sábado, 26 de mayo de 2012

Tiempo y paisaje

   
La nitidez de una mañana de otoño nos deja una paleta de ocres y amarillos, de árboles desnudos y verdes incipientes. Las nieblas blancas de un frío amanecer de invierno, las cortinas de vaho que ascienden con los primeros rayos de sol, las caprichosas formas de las nubes, el esplendor de un mar de verde sobre un cielo azul hasta la paulatina maduración del grano que ya en la tardía primavera nos anuncia el estío. Unos hombres pasan por la vereda con una rehala de mulos, un tractor, la soledad de los parajes agrarios, el sol de la tarde que marca la silueta del observador extasiado con el rojo furtivo, como un disparo, de la amapola, las labores del campo, el avenate encrespado como un mar revuelto, el paso de las estaciones, la inevitable parsimonia de los días en definitiva.
Resulta muy recurrente la sucesión de imágenes de un mismo lugar u objeto en distintos lapsos de tiempo. El cine y la fotografía están llenos de esto de que les hablo, muchas veces a modo de experimento, otras como el resultado final de un proceso. La cámara es fedataria de la realidad, no juzga ni opina, siempre desde luego nos queda la idea del paso del tiempo, de que nada es eterno y que todo parece efímero, el eterno discurrir de los años, los días, las horas.
Si esta sucesión de imágenes o escenas la hacemos sobre un paisaje urbano, resulta espectacular el trasiego de gente, la paradoja de una vida vertiginosa y monótona a la vez. Si se trata de un paisaje rural, el tránsito es infinitamente menor y sólo el mero paso de un vehículo nos llama la atención, sin embargo son otros matices los que abordan nuestros sentidos; esa sucesión de colores que nos transmiten sensaciones casi físicas.

Fotos: Manchón de Rosas. Setenil de las Bodegas.

Marcha solidaria en Setenil


La asociación de discapacitados de Setenil "Sonrisa Libre" en colaboración con el Ayuntamiento y los clubs deportivos Artanaca y Saltalindes, han organizado una marcha solidaria para el domingo 17 de Junio. La incripción es de tan sólo de 9 €  que irán a beneficio de dicha asociación y el plazo es hasta el día 13.
El evento pretende convertirse en un acto deportivo y festivo, con sorteos de regalos, paella en la meta y otros actos, ¡una ocasión perfecta de pasar un buen día y ayudar a esta asociación setenileña  que tanto nos necesita!
¡Salud amigos!

viernes, 25 de mayo de 2012

cinco niñas y un mulo


Siempre he pensado que hay que tener muy buena técnica y estar muy inspirado para hacer la fotografía perfecta. Cualquier profesional nos dirá que las máquinas digitales, pese a facilitar mucho las cosas, no son las más adecuadas para sacar una imagen de una calidad excepcional, aquella que sea capaz de pasar el umbral de lo meramente utilitario para convertirse en arte. La instantánea de estas niñas que se dejan retratar alrededor de un paciente muleto parece estar descuadrada, alguna se asoma al objetivo como de soslayo y aún así  la imagen parece tener vida, como si contara una historia y las protagonistas nos hablaran desde la lejanía de un tiempo que ya se fue.
Algún día volverán esas viejas cámaras que parecían guardar en su interior el secreto para captar el alma de las cosas, que simplemente eran capaces de robarle un instante al tiempo.

martes, 22 de mayo de 2012

El Manchón de Rosas



Casi medio centenar de rosas blancas han eclosionado en la primera luna de mayo, justo en la vieja linde de piedra donde antaño se alzaba un majestuoso almendro. Rosas blancas que contrastan con el verde apagado del avenate y el azul de un cielo salpicado de nubes.
Al fondo los encinares de la Mata de Vargas y la silueta inconfundible del cortijo del Manchón de Rosas, un entorno rural y agrario a tan solo unos metros del casco urbano de Setenil.
Mayo florido que gracias a las últimas lluvias se ha convertido en el cenit de esta tardía primavera.

