martes, 9 de septiembre de 2014

Septiembre

Entra septiembre con los aires cambiados, como dudando si soplar de solano o poniente, si húmedo o seco, indeciso y vacilante, ronco y áspero a estas alturas de verano, huérfano ya de rijosas albercas y barbacoas nocturnas.
Viene septiembre para marcar un año nuevo, que el noveno mes no es más que eso, el primero de los doce, la treintena de los propósitos y la expectación de las ilusiones. Se acaban las vacaciones y los colegios abren sus puertas, el atraco anual de los cuadernillos escolares, ese derecho de pernada disfrazado de bases imponibles y porcentajes que viene a ser el IBI… En septiembre se coge la uva y la viña se vuelve granate, se ara el rastrojo, se abandonan las pueblas y se reza para que las aguas no se hagan de rogar.
Septiembre es el noveno, y sin embargo parece el primero de los doce, con sus aires revocados y sus aromas a rancio y añejo. En la madrugada puedes oler el cambio, a rocío y blandura, a pasto mojado, a fruta putrefacta. Ya los pájaros grandes abandonan el nido de sus padres dibujando acrobacias en los cielos azules y las golondrinas se alinean en los cables de para emprender al unísono su viaje africano.
Aún es verano y el sol arde implacable, pero cada mañana te levantas con la ensoñación de que en el trasunto de ese día llegará el cambio.

¡Salud amigos!

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