viernes, 30 de septiembre de 2011

La Vida en la frontera (I): Juan Ponce de León, II Marqués de Arcos

Si cruzas por aquí, se precavido
Si alguien te sale al paso no le des la espalda
La vida en la frontera...no espera
Es todo lo que debes saber
Hay hombres con mirada que fulmina
Como el rayo penetra en carne viva
Si matas generas un espectro
Que siempre ya persigue y acecha
La vida en la frontera...no espera
es todo lo que debes saber
De Radio Futura son estas enigmáticas estrofas que ponen letra a una de sus pegadizas canciones, y que nos puede venir de perlas para poner en situación la vida de los fronteros en la linde del Reino de Granada con los cristianos, allá donde las fértiles campiñas del Valle del Guadalquivir van dejando paso las escarpadas cumbres y agrestes forestas de la Serranía.
Nos sirven además para introducirnos en la figura de Juan Ponce de León, II Conde de Arcos, aristocrático personaje de antiguo linaje frontero y padre del famoso Don Rodrigo Ponce de León, el famoso Marqués de Cádiz que colocara sus reales en la loma de San Sebastián presto al definitivo y postrero asalto al Setenil nazarí.
La vida en la frontera... no espera, enfáticas palabras que bien pudo haberle dicho en alguna ocasión Don Pedro, el de Arcos, a un imberbe Don Juan en una de las primeras correrías en las que acompañase a su padre.
Y es que, si bien linaje y alcurnia tenía el muchacho por nacimiento, en la frontera había que ganarse el sitio contra los moros y contra los tuyos. Había que nacer noble, pero esa nobleza había que mantenerla, afianzarla y consolidarla, y por estas tierras en las medianías del XV no había más remedio que hacerlo a lomos de caballo y espada en mano.
Tanto las crónicas castellanas y granadinas como los denominados romances de frontera, nos hablan de un estado de guerra constante...pero sin guerras o grandes contiendas, es decir, podemos decir que cabalgadas, entradas y correrías en tierra hostil, escaladas, escaramuzas, francachelas, control de pasos, toma de castillos y fortalezas eran los planteamientos militares fronterizos, pero también nos encontramos con intrigas, treguas y alianzas con el fin de apoyar unas facciones frente a otras para debilitar el poder nazarí.
Setenil está en la vanguardia de esta actividad ya desde principios de siglo, sufriendo asaltos, talas o mandando sus banderas a correr tierras de infieles, en un estado constante de alerta (como bien se cuenta en la Crónica de Juan II de Castilla), siendo considerados además sus alcaides interlocutores necesarios. Es en este teatro de operaciones donde inicia su carrera militar el futuro líder que un día llegará a ser el de Arcos, acompañando a su padre y a otros experimentados militares, puestos de responsabilidad en retaguardia o intendencia, demostrando no sólo valor, sino la astucia, mesura y coherencia en sus acciones que quizás le faltara a ese joven e insensato Fernandarias de Saavedra del romance, sorprendido en celada y muerto por los moros de Setenil cuando, desoyendo todo consejo, volvía a Cañete después de una imprudente cabalgada por tierras enemigas.
Gradualmente, conforme va adquiriendo experiencia, Juan Ponce de León participa en acciones de mayor enjundia y prestigio militar, hasta el acceso en 1448 a la titularidad del linaje. A partir de esta fecha su actividad en asuntos de guerra contra los moros se hace incesante, ya como auténtico caudillo militar y actor imprescindible en la frontera, respetado y temido tanto por los suyos como por sus enemigos, como veremos en próximas entradas.
Fuente:
En el artículo "La capacidad militar de la nobleza en la frontera con Granada; El ejemplo de Don Juan Ponce de León, II Marqués de Arcos y Señor de Marchena" de Manuel Rojas Gabriel, de la Universidad de Extremadura, nos dan una visión del padre del Marqués de Cádiz, así como de esta forma de vida de la que venimos hablando.
Para saber más:
La vida en la frontera. Setenil Rural
El Romance de Fernandarias. Setenil Rural.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Diccionario Setenileño (IX): El habla de Setenil

