miércoles, 2 de mayo de 2012

Setenil es de cine (II): La ventana Indiscreta




En Cuevas del Becerro hay una fuente detrás de un pequeño monte de piedras blancas, creo que la llaman la Fuentezuela. El agua baja por una acequia que la lleva hasta el pueblo mientras en el camino empedrado, entre chopos y llorones, se forman estanques donde deambulan carpas y ranas. Unos muchachos se fuman un cigarro en alguno de los banquitos que se posicionan en el recorrido. La fuente propiamente dicha está cubierta de musgo. Si abres la mano y aprietas contra la piedra se queda marcada durante un rato hasta que vuelve a su posición original. Se puede decir que el sitio es encantador. Supongo que no sólo nos llegamos a la Fuentezuela para recoger agua potable, sino también a pasar un rato en un lugar agradable y fresco, rodeados de árboles y embargados por el piar de  los pájaros y el ruido constante del agua en su discurrir.
En Setenil apenas quedan fuentes. Si conoces los caminos y recodos las puedes encontrar por el campo, en un pozo, una pila o saliendo de la misma piedra. Algún pastor o caminante se encarga de mantenerla en buen estado; le roza de maleza, la limpia de arena, le hace un brocal más largo con una lata y un alambre. En algunos casos el agua no es potable, o al menos eso dicen, ya que está contaminada con purines o restos de pesticidas. Antes podías coger agua en el Cañuelo, El Bañuelo y los Caños, ahora estas entrañables fuentecillas a las afueras del pueblo están ahogadas en marasmos de zarzas, toneladas de tierra de una greera o la escombrera de alguna obra.
Pasamos por La jabonería y vemos ese sucio colchón apoyado en una albarrá. Lo conocemos desde hace tiempo y es como de la familia. Esas manchas de humedad le confieren algo parecido a un rostro y en su humanidad figurada parece como si nos sonriera al pasar.  Andamos por uno de los lugares más sorprendentes de Setenil; La Villa, el Torreón, los tajos.  La iglesia anda de restauración y las traviesas de madera de la bóveda figuran una columna dorsal. Si te asomas al río puedes ver una maraña de cables, hierros, hormigón y farolas arrumbiadas. Muchas veces es necesario un cambio de perspectiva para ver las cosas, para ver los matices que en ocasiones se nos escapan.
En la calle Herrería nos cruzamos con una pareja de turistas. Ella lee el cartel que hay frente a la Torre del Espigón mientras él le dice a alguien por el teléfono algo sobre el pueblo: “¡Quiyo! esto es increíble, que pueblo más bonito”. Yo sonrío y pienso que tiene razón. Muchas veces me veo tentado a intervenir, a decirles ¡si que es bonito! Que yo soy de allí, pero no, no debemos interferir en el orden natural de las cosas. Hay que pasar a su lado como si fuéramos un grupo más de turistas.
Algunos domingos por la tarde paso un buen rato en una cafería. No es un lugar especialmente singular pero te puedes sentar junto a un balcón que da al río y la calle Triana. Desde allí me entretengo viendo a la gente pasar. Los paisanos van rápidos y decididos, los turistas andan tranquilos y sosegados, sin rumbo fijo, mirando aquí y allá, haciendo fotos. La mayoría se asoma desde la pasarela al río donde la maleza se empeña en tapar los desdentados muretes de hormigón. Unos niños señalan a sus padres una señal de tráfico que algún gamberrete tuvo en gana arrojar al cauce. Desde luego se nota el año que no hemos tenido una buena riada.