domingo, 20 de mayo de 2012

Hasta el cuarenta de Mayo, no te quites el sayo



Aunque el tiempo anda algo loco, muchas veces el refranero acierta y nos avisa por ejemplo de esto, de que aunque estemos bien metidos en mayo  aún no es verano y nos podemos encontrar con días como estos de lluvia y  frío.
¿Que hubiera pasado si la romería se hubiese celebrado este fin de semana? ¿Se imaginan hoy domingo resguardados del aguacero bajo una encina? Bueno, esto es lo que tiene la imprevisible primavera, que un día nos da un aviso de lo será un tórrido verano y a la semana siguiente, cuando ya el personal anda en chanclas limpiando las piscinas, se lía a llover.
¡Salud amigos!

jueves, 17 de mayo de 2012

Un águila posada en el nogal



Hace unos meses, cuando aún andábamos embutidos en abrigos y un gélido viento barría los llanos del Alambique, un estudiante del IES se preguntaba en su redacción por ese viejo nogal que se despereza con sus brazos nervudos frente a mi ventana. ¿Brotarán ramas verdes esta primavera? ¿Será talado para arder en la candela? Inquiría.
Todos los años por estas fechas yo mismo me hago la misma pregunta. Me pongo bajo sus cerca de cinco metros hasta la cruz para ver si esa rama, la única que revienta en verde todos los abriles, ha aplazado un año más su ineludible cita con la eternidad y nos regala un manto de ovaladas hojas teñidas de esmeralda.
Y allí están, escasas y menguadas rodeadas de los secos esquejes que antaño buscaban rozar el azul del cielo, valientes y decididas como una mancha de verde esperanza sobre la inmensa mole de un cuerpo comido por la podredumbre, un pámpano de hojas que nos recuerdan que la vida se agarra a la vida porque es lo único que tiene.
El periódico brotar de los árboles en primavera es uno de los espectáculos más fascinantes que nos puede ofrecer la naturaleza, pero si se trata de un árbol centenario y fieramente enfermo como este, su resurgir nos llena de alegría y esperanza, como ese olmo seco que sirviera al inmortal Machado para cantar el anhelo de felicidad de su propio corazón.
Quizás un nido no encuentre entre su escaso ramaje la necesaria protección contra las inclemencias del viento y el sol, pero sus brazos sirven de descansadero a estorninos, charros y zorzales, de escenario para los amores de los gorriones y privilegiado altar para las secretas confidencias de dos palomas turcas, tablado para la exhibición de un cuco que con espasmos de acróbata trata de seducir a una pajarita e inigualable puesto vigía para los calíces.
Hoy, un águila calzada que tiene residencia en los eucaliptos del Nogalejo, ha usado mi viejo nogal como oteadero. Majestuosa se ha posado sobre una rama seca soportando imperturbable el incordio de multitud de pajarillos. Incluso los cernícalos han huido para buscar refugio bajo las tejas de una construcción vecina.
He conseguido sacarle algunas fotos bajo la penetrante mirada de sus ojos amarillos, atenta y vigilante a mis movimientos hasta que haciendo un escorzo se dejó caer para refugiarse en dos aleteos entre los chopos del Almendral.
Una pareja de calzadas anida todos los años en el Nogalejo. El año pasado lograron sacar un pollo que un día de septiembre, a las llamadas de sus padres, se tiró del nido para surcar torpemente los aires. Los cuervos les siguen graznándoles tratando de echarlas de su territorio y ellas se revuelven furiosas con las garras hacia arriba.
A finales de verano, cuando las primeras señales del otoño empiecen a soplar desde El Tejarejo, darán un último vuelo sobre su mundo delimitado por esos eucaliptos del Nogalejo, los chopos del Alemendral y ese nogal que todas las primaveras se empeña en burlar a la muerte, para emprender de nuevo el camino hacia sus cuarteles de invierno.
Un año más, joven amigo, el viejo nogal retoña en un pequeño racimo de hojas verdes, justo en los días en que, como todos los años, las águilas calzadas vuelven a sobrevolar los cielos de Setenil.