En la presentación de la obra "Textos hispánicos dialectales", el profesor Don Manuel Albar, con el fin de evitar que unos conocimientos en exceso teóricos den una idea irreal de las hablas hispánicas, hace incapié en la necesidad de aportar documentos prácticos a los alumnos de linguística. De esta manera, entendemos que iniciaría un recorrido por la geografía española haciendo una recopilación de textos, que son los que conforman esta obra de referencia para la dialectología hispánica.
Imaginamos al erudito profesor, cuaderno y grabadora en mano(...) andando de aquí para allá por la España de finales de los cincuenta, interrogando al paisanaje, quizás acompañado de algún alumno. Lo visualizamos parándose en las plazas de lo pueblos, acercándose a los mayores para entablar conversación y sacarles esos tesoros lingüisticos que servirán como elemento práctico para los futuros alumnos de esta disciplina. Así llega a Setenil y entra en contacto con algún paisano, alguien al que M. Albar llama El Carbonero le cuenta como se hace un horno de carbón:
"Z´arranca la encina y ce hace peazoh con el acerruchye y con el hacha. El hacha eh pa lah ramah mah menúa. Y dihpueh, cuando ce carcula c´ay bastante leña pa hacé un hohno, entoce comienzan a arrodeáhla. Una vé ehtando arrodeá, meten mano a armá" ¡casi ná!
En "Identidad lingüística y comportamientos discursivos", de Pedro Carbonero Cano y Rosario Guillén Sutil (Universidad de Sevilla 2001), hablan de este extracto de la obra de Manuel Albar como ejemplo de "textos de carácter científico que intentan reflejar con fidelidad la peculiar pronunciación de los hablantes andaluces... una peculiar escritura, casi transcripción fonética, solamente accesible a los especialistas"
Fuentes:
Textos hispánicos dialectales de M. Alvar (1960), en el volumen II. CSIC. Patronato Menéndez y Pelayo, Instituto Miguel de Cervantes, Revista de Filología Española. Anejo LXXIII. 1960
Identidad lingüística y comportamientos discursivos. Pedro Carbonero Cano y Rosario Guillén Sutil. Universidad de Sevilla 2001

Thesaurus. Tomo XVI. Nº1. Luis Florez. Reseña a Textos hispánicos dialectales de Manuel Albar (1961). Centro Virtual Cervantes.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Un bonito amanecer


Esta mañana hacía fresco y una densa niebla envolvía Setenil, como arrullándolo. Grisáceas brumas penetraban desde las arboledas de Escalante y la Mata para cruzar en diagonal el término. El suelo estaba húmedo, olía a hierba mojada y los caracoles volvían a las ramas de los árboles en ordenada formación. Por unos momentos, como en una visión espectral, la cortina de niebla lo cubrió todo; Acinipo, el pueblo, el Vizcaíno e incluso al sol que ya andaba unos palmos sobre el horizonte, pero fue un instante. Al poco, unas ráfagas de viento barren las copas de los árboles y las nubes desaparecen. El astro rey nos recuerda que aún le pertenecen los días. Sólo fue una ilusión del Otoño.




























