domingo, 25 de abril de 2010

Aquel campito de fútbol en el río

De Fotos Antiguas
Ya he hablado en alguna ocasión, que desde siempre el río, además de dar un susto de vez en cuando, ha sido un lugar más de Setenil, como si de una calle o un barrio se tratase. El río no sólo era un lugar donde se soltaban animales, se lavaba la ropa y se realizaban otras faenas domésticas, sino que para los niños suponía nuestro principal lugar de juegos. Todas las generaciones de niños setenileños, por lo menos hasta que se realizo la canalización, hemos jugado en el río accediendo por las muchas bajadillas públicas o particulares. El río estaba vivo, pese a que en realidad era la cloaca del pueblo, lo que provocó que cuando se generalizara el uso de detergentes y productos químicos se convirtiera en un auténtico foco de infección. Pero eso era lo que había, y pese a que nos regañaban por bajar al río, siempre en su cauce había una legión de niños correteando de aquí para allá, martirizando a las gallinas y los gatos, pescando ranas, haciendo pasarelas de madera y cocheritas de barro en los graderíos. Todo eso y más se podía hacer en el río, a parte de cortarte con una lata oxidada y tener que salir corriendo para urgencias a que te pusieran la inyección del tétano, pero hoy me gustaría hablar del campito de fútbol que había bajo la antigua Parada en una explanada justo a la altura del bar de Domingo. Allí teníamos los niños de las Cuevas y del principio de la Calle Ronda, nuestro particular Templo del Fútbol, que desde la época de Naranjito hasta las famosas obras de canalización sirvió de escenario para grandes proezas deportivas. De aquí salió parte de la cantera que luego se prodigaría jugando en El Poli, con jugadores de la talla de Rafael, Sedeño y Bartolito, con su particular forma de regatear, o mejor dicho, "carretear", como se dice en Setenil, que viendo la forma de jugar de Bartolito se entiende perfectamente. Allí se jugaron auténticos desafíos contra el Cerrillo Chico, y digo desafíos porque una vez si y otra también los partidos terminaban a pedradas. Lo de la alianza de civilizaciones aún no se había inventado.
El caso es que el campo estaba localizado en una de las zonas más puercas del río, y esto viene de perlas para conocer una anécdota que ocurriera por aquellos años de principios de los ochenta, cuando un verano de aquellos llegó a Setenil una familia holandesa natural de Woorden con un par de niños de nuestra edad, que pronto, sin saber ellos español ni nosotros ningún otro idioma que ellos pudieran entender, se nos juntaron y nosotros los aceptamos en el grupo. Pronto los invitamos a jugar al fútbol a nuestro precioso campo en el río, y los holandeses, pueblo amante del balompié donde los haya, aceptaron de buen grado. Recuerdo la cara que el Bueno de Hons, como se llamaba el mayor, puso la primera vez que bajó al campo. Imaginen ustedes a ese espigado chico holandés acostumbrado a jugar en las verdes alfombras de césped de su Woorden natal, con porterías profesionales y una auténtica equipación, cuando se presenta en ese predegal junto a un río donde desaguaban las cañerías de medio pueblo. El caso es que el muchacho, pese a la impresión inicial, hizo de tripas corazón y se adaptó a las mil maravillas, y pronto se metía en el agua y se ensuciaba como todos. Cada tarde nos llegábamos a su casa con la pelota bajo el brazo y le decíamos; "Hons, fútbol, Hons fútbol", y Hons cogía las botas y se venía con nosotros.
Dio la casualidad, que muchos años después viajé yo a Holanda y gracias a una prima que me dijo quien era, pude saludarlo y hablar con él de los viejos tiempos. Hons aún se acordaba de aquellos amigos que dejó en Setenil y de aquel campo en el río donde de seguro dejó algo de la depurada técnica de los holandeses, aunque por aquellos entonces la "Naranja Mecánica" no pasaba su mejor momento, gracias sobre todo al 12-1 de España a Malta donde quedaron eliminados de la Eurocopa.
Muchos años después de aquellos días, el río está limpio y la verdad es que desde arriba se ve precioso con tantas plantas y árboles en su cauce, aunque se haya convertido en un elemento externo a Setenil ya que su acceso está limitado. Quizás sea necesario, pues además de no ser una cloaca está preparado para evitar que las temidas riadas sean tan peligrosas como antaño, pero desde luego, ya no es ese lugar tan maravilloso donde hemos jugado tantas generaciones de setenileños.
De CARTELES