Algunos hacen fotografías a la Villa, al Carmen, a la vieja Casa Grande, a las rejas de forja, a las hojas de madera y goznes de hierro,  antiguo vestigio del Setenil serrano bello en su decadencia. Otros pasan a la otra orilla y se detienen en una fachada decorada con alegres dibujos, una palmera, unas estrellas, un sol. Resulta curioso, por algún tiempo un sol radiante fue el escudo de Setenil. Luego, ese visitante volverá a su casa y escribirá en un blog de viajeros; “... nos pasamos por Setenil, un pueblo sin mucha gracia pero donde encontramos imágenes tan surrealistas como esta, como si estuviésemos en Miconos” (refiriéndose a ese simpático solete que decora la pared).
 Muchas veces he creído identificar por sus comentarios a este o aquella persona que vi desde ese balcón. Ellos creen que nadie les observa, que andan en total anonimato, y sin embargo escudriñadores ojos le siguen desde puertas y ventanas, quizás, al volver la cabeza repentinamente noten el correr de una cortina.
Otra vez leí en un blog de moteros la historia de un señor que, admirando la inverosímil arquitectura de un inodoro bajo el tajo, fue interpelado por el dueño del establecimiento para que orinara en el río si no consumía. Perplejidad del visitante que lo cuenta todo con pelos y señales y perplejidad la mía, cuando en la portada y bajo el título de Viajes por la Andalucía Profunda veo la fotografía en la calle Herrerías de ese amigo Diego que tan dado era a charlar con los visitantes.
En otro blog, un amigo nos cuenta su visita a mediados de julio en uno de esos días en el que las piedras echan humo. Pide en un bar gazpacho pero no hay y el camarero lo convence para que se coma una ración de queso manchego. Hilarante resulta leer las dificultades que pasa el viajero para tragar esos pegotes pastosos y fundidos. Quizás lo hayas visto sentado en una terraza, colorado, enjugándose el sudor con un pañuelo y pegando largos tragos de acuarius para ver si era capaz de bajar la bola que se le había quedado pegada entre el paladar y el esternón.
Para este amigo, Setenil siempre será el pueblo donde por poco se ahoga tratando de deglutir una ración de queso manchego.
Luego vemos en la red otros comentarios; pueblo de increíble arquitectura, una pesadilla arquitectónica, lección de geología al aire libre, hábitat troglodítico, la gente vive literalmente bajo toneladas de roca, lo de la masita de chorizo... copiar y pegar, al menos dicen cosas positivas. En un viaje reciente de un grupo de escolares a Setenil, la impresión general era ¡la humedad!..hombre claro, pienso yo, es que andáis bajo cuevas y tajos y además está lloviendo. Pasan bajo las Cuevas de la Sombra, indiferentes suben a La Villa y se asoman al Lizón. La profesora, algo indignada, rehúsa contarles lo del bombardeo por la artillería de los Reyes Católicos. Puede que alguna vez te haya pasado lo mismo, que hayas llegado tan cansado a un lugar que todo te parece lo mismo. Piensan estos jóvenes que el pueblo está vacío, que aquí no vive nadie, y sin embargo todos los hemos visto pasar soñolientos por la calle.
De nuevo nos visita la televisión. Los realizadores se quejan de cierta apatía y desgana, como si la gente no quisiera salir en el programa. El pueblo está como triste, y lo que se busca dar una imagen de optimismo en estos tiempos de crisis. Lo de la tristeza es normal; medio pueblo anda deprimido por que han eliminado al Barsa de la Champion y otro medio por lo propio con el Madrid... la cosa no está para fiestas. Además, en cierto modo el desdén forma parte de nuestro ADN.
Pienso yo que en vez de preguntar tanto y tratar de llevarlo todo tan preparado, deberían patearse el pueblo, andar de aquí para allá, hablar y conversar con el personal, sacar a la gente normal haciendo cosas normales; Gente paseando, llevando a los niños al colegio, comiendo pipas en los banquitos del paseo, poniendo copas en un bar... dejar en definitiva que las cosas salgan por sí mismas. Algún día los periodistas deberían hacer un reportaje de Setenil de abajo a arriba, no de arriba abajo como suele suceder.
En fin, rodajes por las calles, poca actividad para un día de diario, alguien se vuelve para que no lo filmen, algunas señoras fisgonean el trasiego de gente fingiendo que barren el sanjuán de su casa. Miradas furtivas por las ventanas, el operador nota como si millones de ojos se le clavaran en la nuca. El cazador, el que todo lo capta con su cámara, cazado, escrutado de arriba a bajo. Mejor será que no te metas el dedo en la nariz.
La inmediatez de la vida moderna, destellos fugaces de realidad. No hay tiempo para los detalles y los matices ¿Acaso es posible conseguir siquiera un esbozo de algo en tan breve lapso de tiempo?
Un día me encuentro al equipo rodando por las calles. Ahora están en la plaza de abastos, alguna entrevista, las mujeres no pueden contener la risa. Sigan, sigan comprando, no miren a la cámara,  vocean desde atrás. Me llevo una alegría; gente normal haciendo cosas normales, esa es la idea.
Lo dicho, muchas veces es necesario cambiar de perspectiva.

3 de Mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa

14 comentarios:

  1. EMHORABUENA RAFAEL, como tu sabes las cámaras me llamaron al menos cuatro veces al igual que a ti , termine diciéndoles que no , en parte por lo que comentas y otras cosas,en Setenil existen muchas cosas y muy bonitas, no siempre lo mismo y más de lo mismo, aburrido no, saludos.

    ResponderEliminar
  2. Por mi negocio trato con mucho forasteros y no siempre hablan bien de Setenil. Dicen que es bonito pero está sucio y abandonado. Una lástima porque todos los pueblos sacan un aprovechamiento de sus lugares.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Sucio y abandonado lleva 30 años, y mientras..... saludos.

    ResponderEliminar
  6. Estimados amigos, siento haber eliminado dos comentarios en el Día Internacional de la Libertad de Prensa, pero tengo por costumbre no publicarlos cuando son ofensivos o se expresan con palabrotas. lo siento, no es mi estilo y no me gusta.
    Si lo desea, puede escribir lo mismo sin decir palabras malsonantes y le prometo que será publicado.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Y el Río, que pena.

    ResponderEliminar
  8. Le gente de fuera también comenta las horribles construcciones y feos zócalos que afean la paisaje urbano de nuestro pueblo. Setenil ha empeorado su imagen de pueblo blanco si nos comparamos con otros como Grazalema, Zahara o El Gastor. Saludos

    ResponderEliminar
  9. Hola Rafa , la verdad que ya lo hemos hablado mas de una vez, nos conformamos con lo que tenemos y la verdad es que hay muchas, mejor dicho, muchisimas cosas que habia que arreglar, empezando por donde tu y yo sabemos.

    ResponderEliminar
  10. Soy hijo de setenileños que vivo en Madrid y vengo todas las vacaciones al pueblo, y puedo asegurar que ahora mismo está muy estropeado. Me dicen los vecinos de la urbanización donde tenemos la casa que hay mucho gamberrismo y no hay dinero para limpiar las calles. Mi mujer es de fuera y dice lo mismo. Antes las mujeres limpiaban las calles como mi abuela, pero ahora creo que no. Una pena de mi pueblo.
    Un saludo a todo Setenil.
    Antonio M.

    ResponderEliminar
  11. Ahí va mi comentario, buscando el Giness, la docena de comentarios. Enhorabuena Rafael, hoy te has salido, te lo tienes bien currado. Me ha gustado tu expresión de que algunas señoras fisgonean fingiendo que barren el sanjan? de su casa. Saludos amigo.

    ResponderEliminar
  12. Sin animo de pelotear creo sinceramente que este blog es de lo mejor que se ha hecho por la cultura en nuesto pueblo.

    Un saludo y sigue así

    ResponderEliminar
  13. Lo de Setenil es de cine ¿por qué Rafa?

    ResponderEliminar