jueves, 15 de septiembre de 2011

De Caño Santo a los Remedios

Si van por la carretera A-384 en dirección a Olvera, a pocos kilómetros del cruce de Alcalá del Valle, podran distinguir sobre una loma una espectacular edificación que llama poderosamente la atención del viajero. Nos referimos al santuario de Caño Santo, un edificio del siglo XVI cuyo devenir histórico resulta curioso de verdad, y su conocimiento muy necesario para entender la comarca en la que está emplazado.
La tradición popular, muy posiblemente fundamentada en crónicas del siglo XVIII que recopilaron distintas leyendas orales, habla del fortuito hallazgo por un pastor de una imagen de la Virgen oculta en una en una cueva o caño devorado por la maleza y la espesura "...un caño hecho a pico" de "humana fábrica", es decir, hecho exproceso para albergar la imagen de Nuestra Señora. Como en tantos hallazgos marianos que hay por nuestra geografía, se da a entender que tras la invasión musulmana, los cristianos escondieron sus imágenes sagradas para evitar que cayeran en manos de los infieles. Tras el hallazgo, se suceden hechos más o menos sobrenaturales hasta que aparece una Virgen personalizada que desea permanecer en el mismo lugar que habita desde hace tanto tiempo. Esta razón, esta persistencia de la Virgen por volver una y otra vez desde la villa de Olvera a la que la trasladan, hasta su humilde caño, es la razón por la que se manda construir un monasterio en el lugar que hoy conocemos como Caño Santo.
Queda constatada la importancia de este enclave sagrado en los años inmediatos a la conquista cristiana de la comarca, situación que no hace sino acrecentarse en los dos siglos posteriores. Caño Santo se convierte en un emporio devocional y económico de un ámbito geográfico supra comarcal que engloba poblaciones limítrofes de las provincias de Cádiz, Málaga y Sevilla, hecho perfectamente constatado en la paradoja de que la Virgen de Caños Santos sea actualmente la patrona de Cañete la Real, localidad a la que fue trasladada a principios del XIX, que la única localidad que sigue peregrinando al lugar sea Alcalá del Valle, pero que lo hace con su patrona la Virgen del Valle, y por último que el santuario se encuentre en el término de Olvera (aunque el edificio es de Alcalá)
Siguiendo las teorías que aparecen en el artículo "De todos o ninguno: La sucesión devocional de la Virgen de Caños Santos a la Virgen de los Remedios en las Sierras de Cádiz, Sevilla y Málaga" de Juan Antonio del Río Cabrera y Francisco Siles Guerrero, podemos entender la trayectoria histórica de este santuario, desde su ascenso devocional hasta su desmembración final para ser sustituido por el santuario de Nuestra Señora de los Remedios como centro devocional de la comarca, en una especie de morir de éxito.
Y el caso es que esta historia también nos compete, pués los documentos hablan de las distintas hermandades que peregrinan a Caño Santo, y como es lógico no podía faltar una de Setenil; "Según constatan varios documentos de 1681, a parte de la cofradía de Olvera existían las de Alcalá, Cañete, Pruna y Setenil. Sin embargo, ya por estas fechas, se menciona en la documentación que Alcalá celebraba su procesión y fiesta el 1 de Mayo, Pruna el día de la invención de la Cruz (3 de Mayo) y Cañete el domingo después del día octavo de la Natividad de Nuestra Señora..."
La documentación que se maneja en este artículo habla de que en 1615 varias hermandades peregrinaban juntas al santuario, pero en 1681 al menos tres de ellas lo hacían por separado. Para que nos hagamos una idea, es como si en la romería al Rocío que hoy conocemos, se pasara del modelo actual donde peregrinan en el mismo momento todas las hermandades, a otro modelo donde cada una peregrina en una fecha diferente. La hipótesis es que la exclusividad de la hermandad matriz de Olvera fue contestada por el resto de hermandades, llegando la situación a tal extremo que cada una de ellas peregrinaba por su cuenta: "Cada hermandad y cada pueblo celebra en una fecha distinta en el convento la fiesta en honor a Nuestra Señora de Caños Santos. Otras noticias posteriores, que por el momento no hemos podido confirmar, referidas a los pueblos de Olvera, Setenil y Cañete, vienen a refrendar esta hipótesis" ¿Cuales son esas noticias de las que hablan los autores?
Otro aspecto a tener en cuenta es la identidad y vinculación de la cofradía de Caño Santo con las de La Vera Cruz y la de Los Remedios, al menos en Olvera, con lo cual se viene ha hablar de una sucesión en el fenómeno devocional en el siglo XVIII, que hoy día abarcaría el mismo ámbito geográfico.
Así pues, el largó título del artículo que nos sirve de fuente para esta entrada, viene a resumir perfectamente el devenir histórico del santuario de Nuestra Señora de Caño Santo: "De todos o ninguno", es decir, los conflictos surgidos entre las distintas localidades por el control del patronazgo de la romería y todo lo que ello implicaba, desembocaron en una desmembración de todos sus elementos y por consiguiente la desaparición del fenómeno devocional en beneficio de la Virgen de los Remedios (más bien se trataría de una superposición), venerada imagen cuyo santuario se encuentra a pocos kilómetros del primitivo que albergó a la de Caño Santo; "Una devoción que era común a todos los pueblos de la zona termina siendo una devoción que finalmente no pertenece a ninguno".
Fuente:
De todos o ninguno: La sucesión devocional de la Virgen de Caños Santos a la Virgen de los Remedios en las Sierras de Cádiz, Sevilla y Málaga. Juan Antonio del Río Cabrera y Francisco Siles Guerrero.






