Pero la cosa tiene visos de cambiar; en 1469, Isabel y Fernando se casan en Valladolid, un tradicional matrimonio de conveniencia que significaba mucho más que la unión de dos personas, ya que con ellos unificaban bajo una misma dinastía los dos reinos más importantes de la Península Ibérica; Castilla y Aragón. Mediante una idea de afianzamiento de la autoridad regia frente a la alta aristocracia y clero, los denominados Reyes Católicos se lanzan a una política expansionista que persigue la anexión o conquista de casi todos los territorios que hoy conforman la actual España, además de excepcionales empresas como el descubrimiento de América en 1492, que unido a la política dinástica en Europa, convierten a la monarquía hispánica en la más poderosa de la época y de los siglos posteriores.
Perseguían Isabel y Fernando la unificación política, territorial y religiosa de la Península Ibérica, y en ello empeñaron todos sus esfuerzos, lanzando a España de la edad Media a la Edad Moderna.
Pero esta tarea no fue fácil ni mucho menos. Los problemas internos de ambos reinos fueron numerosos y de diversa índole, pero cuando fueron afianzando su poder, miraron por fin al sur, la tierra que significaba el límite, la frontera, entre la Iberia Cristiana y la Iberia musulmana. Atacar estas tierras, someter a esos reyes infieles, unificar toda la península bajo una misma autoridad, era una empresa colosal que sólo se podía emprender mediante un empeño común y un esfuerzo extraordinario; la Guerra de Granada, ¡diez años! de continua avance desde la frontera occidental hasta la misma ciudad de la Alhambra, y que a la postre significará el fin del último reducto musulmán en la península tras 800 años. Para esta empresa, Setenil aparece en el mapa ya que se enclava en la vanguardia de la frontera granadina.
Hasta ahora, los hechos de los que hemos hablado, nos muestran una forma de batallar y guerrear muy peculiar; cabalgadas, asaltos, actos de inusitado valor en la mayoría de los casos, que podían otorgar prestigio y riquezas o la misma muerte si las cosas venían mal dadas. Ya hemos visto como era la vida en la frontera. Los avances durante más de un siglo se producen a cuentagotas, cuando no se trataba de un pasito alante y otro atrás. No existe un plan común y coordinado de acción entre los caudillos cristianos, sino individualizadas empresas con objetivos muy concretos, que en la mayoría de los casos se ciñen a la obtención de un botín o a dar cumplida respuesta a una afrenta.
Pero Isabel y Fernando necesitan tomar Granada y para ello no dudan en empeñar todos sus esfuerzos. Ahora si existe un impulso común y unitario, y serán los propios reyes los que coordinen en persona la mayoría de las acciones de combate.
Asistimos además a una auténtica revolución en lo que son los métodos de guerrear, siendo considerada la Guerra de Granada como la primera guerra moderna, tanto en los métodos como en las armas utilizadas, significando además una escuela de donde salieron algunos de los capitanes que pocos años después se dedicaron a conquistar medio mundo. No hay nada más que ver a Gonzalo Fernández de Córdova, El Gran Capitán, que tras la empresa granadina se marcha a Italia para derrotar una vez si y otra también a unos franceses que no se enteraban por dónde se las daban. Es el comienzo de los famosos Tercios Españoles.
Pues bien, es con esta gente con la que se tienen que jugar los cuartos los moros de Setenil, que tampoco son moco de pavo, y que ya llevan unos cuantos años dándose leña con todo el que se presenta por el término.
Fué por Septiembre de 1484 cuando aparece por la Campiña el terrible Marqués de Cádiz con dos mil jinetes, así, sin avisar. El Mismo Rey Fernando ordena que la caballería ligera se le adelante para tomar posiciones hasta que llegue el grueso del ejército. El Marqués coge por sorpresa a algún morillo que andaría trapicheando en su huerto y por este se entera de que la guarnición de Setenil es escasa, pero que los vecinos son homes curados en la guerra para pelear [...].
