jueves, 25 de junio de 2009

El Cura Lobo: Un Guerrillero en Setenil

Me van a perdonar ustedes pero vamos a dar un salto de siglos en la historia y nos vamos a plantar en los albores del siglo XIX, en plena Guerra de la Independencia, cuando los franceses andaban por estos andurriales metiéndonos la liberté, igualité y fraternité por donde la espalda pierde su casto nombre. ( me recuerda esto a otra guerra mucho más reciente).

Así, dejamos por el momento a ese Setenil recién conquistado que se desparrama fuera de sus murallas, a los hidalgos, sus pleitos y sus archivos pendientes de ser retomados, que la cosa lo merece. La actualidad manda, y la Guerra de la Independencia está muy de moda con el tema de su bicentenario.

Después de varios siglos de humildes y provincianas crónicas, Setenil y su comarca vuelven a asomarse a la historia durante la invasión de España por los franceses, donde nuestros valles y montes sirvieron de escenario a esa estampa tan romántica y nuestra de la guerra de guerrillas contra el invasor. No vamos a tratar en esta entrada de la razón por la cual los ejércitos de Napoleón irrumpieron a saco en España, pero el caso es que este episodio histórico ha sido considerado por no pocos historiadores como el verdadero inicio de una auténtica conciencia nacional española, curiosamente idéntica en toda nuestra geografía, sirviendo como elemento cohesionador el odio al invasor y el amor a nuestras costumbres. Lástima que la proverbial impericia de nuestros gobernantes, con su rey a la cabeza, no hiciera buen uso de esta chispa, y convirtieran entre todos al siglo XIX en el más desastroso de nuestra historia.

El caso es que los franceses plantaron las Águilas Imperiales en la Serranía de Ronda, ocuparon nuestros pueblos y ciudades y aplicaron un férreo control a la vida diaria de los serranos. Sirva de base para nuestro relato el siguiente documento extraído de la publicación BAETICA de la Facultad de Filosofía y Letras de la UMA, titulado Vida Cotidiana en Ronda durante la Ocupación Francesa, ponencia presentada por la Dra. Marion Reder Gadow. Aconsejo su lectura, muy amena por cierto, para conocer como se desarrollaron los acontecimientos relativos a la ocupación y posterior liberación de la Ciudad del Tajo y su serranía, como ocurrieron los hechos, con fechas, nombres y cifras, dando detalles de las cosas más simples.
De la lectura de estas páginas de sacan varias conclusiones ya conocidas por todos:

La Lucha contra los franceses no surge desde ninguna instancia jerárquica en forma de orden o proclama, sino que aparece de forma dispersa en diversos puntos de la geografía nacional, para más adelante confluir bajo un mismo mando. Además, la resistencia no se produce como una situación predeterminada, sino que se va gestando conforme los serranos comprueban en sus carnes los desmanes e injusticias a los que son sometidos.

Pese a la fría acogida que las clases altas ofrecen a los franceses, son las clases populares las que plantan feroz resistencia a los invasores y las que llevan a cabo la mayoría de actos de lucha y heroísmo, pagando así mismo el mayor peaje en la guerra.

Queda claro, que pese a que los focos de lucha se dieron por diferentes puntos y que las principales batallas se desarrollaron en otros lugares, La Serranía de Ronda se convirtió en un auténtico cementerio para las tropas imperiales; ¡Los franceses las pasaron canutas por estas tierras!

A cuento de esto último tenemos el relato de Jean Michel Rocca (178?-1818) “Memories Sur La Guerre Des Francais en Espagne” Londres 1815. (pongo un enlace del mismo original en Inglés). Nos cuenta este hombre como muy cerca de Setenil fué atacado por un grupo de guerrilleros al mando de un cura, y como por pedir confesión le fue perdonada la vida cuando fue herido y hecho prisionero. No serían tan crueles nuestros tatarabuelos como los pintaban. Un extracto de este relato fue publicado en la última revista de Los Blancos.