Grabado antiguo de Nuestra Sra. de Caño Santo

martes, 13 de septiembre de 2011

Hierros de ganaderos caballares de Setenil en 1859

Curioso ejemplar este cuyo enlace me ha pasado un amigo, y que viene a titularse "Libro de los hierros o marcas que usan los criadores para sus ganados caballares..." donde se da una relación por localidades de los ganaderos en activo y aquellos que han dejado de serlo, recopilado por la Sub-Dirección de Remonta. Muestra además un dibujo del hierro o marca de cada uno de ellos.





Los ganaderos setenileños son Rodrigo Domínguez, Francisco, Juan Nicolás y Pedro (S)amudio, así como Alonso Quijada.



Supongo que ese Torre del Aguirre se referirá a nuestro vecina Torre Alháquime. Los nombres y apellidos que aparecen en la relación de La Torre nos dan una idea de que se trata de una errata.

Por último se relacionan los "Criadores que han dejado de serlo", donde aparece el setenileño Sebastián Guzmán con su hierro.

El libro está editado en Córdoba en el año de 1860, en la imprenta y librería de rafael Arroyo, sito en la calle Ambrosio de Morales nº8.
Literalemnte se lee que "Es propiedad de la Dirección General de Caballería, y se tendrán por falsificadas para los efectos de la ley los ejemplares que no lleven els ello de la Sub-Dirección de Remontas", membrete que aparece en este ejemplar.
Desconozco el alcance que tendría el hecho de que un ganadero apareciera en esta relación. Supongo que se trataría de un registro veterinario o algo parecido, pero no me negarán que se trata de un curioso ejemplar.
Nota: las imágenes quedan ligeramente cortadas en su margen derecha,a sí que para visualizarlas al completo pinchen sobre ellas y les lleva directamente a la página.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Apuntes sobre la historia de Setenil (IV): El destino de los moros setenileños


