jueves, 18 de septiembre de 2014

Cumpleaños feliz

 
Bueno amigos, hoy es mi cumpleaños y he sacado del cajón una fotografía de hace unos añitos. El ceporrete que mira la tarta con aviesas intenciones soy yo.
Por cierto, en la foto no está mi hermana María José. Por ahí andaría haciendo alguna trastada.
¡Salud a todos! 
 
 

martes, 9 de septiembre de 2014

Una familia de Setenil


En la plácida tranquilidad de una noche de verano esta familia setenileña se dispone para la cena. De pie María Teresa y Filo, las dos mocitas casaderas de la casa junto a Manuel Isidro, el hermano pequeño que ya está hecho todo un tiarrón. Asomando la cabecita su primo Francisco Porras. Sentados Josefa Racero, casada con un pariente que se encuentra ausente en América, y los dueños de la casa, Isabel, con el delantal de ama de casa, y José, en el centro, cazo en mano como un cayado totémico delante del perol, el jefe del clan, la figura patriarcal que provee a la familia del sustento diario.
Posiblemente posaran antes de la cena para mandarle un recuerdo al pariente ausente o quizás para el hijo mayor que ya andaba haciendo las Europas. Luego se dispondrían todos en torno a la mesa y el padre daría gracias a Dios por los alimentos que iban a recibir.
Abajo, el río, como si lo estuviéramos viendo, el puente de piedra, la calle Triana, El Carmen y los tajos. El sonoro croar de los ramos y el eterno rodar de los cantos. Aromas a pimientos fritos y puchero ... el espacio escénico de una obra intemporal, la cadencia rítmica de sonidos inmutables, el impacto químico, nostálgico e insondable de la memoria.


Septiembre

Entra septiembre con los aires cambiados, como dudando si soplar de solano o poniente, si húmedo o seco, indeciso y vacilante, ronco y áspero a estas alturas de verano, huérfano ya de rijosas albercas y barbacoas nocturnas.
Viene septiembre para marcar un año nuevo, que el noveno mes no es más que eso, el primero de los doce, la treintena de los propósitos y la expectación de las ilusiones. Se acaban las vacaciones y los colegios abren sus puertas, el atraco anual de los cuadernillos escolares, ese derecho de pernada disfrazado de bases imponibles y porcentajes que viene a ser el IBI… En septiembre se coge la uva y la viña se vuelve granate, se ara el rastrojo, se abandonan las pueblas y se reza para que las aguas no se hagan de rogar.
Septiembre es el noveno, y sin embargo parece el primero de los doce, con sus aires revocados y sus aromas a rancio y añejo. En la madrugada puedes oler el cambio, a rocío y blandura, a pasto mojado, a fruta putrefacta. Ya los pájaros grandes abandonan el nido de sus padres dibujando acrobacias en los cielos azules y las golondrinas se alinean en los cables de para emprender al unísono su viaje africano.
Aún es verano y el sol arde implacable, pero cada mañana te levantas con la ensoñación de que en el trasunto de ese día llegará el cambio.

¡Salud amigos!