JEAN MICHEL ROCCA (178?-1818)
EL HOMBRE.
La Guerra de la Independencia, al tiempo que obstaculiza el paso a los visitantes
tradicionales, pone en escena a otro tipo de viajero diferente, al que llamaríamos obligado, que llega
formando parte del ejército invasor y al que la contienda da la oportunidad de narrar los
acontecimientos bélicos a la par que describir el país y las costumbres de sus habitantes.
Entre estos últimos se encuentra Rocca, oficial de húsares de las tropas francesas. Las
heridas recibidas en España le obligaron a abandonar su carrera militar. Se casó en secreto con su compatriota, la escritora Madame de Stael.
SINTESIS DEL RELATO.
Ante todo el joven Rocca es una persona instruida, que habla a la perfección nuestro idioma, y al que sus proyectos de formarse una brillante carrera militar, le han puesto en una situación comprometida, al ser testigo y protagonista a la par de una guerra, como el mismo nos confiesa, “injusta”, y aunque todas, en el fondo, lo sean, él no encuentra otra calificativo más apropiado para, sin comprometerse demasiado, ondenar la desmedida ambición de Napoleón, su jefe y el sueño de incorporar Europa a su futuro imperio.
Por lo pronto, la empresa de doblegar a España no es empresa fácil y las tropas napoleónicas lo están sintiendo en carne propia. Rocca, que había llegado a la Serranía un 19 de marzo de 1809, quince días después de que José Bonaparte abandonara Ronda, es uno más entre los franceses que sufren las iras de los habitantes de los pueblos serranos al paso por sus tierras, y él puede dar buena fe de ello. De hecho, entre escaramuza y escaramuza, entre emboscada y emboscada (y siempre son los gabachos los atrapados, los diezmados), entre sobresalto y sobresalto, cuando tiene un respiro que casi nunca es tal, Rocca toma notas y medita sobre los acontecimientos, siempre cruentos del día. Aquí permanece hasta el 22 de junio y en todo este tiempo ha aprendido una lección que tenazmente han tratado de repetirle por todas partes, en Olvera, en Setenil, en Cañete, en Teba, en Campillos, por toda la agreste Serranía : que estos serranos se han tomado la guerra como una cruzada religiosa en defensa de su patria y de su rey. Para más certeza de sus intenciones, de lo que les espera, las mujeres llevan cintas rojas en el pelo con la leyenda de vencer o morir por España y por Fernando VII, cuando no pintados en sus vestidos la propia imagen del rey y la de los generales españoles que se están destacando en la contienda. Y es que las mujeres se han tomado, también las batallas como suyas, y como espectadoras, sentadas en las rocas más altas, jalean a los hombres para que no se dejen avasallar por el enemigo e incluso participan a veces con una ferocidad inusitada, sin que les tiemble la mano si de rematarlos se trata.
LA OBRA.
MEMOIRES SUR LA GUERRE DES FRANCAIS EN ESPAGNE, Londres, 1815.
Bibliografía:

http://www.colectivoginer.com/htm/viajero.pdf
Memoirs of the War of the French in Spain (Edición Original en Inglés)
Escrito por Rocca, Maria Callcott. Londres 1815


Para el conocimiento de esta época tan convulsa de nuestra historia, los historiadores buscan en los archivos municipales, pese a que el fuego francés se llevó por delante gran parte de ellos, pero como podemos ver abundan tambien las crónicas de viajeros como la que acabamos de leer. Además de Rocca tenemos a otros como el británico Willian Jacob, al oficial imperial Farinelli, el oficial franco-polaco Stanislaw Broekere, Zygmunt Sulima etc. Todos ellos, imbuidos del espíritu romántico de la época, nos hablan en sus escritos de recuerdos de la guerra en la comarca rondeña, apareciendo en no pocos casos mención a Setenil.
Así pues, el 10 de Febrero de 1810 las tropas imperiales hacen su entrada en Ronda para pesar de su población , a cuyos oidos han llegado noticias de los desmanes que la soldadesca comete con la población civil, como ocurrió unos días antes en Málaga, pese a la nula resistencia de la gran ciudad portuaria:
"... a pesar de la indiferencia y pasividad que les dispensaron los rondeños, los soldados franceses mantuvieron una actitud violenta, cometiendo saqueos que provocaron algunos muertos entre la población civil. Victima de esta violencia fué el farmaceútico José Aguilar, que al no entregar la totalidad del dinero..."
Los invasores pronto organizaron la ocupación de la ciudad, cuyo control era imprescindible para dominar toda su comarca. Así, la Jerarquía rondeña, con su nobleza al frente (salvo en contadas y notables excepciones), colaboró bien con su pasividad o bien con su manifiesta adhesión, con las autoridades francesas:
"...también la nobleza rondeña se mostró complaciente con los mandos militares franceses durante los primeros meses de ocupación. Como en otras ciudades de España, la nobleza y la burguesía se sentían más próximas a los franceses, adoptando sus modas y hábitos como un tono de distinción."
Los franceses necesitaban dinero para fortificación de las viejas defensas de la ciudad, así que a alguien se le ocurrió demandárselo no sólo al cabildo rondeño, sino también a otros pueblos de su comarca:
"...que se pida un préstamo de 250.000 reales repartidos: 150.000 a Málaga, 30.000 a Ardales, 30.000 a Alcalá del Valle, 15.000 a Teba, 10.000 a Cañete y Setenil y 6000 a Arriate."
Bibliografía: Archivo Municipal de Ronda, Actas Capitulares, Cabildo de 27 de Marzo de 1810.

