miércoles, 4 de enero de 2012

Las casas cueva de Setenil (V): Bajo la Villa


El Tajo Lizón, el pecho pujante del coloso, quizás la imagen más poderosa y conseguida de un Setenil que afianzado en su inexpugnable atalaya desafía un asedio detrás de otro. Tras la desbandá cristiana, el Condestable Don Ruy López de Dávalos habla con El Cordi, que desde arriba le reprocha todo el daño que le han hecho:
"Da a entender el relato que ese encuentro se produce en lo que hoy sería La Plaza, a donde llegaría el Condestable, para desde el Lizón hablarle el Alcaide:
-¿Porqué no te vas con los tuyos? ¿no te cansas de hacernos mal?
- Que no Cordi, que no, que sólo vengo a recoger unos fierros que se dejaron los míos
y orgulloso y altivo, el moro le responde desde el Lizón, que parece el pecho pujante de un coloso (desde la plaza parece como si la roca sacase pecho):
Esos hierros los he cogido yo para hacer herraduras a mis caballos. ¡Toma ya la chulería del moro!
- Pues nada. que se le vamos a hacer, le responde el Condestable.
- Con Dios Cordi
- Con dios Codestable. Buen viaje..."

[El Cordi; Alcaide de Setenil. Setenil Rural]

Transitamos por las mismas entrañas de la historia de Setenil; La manta y otros artilugios de combate, los escaladores del Duque de Cádiz a quienes el Cura Bernáldez tachó de cobardes ¿Por qué tramo de la muralla tratarían de subir? ¿Quizás por la calle Mina hasta Los Cortinales por haber menor altura? Soldados cristianos a resguardo de las boyanos que les tiran los moros, emboscadas y celadas, guerra de poco lustre y gloria esa de morir bajo una peña, escenario de proclamas, procesiones y desfiles, la Justicia y la terrible entrada de los regulares del 36 por El Callejón...Bajo La ciudadela de La Villa, con la torre recién restaurada, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, sus plazoletas y callejuelas, los trazos de muralla, Los Cortinales, excavaciones arqueológicas que sacan a la luz estratos de historia y el propio Tajo Lizón, todo son casas cuevas.
Como si una cincha estrangulara el muñón de la antigua ciudad; La Calle Calcetas y su continuación paralela al río hasta la calle Mina, la soberbia rusticidad de la calle Herrerías, una de las más bellas calles andaluzas, como la definió un autor, su entrada en la céntrica Plaza y El Callejón, bajo el puente sobre el que se sitúan los ayuntamientos antiguo y moderno. Aquí, un horno de pan y un antiguo cine rehabilitado en Hotel de postín, dan paso a callejuelas más humildes y recónditas que guardan toda la belleza y misterio de los barrios extramuros.
Casas cuevas bajo una auténtica ciudad medieval, casas troglodíticas nacidas a los pies del verdadero casco antiguo de Setenil, pasados ya los ecos de viejas batallas, bien merece la pena recorrer todo el perímetro bajo la muralla e imaginarnos perseguidos por los inescrutables ojos vigías de los defensores de la fortaleza, la misma "de quien dijeran los poetas que solamente podían llevársela en sus garras las águilas".






Panorámicas de la Villa, Mina y Herrerías


Foto: Calcetas antes de las obras del aparcamiento




Fotos: Calcetas ya con el aparcamiento


Foto: El Callejón




















Fotos: Calle Calcetas, bajadilla al río
y enlace con la calle Mina


Foto: vista nocturna de la Calle Mina

No hay comentarios:

Publicar un comentario