Después de quince días de asedio, la pólvora toma Setenil. De nada sirven la escarpada atalaya donde se ubica la ciudad, ni la recia muralla que parece una prolongación de los mismos tajos. las lombardas de los reyes disparan a placer desde San Sebastian causando gran daño en las personas y las casas de los moros setenileños que, definitivamente, rinden la plaza a los cristianos.
La toma de la villa por los Reyes Católicos en 1484 es sin duda el hecho más relevante de la historia de nuestro pueblo, siendo constantes, desde el mismo momento del hecho, las alusiones de cronistas e historiadores. Setenil, como muy pronto le ocurrirá a todo el Reino de Granada, abandonará el mundo islámico al que ha pertenecido durante más de ocho siglos para entrar de lleno en la Europa Cristiana: Otras gentes, otra religión, otra cultura, otra forma de ver la vida, una nueva era en definitiva.
Al estudiar la historia, conocemos los hechos de una forma lineal y constante, como un susesión de acontecimientos que muchas veces no logramos interconectar; Unos vienen y otros se van, esa parece ser la lógica. ¿No se han preguntado alguna vez que pasó con los habitantes de la península en el 711 cuando entraron los musulmanes? ¿Murieron todos? ¿huyeron al norte? ¿se los tragó la tierra? Evidentemente la historia no es tan simple, sólo hace falta ver lo difícil que nos resultaría analizar el panorama actual.
Así pues, siguiendo con el Setenil recién conquistado por los cristianos, podríamos preguntarnos cual fue el destino de los habitantes y defensores de la fortaleza. Hernando del Pulgar, cronista y secretario de los reyes nos ofrece una versión de los hechos en su famosa crónica del reinado de los Reyes Católicos:
"...E tan gran temor pusieron los tiros de pólvora e tanto daño y estrago hacían a los moros, que no lo podían sufrir, ni tenían vigor para pelear ni para defender. E demandaron partido al Rey que les salvase las vidas e las faciendas, e les diese libertad para ir en salvo do les pluguiese. El Rey otorgóles seguridad de las vidas con todo lo que pudiesen llevar; é luego el Alcayde y otros moros entregaron la villa al Rey. E mandó a dos capitanes que con las gentes de sus capitanías fuesen con el Alcayde, e con todos los moros, a los poner en salvo en la ciudad de Ronda. Y el Rey entró, e mandó reparar las torres e muros que habían derribado las lombardas..."
En este episodio de la crónica, se relatan los momentos inmediatos a la conquista; el daño del bombardeo, el pánico de la población setenileña, la rendición y su primer destino, el exilio a Ronda, la tierra de moros más próxima. Aquí se les podría perder el norte a la mayoría. Suponemos que muchos tendrían familia en la ciudad del tajo o en los pueblos de la comarca. Lo que está claro es que aquellos que ostentasen puestos de alcunia o tuvieran que ver en la entrega de las plazas a los cristianos, quedaban marcados de por vida, como cuenta en su tesis Almansa:
"Los moriscos, es decir, los antiguos musulmanes convertidos al cristianismo, aparecen en la serranía prácticamente desde el momento de la conquista, con algunas conversiones más o menos inevitables, pues esa fue la suerte que eligieron los familiares de los que participaron en la entrega de Setenil y Ronda, algunos de los cuales morirían a manos de los mudéjares de Cartájima, mientras que los restantes tenían que soportar el desprecio y el ataque verbal de los musulmanes, como las descendientes de uno de estos personajes, que eran llamadas “fijas del traidor” (Ladero de Quesada, los mudéjares)"
Ronda y su Serranía en tiempos de los RR.CC . Tomo I. Pag.363
Queda claro que nuestro Alcayde, sus ayudantes y familiares no podían refugiarse por la Serranía tan fácilmente, pues sus hermanos de religión los consideraban traidores. En la revista Alma Mater Hispalense nos dan noticia del destino de estos moros principales, resultando el artículo tan exclarecedor y documentado que no me resisto a ponerlo en su integridad:
"Sevilla acogió en su seno a parte de la nobleza mora, conforme el reino musulmán de Granada tocaba a su ocaso... Después de 1492 residieron asimismo por algún tiempo en Sevilla la reina madre y los infantes de Granada.
El 22 de mayo de 1485 fue tomada Ronda por las fuerzas cristianas. Cuenta el Cura de los Palacios que D. Fernando, después de entregada la ciudad, dio a sus habitantes quince días de plazo para ir adonde quisiesen; y añade que algunos musulmanes, quizás los más proclives a la rendición, -el "Cordo", alcaide de Setenil, y el alguacil de Ronda, con más de cien casas- se fueron a vivir a Alcalá del Río. Pero todavía cabe puntualizar más, pues estos principales, en su mayoría, optaron por instalarse no en Alcalá, sino en Sevilla, decididos a vivir tranquilos en una ciudad cristiana por el resto de sus días: fueron éstos el alguacil de Ronda Abrahén de Alhaquime, su hermano Mahomad de Alhaquime, Alcabecén Hamete Alhaquime, Al Alcatid Hamete Alcordí ("el Cordo" que habla Andrés Bernal, el cura de Los Palacios), Aben Yaya Alhaquime y Mahomad Taupí, entre otros.
Llegados a Sevilla, los moros fueron tratados con toda suerte de consideraciones y miramientos, como convenía a los intereses de la política de conquista. Por orden regia, el receptor de la Inquisición Luis de Mesa y el alcalde mayor Juan Guillén les dieron como morada algunas de las casas de los conversos condenados.
Pasó el tiempo y la estancia en Sevilla no debió de resultar tan cómoda y agradable a los notables musulmanes como se imaginaron en principio: la intolerancia religiosa que allanaba el camino a la expulsión de 1492 no podía sufrir ya que llevaran una existencia apacible las minorías islámicas, con las que encima se libraba en el frente una guerra sin cuartel. Cabizbajos, los mahometanos resolvieron pedir licencia los reyes para "pasar en Africa, que es allende el mar, para estar e vivir entre los moros de nuestra ley". Su ruego fue antendido. Y es más: los monarcas accedieron asimismo a otra petición suya, haciéndoles merced de poder vender las casas como y a quien quisiesen, por carta dada en Córdoba el 22 de marzo de 1487. Ante el temor de que retrajesen los posibles compradores, en la idea de que los inquisidores darían las casas a otras personas o bien de que los moros no estaban facultados a ponerlas en venta, el 31 de octubre de 1487 Mahomad Taupí pidió testimonio de sus derechos a Luis de Mesa ante el escribano de Sevilla Martín Rodríguez de Tabladillo. Conseguida la ratificación del receptor, el 2 de noviembre de 1487 Taupí vendió su casa a Diego el Zurdo, criado de Dª Teresa de Guzmán, la mujer de D. Pedro de Estúñiga, por precio de 5.000 mrs. El mismo día Hamete Alcordí vendió por 21.700 mrs. a Pedro Fernández de Sevilla su casa en la collación de Santa María la Blanca.
Pensándolo bien, no les salió del todo mal a los moros la permanencia en Sevilla, sobre todo teniendo en cuenta que muy poco después, en 1502, culminando la vertiginosa espiral de intolerancia, se les iba a prohibir a los musulmanes la venta de sus bienes, tanto muebles como raíces. Las propiedades vendidas o dejadas en 1487 plantearon problemas: el 11 de octubre de 1495 los monarcas se preocuparon de la situación de las tiendas "olvidadas" por los moros de ronda pasados a Africa, que habían sido ocupadas por otras personas sin licencia real"
No me imagino a nuestro Hamete el Cordi paseando por los patios y callejuelas de Sevilla como un cristiano más. Privados estos bravos caballeros de todo aquello que era su vida, debieron de vivir en la capital hispalense como en una cárcel. Quizás a estas alturas ya estuvieran cansados de guerrear, máxime si eran personas de edad, pero estoy seguro de que además de su religión y su cultura, añorarían su vida activa, su libertad, sus correrías a caballo por estas tierras, que hasta no hacía mucho habían sido suyas. Eran hombres orgullosos y valientes, que habían luchado bien, y que ahora en Sevilla eran cuanto menos que ninguneados, así que exiliarse "allende los mares" parecía su única salida.
Después de ocho siglos, estos setenileños debieron optar por finiquitar sus asuntos inmobiliarios, abandonar su patria y huir al extrajero. Sus nombres, su sangre, su rastro, se perdería para siempre en las arenas del desierto. Conscientemente dejo para otro día lo de los moros que pidieron permiso para asentarse en un frondoso valle no muy lejos de sus Setenil natal...esa es otra historia.
Fuentes:
La conquista de Setenil por los RR.CC. Setenil Rural
Crónica de los Señores RR.CC. Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y de Aragón. Hernando del Pulgar. Ver las páginas 232,233 y 234 en el Cap. XXXIV)
Alma Mater Hispalense. Los moros vencidos en la Guerra de Granada, instalados en Sevilla.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Apuntes sobre la historia de Setenil(III); Nicolás de Popielovo, un caballero andante en Setenil