(Menos mal que no le pidieron nada a Olvera si no la guerra hubiera acabado mucho antes...)

El caso es que los franceses no sólo les tocaban la moral a los serranos, sino que además les tocaban los bolsillos. Los desmanes se suceden por toda la serranía. Destacar aquí que el escudo de Algodonales es una casa ardiendo, con el lema: por la Independencia Nacional. ¿Adivinan quién prendió fuego a la casa y se pasó por la piedra a centenares de sus vecinos?
Como dije al principio, los franceses no tuvieron demasiado respeto por nada ni nadie en nuestras tierras, donde las ideas revolucionarias de legalidad, igualdad y fraternidad aún no sonaban mucho. La reacción de la brava población serrana no se hizo esperar.
Partidas de guerrilleros se echaron al monte por toda la serranía, hostigando al enemigo allá por donde mostrara un punto débil. Desde todos los pueblos surgían espías para pasar información y fieros bandoleros dispuestos a destripar a cuanto gabacho se le pusiera delante.
Hay que destacar la historia del famoso cura Lobo, un guerrillero de Setenil:
"...El Obispo Lamadrid destinó a Francisco Lobo y Olid al curato de Setenil en el año 1805, Según una certificación, observó en su destino la mejor conducta, predicó el evangelio y practicó los cultos que su ministerio exigía. Incluso se hizo dueño de la voluntad de la feligresía. Llegó la Guerra, y Lobo se negó a obedecer cualquier orden que no viniera de la Junta Suprema de Sevilla. Apenas supo el guerrillero que en Ronda se encontraba José I, intentó sublevar a Setenil, Olvera, Torre-Alháquime, Osuna, Alcalá del Valle y otros pueblos. Supo que una partida de dragones había salido hacia Olvera, y cque se hallaba cerca de Acinipo, por lo que convocó a los serranos y se presentó en aquellos parajes para enfrentarse a ellos. La sorpresa del ataque facilitó que muchos murieran y otros llegaran a Ronda huyendo hasta las afueras de la ciudad. presas del pavor, los franceses evacuaron la ciudad. Al regresar los franceses a Ronda, Lobo ideó un plan para apoderarse de un cañón que el general Horacio Sebastiani enviaba. Reclutó a vecinos aptos para las armas y se enfrentaron a los franceses, cerca de la Venta de Parchite. El socorro de un destacamento de dragones fustró el plan del cura Lobo, que no dejó de fraguar guerrillas hasta que se estableció en Olvera una fuerte guarnición. Los franceses proclamaron una orden de captura contra Francisco Lobo, ofreciendo una recompensa a quién lo entregara vivo o muerto. La prudencia encaminó al eclesiástico a buscar refugio en Gibraltar. Regresó en 1813, y recibió una acogida entusiasta por parte de su feligresía ( es decir, por los setenileños), en la cual permaneció hasta que fué promobida al curato de Estepona. EN 12 de Agosto de 1815, el Ayuntamineto de Setenil hizo constar en sus acuerdos todos los méritos realizados por el cura Lobo y que han servido de fuente a este informe."
Bibliografía: Pascual, P.,OP.Cit
Tengo la duda si es este primer encuentro de las partidas setenileñas con los dragones cerca de Acinipo es donde fue herido Rocca. No lo se. creo recordar que en el relato se habla de un paraje parecido al que hoy serían Los Escarpes del Río Trejo, además de tratarse Húsares y Dragones de cuerpos muy diferentes, pese a pertenecer ambos a la caballería Imperial. Pese a la crueldad de la que hablan estos afectados oficiales galos, los lugareños sólo defendían lo que ellos creían que era justo: sus casas, sus haciendas y sus sagradas costumbres, y que él mismo salvó su vida por pedir confesión tras su captura por los guerrilleros, siendo curado de sus heridas y libertado más adelante.
Recomiendo encarecidamente la lectura del texto del cual he sacado estos extractos. No puedo poner un enlace directo, pero pinchad en Googlee los datos de la bibliografía y acceder sin ningún problema. A mi me parece conmovedor leer como estos abuelos de nuestros bisabuelos le plantaron cara al mismísimo Napoleón y se las hicieron pasar canutas al más poderoso ejército del mundo. (siete u ocho generaciones nos separan de estos valientes). Así mismo podemos volver a admirar los grabados de Goya titulados "Los Desastres de la Guerra", lo cual nos da una idea muy certera de lo dura y cruenta que llegó a ser esta contienda.
Se dieron en esta guerra grandes batallas, como la de Bailén, y una constitución a las que los gaditanos llamaron La Pepa, de clara inspiración liberal. Tristes ilusiones de un pueblo que quizás no estubiera aún preparado para la libertad.