7 comentarios:

  1. Buenos recuerdos esos los del futbol y el rio, no sé si los habras conocido todos los campos de futbol que se hacian en el rio y en otros lugares.
    Puestos a recordar había otro en la Higuerilla, eso esta en la curva de Molinillo, un poco mas arriba de donde se celebra el maraton de futbol playa, que mejor seria llamarlo futbol rio. Otro habia detras del cuartel de la guardia civil, anda que no hemos estripao terrones cuando lo araban, al poco tiempo, una semana o dos despues de arar, ya estaba aquello como la palma de la man.
    En fin buenos recuerdos de la infancia.

    ResponderEliminar
  2. Otro qran estadio de Setenil fue el cruce de la carretera de Sevilla con la de Olvera, ahí jugabamos de local la gente del carro.
    El problema es que cada vez que pasaba un coche había que parar el partido aunque estuvieramos en una jugada de gol.
    Otro problema era cuando se marcaba un gol en la carrtera de Olvera y cogia la cuesta abajo la pelota. No veas la pechá corre que había que darse pa cogerla, era mejor fachar el gol y que la parara el portero ( que por cierto solía ser Juan el cabezón).
    Allí se forjaron grandes estrellas como los hermanos Gonzalez (el Fali y el Boti).

    ResponderEliminar
  3. También estaba el del río entre las Cuevas del Sol y de la Sombra, justo donde estaba la bajada grande. Allí se jugaba mucho y recuerdo a un equipito, creo que del Cerrillo, que jugaba de blanco y los muchachos se escribieron en el pecho "Zanusi", como los electrodomésticos que esponsorizaban al Madrid.

    ResponderEliminar
  4. Buenos buenos recuerdos eso me viene a la cabeza esos tiempos tambien recuerdo como antes habeis comentado el campo de futbol de detras del cuartel pero donde verdaderamente empezamos a dar nuestros primeros pasos en el mundo del futbol callejero fuen en lo que conociamos como el "llanito" en la calle san isidro en estrecho y no quiero acordarme de las putaditas que le haciamos a los coches para que no aparcaran alli pero siempre desde la inocencia en fin solo me queda darte las gracias Rafa y a todos haberme hecho recordar esos maravillosos tiempos adios.

    ResponderEliminar
  5. Supongo que por esas fechas no habría patos. No es por nada, sino porque para sustos no ganarían con la cantidad de "zagales" que pasaban su tiempo libre en el rio. Fue una lástima que desaparecieran prácticamente en pocos días y no precisamente por la acción de la pequeña plebe, que estoy seguro incluso les cogieron aprecio a los animalejos y les gustaba tenerlos en "su rio", pues verdaderamente se habían convertido en una atracción para todos.

    ResponderEliminar
  6. lo de los patos fue una pena, pues cada vez que venía una riada se llevaba unos pocos, y es que después de las obras de canalización no tenían sitio donde resguardarse. en nuestra época lo que había eran gallinas y pavos, y por la noche subían por las bajadillas a los corrales. de todas formas patos si había antiguamente, como me cuenta mi madre, e incluso hay un periódico local de olvera de principios de siglo que habla de los patos que mi bisabuelo Bartolomé Villalón tenía en el río bajo su casa, como un detalle costumbrista de setenil. daría lo que fuera por ver ese periódico.
    un saludo

    ResponderEliminar
  7. Recuerdo el que había en rio tras el molino don Antonio, y otro en el camino del tejarejo o en la huerta segunda
    o en la parte baja del nogalejo

    ResponderEliminar