Cuando llega el Rey con sus huestes, asientan el Real por donde hoy andaría la ermita de San Sebastian y el cementerio, para plantar allí la mayor y más moderna batería de artillería que un ejército podía juntar en aquella época. Algunos autores hablan de que fue en la toma de Setenil donde por primera vez en la historia se utilizó la pólvora a gran escala con motivos bélicos. Los valientes setenileños salen a presentar batalla, pero son rechazados y deciden sellar la puerta de la Villa. En realidad estaban sellando su propia tumba [...]. Las bombardas italianas gobernadas por Francisco Ramírez, lanzan proyectiles de más de 55 kilogramos de peso, destrozando partes de la muralla y la torre. Otros artilugios de asedio hacían de las suyas y los techos de la Villa se hundían, provocando gran daño en la población: "...los ayes de angustia de las mujeres, el lamento de los hijos, horrorizados del estruendo de la artillería que continuamente lanzaba contra Setenil sus proyectiles, causando cada vez mayores ruinas y ríos de sangre que arrastraban miembros palpitantes, llevando el horror a los más fuertes pechos..." ["Episodios Históricos de Cádiz y su Provincia". Domingo Sánchez. 1887. Págs 119 a 125. Si conocéis el pueblo, no os costará trabajo el haceros una idea de la poca resistencia que podía ofrecer Setenil a un bombardeo continuo desde San Sebastian y que blanco tan fácil podía representar la Villa, recortada en el azul de una despejada mañana.
Agotados ante tamaña demostración de fuerza, los setenileños no tardan más de quince días en demandar partida al rey, el cual no sólo perdona la vida de los derrotados, sino que les permite exiliarse en Ronda, ordenado incluso una escolta para que no sean molestados en tan penoso viaje. Se acaba así un largo periodo de la historia de Setenil. Atrás queda el valiente Cordi y sus continuas cabalgadas por Cañete y por esas tierras de dios, atrás quedan esas treguas, esa mezquita en lo que hoy es la Iglesia de la Encarnación, el fin en definitiva de una era.
"... sabido por la Reyna cómo la villa de Setenil fué tan presto tomada, ovo gran placer, porque fué cercada por algunos reyes en otros tiempos e como quiera que había durado el sitio sobre ella mucho tiempo, nunca se pudo tomar..." [Crónica de Hernando del Pulgar].
Los Reyes se ponen manos a la obra, hay que reconstruir todo lo que ha destrozado la poderosa artillería, dejar guarnecida la villa y continuar con una guerra que no ha hecho más que empezar. Comienza así una nueva época en la historia de nuestro pueblo; pronto llegaran otras personas y ocuparan las casa de los que se han ido, construirán una fabulosa iglesia, se repartirán tierras y responsabilidades. Ahora los campos serán trabajados por otras manos. En realidad somos nosotros los que hemos llegado.
Muchas son las conclusiones que hay que sacar de todo esto; Setenil, como Guernika 500 años después, significa un ensayo de lo terrible que puede ser la guerra. Se usan aquí armas inconcebibles para la mentalidad de la época, se planifican métodos, se documenta además por primera vez el uso de un cuerpo sanitario, el llamado Hospital de la Reina. Es la guerra a gran escala.
Acaba una era y empieza otra. Como herencia a tan destacada conquista, el escudo de Setenil no es otro que una alegoría del propio de los Reyes Católicos; el yugo y la maroma. Como anécdota mencionar la leyenda del Infante Don Sebastian, que algún autor asegura nacido y muerto en los quince días de asedio. La presencia de la Reina Isabel no es segura en el sitio, aunque la ermita de San Sebastian fue construida por los reyes para conmemorar algo. Un misterio más.
Los vencedores escriben la historia, para eso están los cronistas Hernando del Pulgar y Bernáldez, pero además hay un testigo en madera; la toma de Setenil queda reflejada en la sillería del Coro de la Catedral de Toledo. Unos años después, los descendientes de los conquistadores encargan un artesonado mudéjar para la Antigua Casa Consistorial, hoy Oficina de Turismo, donde se da fe y noticia de la conquista.
Por último no quiero terminar sin destacar la suerte de Hamete Elcordi, Alcaide de Setenil, que junto con su familia se exilia en Sevilla, como podemos leer en este artículo de la Revista Alma Mater Hispalense.
Bibliografía:
Setenil de las Bodegas. José y Jesús de las Cuevas. (Dip. Cádiz)
La Guerra en la Historia. Tomo VII. 1944. Editorial Juventud. General F. García Rivera.
De Instantáneas |
De Instantáneas |
Hola Rafa.
ResponderEliminar¿de dónde sacas estas historias? esto parece Ruy el Pequeño Cid
Muy interesante tu blog! me gusta! UN saludo Alfonso
ResponderEliminardesde luego un pueblo con istoria aparte de belleza sin igual
ResponderEliminarPues si no fuese por los expansionistas y malvados reyes católicos , tus "valientes " setenileños estarían todavía allí, y las mujeres con burka, y los niños en las madrasas,...que futuro!!!
ResponderEliminar¡coño! un comentario del 4 de octubre en una entrada de marzo de 2009.
ResponderEliminarrecord absoluto hasta ahora. gracias
rafa