Bibliografía:
Revista BAETICA, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UMA: "Vida Cotidiana en Ronda durante la Ocupación Francesa", ponencia presentada por la Dra. Marion Reder Gadow en el curso: Ocupación Francesa de Ronda y su Serranía, en los Cursos Universitarios de Verano organizados por la UMA y Fundación Unicaja en ronda del 28 de Junio al 1 de Agosto de 2003. coordinados por el profesor Emilio de Diego.

El Húsar. Arturo Pérez reverte. 1983











viernes, 5 de junio de 2009

Gerardo Diego: un poeta en Setenil.

"Setenil de las Cuevas, donde el cielo es de roca, y el silencio de sueño de piqueta".

Gerardo Diego

¿Quién no conoce este pequeño poema? ¿quién al pasear por las Cuevas de la Sombra o la Jabonería no ha pensado en ese cielo de roca del que habla el poeta? Setenil es un lugar que no puede dejar indiferente a nadie, y ¿cómo podría pasar desapercibido para un un escultor de las palabras y los sentimientos?
Gerardo Diego es uno de los principales poetas de la Generación del 27, esa prodigiosa amalgama de hombres de letras que rejuvenecieron el panorama cultural español de los años 20 del pasado siglo: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Salinas, Aleixandre y tantos otros poetas de esa época tan triste y a la vez fecunda de la historia de España.
Gerardo Diego, santanderino de pro, visita Andalucía, en concreto Cádiz y Sevilla, como una especie de viaje de ida y vuelta entre las cumbres cantábricas y las tierras gaditanas:
En Cantabria Jándalo es una persona que ha emigrado a Andalucía (Jandalucía) y regresa a su tierra...Gerardo Diego visitó Cádiz y Sevilla muchas veces. Estas ciudades ejercían una atracción sobre él, quizá la misma que habían sentido tantos antepasados suyos que se habían asentado en estas tierras. Al principio de El Jándalo(libro que dedica a Joaquín Romero Murube y a Jose María Pemán) Gerardo Diego recoge esta frase de Fernando Villalón: "El mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz"
Documentación: ubriquescrito
En el mes de Mayo de 1959, el poeta asiste a unas jornadas literarias que se celebraron en Cádiz, invitado por sus anfitriones Gaspar Gómez de La Serna y Ramón Solís entre otros muchos (Allí estaban, porsupuesto, los hermanos De Las Cuevas, autores de la famosa monografía sobre Setenil). Así y según cuenta el mismo Gerardo Diego: " en la mejor compañía inimaginable de poetas, artistas, novelistas y periodistas, recorrí no pocos pueblos, preciosísimos todos y muchos nuevos para mí: paisajes impresionantes de mar, valle y montaña".
El Cancionero, siguiendo el itinerario de esta visita, tiene referencias poéticas a Alcalá de los Gazules, Sanlúcar, Arcos, Ubrique, Villaluenga, Setenil, Puerto real, Jerez, Tarifa, Algeciras, Puerto de Santa María. Un auténtico recorrido emocional por los pueblos de nuestra provincia.
En décadas anteriores: un mar y unas montañas parecidos a los suyos, atrajeron a emigrantes cántabros en busca de oportunidades. En 1959, estos mismos mares y montañas atraen a un paisano suyo en busca de sensaciones y emociones evocadoras. Que canto de amor tan bonito a nuestra Andalucía:
"Vengo siempre que puedo, a las orillas del Guadalquivir y a la Bahía de Cádiz, canto a la Giralda, al toreo andaluz, a la música y al baile, y me retoñan cuando vuelvo a mi tierra plantas de emociones sembradas y nacidas junto a la Torre del Oro o la de Tavira".

Buén momento este para redescubrir al poeta, que se asoma a este blog en su parte más lúdica y sencilla.

Bibliografía:
El Puerto en el Jándalo de Gerardo Diego ( Publicado en la Revista Hotel Monasterio San Miguel. Año xi-nº14,enero de 2001) José Carlos García Rodríguez.
Ubriquescrito: El Jándalo (Sevilla y Cádiz)