Estamos en el año de gracia de 1484, una poderosa fuerza de combate al mando del Marqués de Cádiz y del mismísimo Rey Fernando sitia la fortaleza de Setenil. Los cristianos preparan su poderosa artillería, mientras los moros asisten perplejos a la escena desde las murallas. La Guerra de Granada se desenvuelve por la agreste Serranía de Ronda con un despliegue de medios sin igual en la historia, mientras, uno a uno, los preciados granos de esa granada pasan de manos musulmanas a manos cristianas.
Ecos de cruzada recorren Europa entera al clamor de la guerrra contra el infiel, y son numerosos los aventureros que cruzan los Pirineos en busca de oportunidades y gloria. Uno de estos es sin duda Nicolás de Popielovo, un extrevagante caballero polaco de cuya obra y milagros sabemos por "España vista por los extranjeros" de J. García Mercadal.
Se le define como hombre de escasa estatura aunque muy fuerte, como demuestra en los torneos que participa manejando una enorme lanza, "poco amigo del bello sexo", "en mi vida me haya gustado mucho el dar besos a las mujeres".Viaja en una carreta con su caballo de batalla y dos esclavos negros, regalo del rey de Portugal.
Popielovo hace en su relato curiosos comentarios de las costumbres de los lugares por los que pasa, llegando a opinar incluso de los usos de la corte de los reyes Católicos. Precisamente su intención es hacerse ver por el Rey Fernando, hecho que tarda en ocurrir por que el rey piensa que es otro que viene a pedirle algún favor.
En el monográfico de los hermanos de las Cuevas, se dice que "llega a Setenil el 13 de Octubre desde Sevilla...de Sevilla a Setenil, en el Reino de Granada, hay 16 millas. El rey de España, con 8000 hombres de infantería y 4000 de caballería puso sitio a aquella ciudad edificada en una montaña con un fuerte y muy sólido castillo. Allí fué donde encontré al rey por primera vez".
En principio, la fuente que se maneja en el monográfico es la obra de Mercadal, donde se puede leer que Nicolás de Popielovo, "Viniendo de Portugal, desembarcó en Lepe, villa de la provincia de Sevilla, en el rio Saltes, en tiempos de los Reyes Católicos, a los que encontró ante la ciudad de Sitivil (Setenil de las Bodegas), siguiéndoles a Sevilla en donde visitó al cardenal Mendoza", así pués, no tenemos razón para dudar que el encuentro entre este curiosos personaje y el rey Católico se produjera en Setenil, muy posiblemente cuando aún estaba en manos musulmanas.
Imaginamos por tanto esa curiosa escena en el real de San Sebastian, donde nuestro protagonista presenta credenciales a Don Fernando con la única intención de conocer a tan importante príncipe. Buena sensación debió de causarle desde luego al monarca porque cuando se percata de que no se trata de ningún pedigueño, "le hace volver en su propia comitiva hacia Sevilla y, al despedirse, le manda de regalo a la posada cien doblones y dos corceles de guerra", según relata Javier Liske en "Viajes de estranjeros por España y Portugal en los siglos XV,XVI y XVII" de 1878.
Por aquellos días de 1484, Setenil de las Bodegas estaba sin duda en el candelero de la historia.
Fuentes:
España vista por los extranjeros. J.G Mercadal. 1883. pag 200
Viajes de extranjeros por España y Portugal. javier Liske. 1878
Setenil de las Bodegas. Monografía de José y Jesús de las Cuevas.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Setenil en el Manuscrito Carmesí