Para saber más:
El último rey del bosque. Setenil Rural

martes, 15 de mayo de 2012

Setenil, tan lejos, tan cerca


Tengo un conocido al que como a tantos otros setenileños le gustan los carnavales. Evidentemente me refiero a los Carnavales de Cádiz, porque nunca me ha dicho nada de los de Tenerife o esos concursos de drags queen ni nada por el estilo. A él lo que le gustan son las chirigotas y las comparsas, los pasodobles y cuplés, el tipo, la gracia de un buen cuarteto o el ritmo de un alegre popurrí.
Este conocido mío se llega todos los febreros a la Tacita de Plata, cuando puede, evidentemente, cuando los gaditanos se han ido a Chiclana a comer pescaito frito y dejan la ciudad a la gente de fuera.
Después de carnavales viene alguna comparsa a Setenil para dar una actuación en La Plaza. Con mis propios oídos he llegado a escuchar alguna coplilla donde he creído notar cierto tufillo irónico hacia los pueblos de su provincia, y ojo, la gente partiéndose las manos aplaudiendo: ¡que arte picha! ¡Que gracia hay en Cádiz!
Mi amigo va por el mundo y cuando le preguntan su lugar de procedencia dice que es de Cádiz; ¿De Cádiz dices que eres? Y van, le sacan la guitarra del armario y se la ofrecen para que se cante una coplilla. Es entonces cuando espeta eso tan socorrido de que es de Cádiz, pero de Cádiz pa dentro, que es lo mismo que decir que en Setenil no tenemos gracia ni para hacerle los coros al lalala de la Masiel.
Hay un viejo refrán que dice que en Setenil ni artista ni artesano... y aunque la cosa desde luego parece que viene cambiando, estamos a años luz de ser un pueblo flamenco y rumboso. De hecho, mi amigo, ese al que tanto le gustan los Carnavales de Cádiz, lleva regular lo de cantar en público, aunque alguna vez se arrancara repicando con los nudillos en el mostrador al ritmo del tres por cuatro, eso sí, muy bajito. Lo del ADN, ya saben.
El asunto del arte se lo dejamos a nuestros vecinos de Alcalá del Valle o incluso de Arriate, que aún siendo de la provincia de Málaga, le dan a la percusión y al viento mucho mejor que nosotros, como demuestra la cantidad de grupos y agrupaciones musicales que tienen. Así pues, somos gaditanos, pero unos gaditanos un poco sosillos, ¿no creen?
El caso es que la capital nos queda algo lejos, tanto, que se tarda menos en llegar de Cádiz a Tánger que de Cádiz a Setenil, eso al menos se desprende de este artículo de la revista Andalucía Solidaria, Cádiz y Marruecos, la importancia de la proximidad, donde se detallan las bases por las que el norte de Marruecos ha sido tradicionalmente una de las zonas prioritarias de actuación de la Diputación de Cádiz: “la valoración que ha hecho siempre la Diputación de Cádiz es considerar a efectos de sensibilización o educación para el desarrollo, el norte de Marruecos como una parte de la provincia de Cádiz. Está más cerca de la Capital que muchos de los pueblos de la provincia, por lo que a nivel de territorio es un análisis acertado. Se tarda menos en ir de Cádiz a Tánger que en llegar a pueblos de la sierra como Setenil o Alcalá del Valle”. Así, Setenil está mucho más cerca de Málaga, de cuya provincia llegó a formar parte, o incluso de Sevilla, a la que vicisitudes históricas relacionadas con la conquista parecían habernos unido en un principio. Pero no, pertenecemos a la provincia de Cádiz, no sabemos muy bien porqué, pero somos tan gaditanos como lo gente de Trebujena o la misma Tacita de Plata. La cuestión estaría ahora si en estos tiempos de crisis, cambiamos de capital, la ponemos un poco más cerca o esperamos que el norte de Marruecos, ese que está más cerca de Cádiz que esta misma de los pueblos de su sierra, nos convierta a nosotros en objetivo prioritario de sus acciones solidarias. ¿Qué opinan los pescadores de Algeciras, Barbate o la misma Cádiz del asunto? ¿Enviará el Reino Alauí ayudas a la provincia de Cádiz para paliar los efectos de la crisis?  Todo se andará.
Mi amigo, que es oficial ¡de primera! (en paro, claro), por lo pronto ha echado un curriculum para una empresa que trabaja en Tánger. Dicen que desde Estepona o Algeciras son visibles las nubes de polvo que levantan las obras en Marruecos. Nuestros vecinos del sur han aprendido de nosotros que ahí precisamente está el progreso: en devastar su costa para levantar bloques de hormigón, en talar sus bosques de litoral y destrozar sus hasta ahora playas vírgenes para construir puertos deportivos, urbanizaciones de lujo, aeropuertos... ya saben, el progreso, la construcción, los concejales de urbanismo... todo eso que ha nosotros nos ha hecho un país tan rico y tan próspero.
La otra opción que tiene este conocido mío es emigrar a Suiza como ya hicieron sus padres y tantos andaluces están haciendo ahora, pero esta idea no le convence mucho que ese país está muy lejos, hace mucho frío y dicen que la gente es muy desaborida. Le convence más lo de Marruecos. Mi amigo aprendió algo de francés en el colegio y eso viste mucho en el curriculum, aunque le han dicho que en Tánger todas las personas mayores hablan español de cuando el Protectorado, que ya ha llovido. Además, con la tele por satélite estará como en casa pues todos los domingos podrá ver a su Madrid del alma, y con un poco de suerte, cuando llegue febrero, si viene el viento de poniente podrán oír en la obra los tenues rumores de un pasodoble o un cuplé, por si el Canal Sur no se ve en Marruecos.
Luego, cuando esté trabajando en Tánger y como la cosa está que cruje en el resto de la provincia de Cádiz, sus compañeros de la costa podrán ir y venir todos los días de su casa al trabajo, como están tan cerca, pero él no creo que pueda. De todas formas a mi amigo, aunque es gaditano, no le gusta mucho el agua y en el barco se marea porque Setenil ya se sabe, que es Cádiz, pero Cádiz pa dentro.
"¡Ay! vaporsito de Cádiz cuando en ti navego, cuando en ti navego..."
¡Salud amigos!
Fuente: Andalucía Solidaria, Cádiz y Marruecos, la importancia de la proximidad. Diputación de Cádiz. 26 de Marzo de 2012.

