resucitado salió en Setenil en la oscuridad de la noche, cuando el cielo dio un descanso y dejó de caer la lluvia que había empañado ese Domingo de Resurrección.
Este hecho trivial, que hubiera quedado en una simple anécdota destinada a olvidarse en el tiempo, supone sin embargo un dato que se recuerda nítidamente en mi familia; En esa lluviosa tarde del abril de 1969, después de una larga enfermedad, finiquitaba sus últimos instantes de vida mi abuelo José Villalón. En su agonía, aún le quedaron fuerzas para asomarse a la ventana de su habitación y persignarse al paso del trono de su Padre Jesús Nazareno, para resignarse a morir, como si de un rito se tratase, justo después de que pasara por la puerta de su casa Jesús Resucitado.

Le debo esta foto tan extraordinaria a Paco Vargas, cuya familia es la portadora de uno de los palos de la Cruz del Silencio, y que tuvo la amabilidad de prestármela para copiarla. La imagen es del fotógrafo rondeño Miguel Martín.