En el año de 1482, en los albores de la Guerra de Granada, el reino de la Alhambra se desangra en una sangría fraticida de la que saben aprovecharse los Reyes Católicos. Las banderas de Muley Hasan y su hermano El Zagal cabalgan contra las de Boabdil.
Así imagina Antonio Gala, en su premiado Manuscrito Carmesí, estos episodios históricos en boca de un melancólico prícipe granadino que empieza a vislumbrar la pérdida de su reino:
"...A principios de otoño, mi padre y mi tío...para no reconocer que habían sido derrotados del todo, corrieron por Setenil y por Cañete, arrasando sus guarniciones. Cañete fue reconquistada enseguida por el adelantado de Andalucía, Pedro Enríquez, que la fortificó y la replobló; Por el contrario, a pesar del ataque del Marqués de Cádiz, Setenil quedó en manos nazaríes, pero, ya no todas las manos nazaríes pertenecen ya al mismo cuerpo, me dije con tristeza cuando me lo anunciaron" Según Gala, los defensores de la fortaleza de Setenil, los herederos del El Cordi no lo olvidemos, optaron en esta guerra civil entre las dos facciones nazaríes por la experiencia y hortodoxia de Hasan y su hermano. Duros tiempos se avecinaban para el reino, y los enriscados moros setenileños preferirían enfrentarse a los cristianos cabalgando junto al Zagal. La ciudad de Granada y su Alhambra quedaban muy lejos de estas escarpadas serranías.
Como todos sabemos, de nada les serviría dos años después.
Fuente; El Manuscrito Carmesí. Antonio Gala. Premio Planeta 1990.
Para saber más: La Conquista de Granada. El final de los reinos de Al-Andalus. Artículo de Milagros Soler.