Tórrida Romería en Setenil



Promete este implacable solano agostar prematuramente el verdor de una primavera tardía que nos hemos encontrado en Mayo, fruto de esos cuarenta litros que cayeron hace unos días y que hoy, bajo este sol implacable, resulta un viejo recuerdo de suave frescor. Tórrida romería como hace años que no se veía, de caminos polvorientos y trigales menguados, que sólo a la tarde, muy a la tarde, a la hora de las sombras largas y gracias a la suave brisa que bajaba de la estación, dio un respiro a hombres y bestias. Bajaba yo el camino de Escalante a contra mano, saludando a cuantos me encontraba en la vereda y me fijaba en las caras sucias y desencajadas de aquellos que andaban bajo el calor de las cuatro de la tarde, y eso que ha esas horas ya enfilaba San Isidro el tramo más fresco de su itinerario, ese se adentra entre quejigos y encinas hasta el Puerto del Monte. Y es que se lo vengo diciendo a los romeros, que a quien madruga dios le ayuda y que hay que acelerar el paso en la Cañada Real hasta llegar al menos al final de la Mata de Vargas, pero bueno, eso es la romería, algunos años hay que vadear arroyos salidos de madre y otras caminas bajo un sol implacable.
En el camino me encuentro con mi amigo Pepe que desde el caballo me da un abrazo y yo me acuerdo de ese año en el que haciendo un alarde cayó de manera muy cómica y alegre, que cada uno se baja como quiere, y se me vienen a la cabeza aquellas romerías de entonces...¡Dios! que agotadora puede llegar a ser una romería. Dejaremos la crónica para otro día.
Precisamente hoy, a 15 de Mayo ¡Viva San Isidro!

jueves, 10 de mayo de 2012

Romería de Setenil años cincuenta


En algún lugar de la Venta de Leches, rodeados de olivos, a media sombra y mantel en el suelo, esta familia se dispone a dar buena cuenta de su almuerzo de romería. En la imagen, podemos ver a José Villalón con su mujer Isabel y sus hermanas Josefa, Mena y Encarna, Ordóñez un amigo íntimo y algunos niños. Los mulos o borricos para el transporte de personas e intendencia seguramente amarrados  bajo un árbol.
La foto como muy tarde de principios de los años cincuenta, quizás una de las primeras romerías que se celebraron en el campo, aunque he de reconocer que esa pendiente me desconcierta un poquillo para poder ubicar el lugar.
Evocadoras imágenes que nos dan una idea de la esencia popular, festiva y campestre de la Romería en honor a San Isidro en Setenil de las Bodegas.
Pues nada amigos, que estamos en Romería. Vamos a pasar bastante calor  por esos campos por lo que habrá que regar la garganta con abundante vino fresco, que es lo que pega.
Ya saben, si me ven por el camino no dejen de invitarme a una cervecita o a un trago de la bota.
¡Salud amigos! 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Romería de Setenil: Camino de la Venta de Leches


Ya hace años de esta Romería, ¿años cincuenta? ¿Los sesenta quizás? Jóvenes jinetes a lomos de equinos ricamente enjaezados. Nada de trajes de cortos ni sillas vaqueras sino jáquimas, galápagos y otros apareros para mulos y borricos.
Las pitas que hay al borde del camino no dejan lugar a dudas, quizás a la altura del Secanillo o Las Viñas Altas camino de la Venta de Leches, el lugar donde tradicionalmente  se ha desarrollado la Romería de Setenil desde sus inicios en 1949, que ya ha llovido. 

sábado, 5 de mayo de 2012

Restauración de la Iglesia de Setenil



En el Blog de la Parroquia de Setenil de las Bodegas, nuestro amigo Ramón, pastor de almas y párroco de cabecera de esta vieja villa, nos ofrece un amplio reportaje de la restauración de La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, sin duda el edificio más emblemático del patrimonio histórico-artístico de Setenil de las Bodegas.
Con la restauración de este templo, con la que ya se ha realizado del Torreón y quedando a la espera de un proyecto para la ermita de San Sebastián, Setenil garantizará la continuidad en el tiempo de unos edificios que forman parte de la representación iconográfica que nos podemos hacer de nuestro pueblo, de su historia y su tradición popular.
He seleccionado estas tres imágenes de las obras por su belleza y particularidad; El armazón de madera de la cubierta que deja la bóveda al descubierto, el andamiaje dentro del templo, que nos da una perspectiva inédita desde arriba, y las impresionantes vistas que hay desde la cornisa que conocemos como el caminito de la reina.
Desde luego un fantástico reportaje que servirá conocer muchos de los secretos que guarda la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación en Setenil de las Bodegas.
¡Salud amigos! en este lluvioso sábado de mayo.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Setenil es de cine (II): La ventana Indiscreta




En Cuevas del Becerro hay una fuente detrás de un pequeño monte de piedras blancas, creo que la llaman la Fuentezuela. El agua baja por una acequia que la lleva hasta el pueblo mientras en el camino empedrado, entre chopos y llorones, se forman estanques donde deambulan carpas y ranas. Unos muchachos se fuman un cigarro en alguno de los banquitos que se posicionan en el recorrido. La fuente propiamente dicha está cubierta de musgo. Si abres la mano y aprietas contra la piedra se queda marcada durante un rato hasta que vuelve a su posición original. Se puede decir que el sitio es encantador. Supongo que no sólo nos llegamos a la Fuentezuela para recoger agua potable, sino también a pasar un rato en un lugar agradable y fresco, rodeados de árboles y embargados por el piar de  los pájaros y el ruido constante del agua en su discurrir.
En Setenil apenas quedan fuentes. Si conoces los caminos y recodos las puedes encontrar por el campo, en un pozo, una pila o saliendo de la misma piedra. Algún pastor o caminante se encarga de mantenerla en buen estado; le roza de maleza, la limpia de arena, le hace un brocal más largo con una lata y un alambre. En algunos casos el agua no es potable, o al menos eso dicen, ya que está contaminada con purines o restos de pesticidas. Antes podías coger agua en el Cañuelo, El Bañuelo y los Caños, ahora estas entrañables fuentecillas a las afueras del pueblo están ahogadas en marasmos de zarzas, toneladas de tierra de una greera o la escombrera de alguna obra.
Pasamos por La jabonería y vemos ese sucio colchón apoyado en una albarrá. Lo conocemos desde hace tiempo y es como de la familia. Esas manchas de humedad le confieren algo parecido a un rostro y en su humanidad figurada parece como si nos sonriera al pasar.  Andamos por uno de los lugares más sorprendentes de Setenil; La Villa, el Torreón, los tajos.  La iglesia anda de restauración y las traviesas de madera de la bóveda figuran una columna dorsal. Si te asomas al río puedes ver una maraña de cables, hierros, hormigón y farolas arrumbiadas. Muchas veces es necesario un cambio de perspectiva para ver las cosas, para ver los matices que en ocasiones se nos escapan.
En la calle Herrería nos cruzamos con una pareja de turistas. Ella lee el cartel que hay frente a la Torre del Espigón mientras él le dice a alguien por el teléfono algo sobre el pueblo: “¡Quiyo! esto es increíble, que pueblo más bonito”. Yo sonrío y pienso que tiene razón. Muchas veces me veo tentado a intervenir, a decirles ¡si que es bonito! Que yo soy de allí, pero no, no debemos interferir en el orden natural de las cosas. Hay que pasar a su lado como si fuéramos un grupo más de turistas.
Algunos domingos por la tarde paso un buen rato en una cafería. No es un lugar especialmente singular pero te puedes sentar junto a un balcón que da al río y la calle Triana. Desde allí me entretengo viendo a la gente pasar. Los paisanos van rápidos y decididos, los turistas andan tranquilos y sosegados, sin rumbo fijo, mirando aquí y allá, haciendo fotos. La mayoría se asoma desde la pasarela al río donde la maleza se empeña en tapar los desdentados muretes de hormigón. Unos niños señalan a sus padres una señal de tráfico que algún gamberrete tuvo en gana arrojar al cauce. Desde luego se nota el año que no hemos tenido una buena riada.




Algunos hacen fotografías a la Villa, al Carmen, a la vieja Casa Grande, a las rejas de forja, a las hojas de madera y goznes de hierro,  antiguo vestigio del Setenil serrano bello en su decadencia. Otros pasan a la otra orilla y se detienen en una fachada decorada con alegres dibujos, una palmera, unas estrellas, un sol. Resulta curioso, por algún tiempo un sol radiante fue el escudo de Setenil. Luego, ese visitante volverá a su casa y escribirá en un blog de viajeros; “... nos pasamos por Setenil, un pueblo sin mucha gracia pero donde encontramos imágenes tan surrealistas como esta, como si estuviésemos en Miconos” (refiriéndose a ese simpático solete que decora la pared).
 Muchas veces he creído identificar por sus comentarios a este o aquella persona que vi desde ese balcón. Ellos creen que nadie les observa, que andan en total anonimato, y sin embargo escudriñadores ojos le siguen desde puertas y ventanas, quizás, al volver la cabeza repentinamente noten el correr de una cortina.
Otra vez leí en un blog de moteros la historia de un señor que, admirando la inverosímil arquitectura de un inodoro bajo el tajo, fue interpelado por el dueño del establecimiento para que orinara en el río si no consumía. Perplejidad del visitante que lo cuenta todo con pelos y señales y perplejidad la mía, cuando en la portada y bajo el título de Viajes por la Andalucía Profunda veo la fotografía en la calle Herrerías de ese amigo Diego que tan dado era a charlar con los visitantes.
En otro blog, un amigo nos cuenta su visita a mediados de julio en uno de esos días en el que las piedras echan humo. Pide en un bar gazpacho pero no hay y el camarero lo convence para que se coma una ración de queso manchego. Hilarante resulta leer las dificultades que pasa el viajero para tragar esos pegotes pastosos y fundidos. Quizás lo hayas visto sentado en una terraza, colorado, enjugándose el sudor con un pañuelo y pegando largos tragos de acuarius para ver si era capaz de bajar la bola que se le había quedado pegada entre el paladar y el esternón.
Para este amigo, Setenil siempre será el pueblo donde por poco se ahoga tratando de deglutir una ración de queso manchego.
Luego vemos en la red otros comentarios; pueblo de increíble arquitectura, una pesadilla arquitectónica, lección de geología al aire libre, hábitat troglodítico, la gente vive literalmente bajo toneladas de roca, lo de la masita de chorizo... copiar y pegar, al menos dicen cosas positivas. En un viaje reciente de un grupo de escolares a Setenil, la impresión general era ¡la humedad!..hombre claro, pienso yo, es que andáis bajo cuevas y tajos y además está lloviendo. Pasan bajo las Cuevas de la Sombra, indiferentes suben a La Villa y se asoman al Lizón. La profesora, algo indignada, rehúsa contarles lo del bombardeo por la artillería de los Reyes Católicos. Puede que alguna vez te haya pasado lo mismo, que hayas llegado tan cansado a un lugar que todo te parece lo mismo. Piensan estos jóvenes que el pueblo está vacío, que aquí no vive nadie, y sin embargo todos los hemos visto pasar soñolientos por la calle.
De nuevo nos visita la televisión. Los realizadores se quejan de cierta apatía y desgana, como si la gente no quisiera salir en el programa. El pueblo está como triste, y lo que se busca dar una imagen de optimismo en estos tiempos de crisis. Lo de la tristeza es normal; medio pueblo anda deprimido por que han eliminado al Barsa de la Champion y otro medio por lo propio con el Madrid... la cosa no está para fiestas. Además, en cierto modo el desdén forma parte de nuestro ADN.
Pienso yo que en vez de preguntar tanto y tratar de llevarlo todo tan preparado, deberían patearse el pueblo, andar de aquí para allá, hablar y conversar con el personal, sacar a la gente normal haciendo cosas normales; Gente paseando, llevando a los niños al colegio, comiendo pipas en los banquitos del paseo, poniendo copas en un bar... dejar en definitiva que las cosas salgan por sí mismas. Algún día los periodistas deberían hacer un reportaje de Setenil de abajo a arriba, no de arriba abajo como suele suceder.
En fin, rodajes por las calles, poca actividad para un día de diario, alguien se vuelve para que no lo filmen, algunas señoras fisgonean el trasiego de gente fingiendo que barren el sanjuán de su casa. Miradas furtivas por las ventanas, el operador nota como si millones de ojos se le clavaran en la nuca. El cazador, el que todo lo capta con su cámara, cazado, escrutado de arriba a bajo. Mejor será que no te metas el dedo en la nariz.
La inmediatez de la vida moderna, destellos fugaces de realidad. No hay tiempo para los detalles y los matices ¿Acaso es posible conseguir siquiera un esbozo de algo en tan breve lapso de tiempo?
Un día me encuentro al equipo rodando por las calles. Ahora están en la plaza de abastos, alguna entrevista, las mujeres no pueden contener la risa. Sigan, sigan comprando, no miren a la cámara,  vocean desde atrás. Me llevo una alegría; gente normal haciendo cosas normales, esa es la idea.
Lo dicho, muchas veces es necesario cambiar de perspectiva.

3 de Mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa