martes, 11 de enero de 2011

El caciquismo en Setenil (II); El pucherazo

Bueno, ¿Qué les pareció como se las gastaban estas honorables autoridades setenileñas con sus adversarios políticos? Hay que ser muy retorcido para buscarles las cosquillas y liar a los pobres liberales con toda suerte de argucias y triquiñuelas. Hasta tiros y la mano Negra de por medio, y encima subirles la contribución, ¡por dios! Eso es lo que se llama hacerle la vida imposible a alguien. Supongo que los liberales también tendrían sus movidas cuando les llegara su turno de poder, que así funcionaban las cosas, aunque por el momento sólo les quede protestar pese a que se ve que no sirve de mucho, según se desprende de esta información que aparece también en la Iberia el 11 de Mayo de 1885, casi dos meses de la carta de queja del corresponsal liberal;

No vamos a acabar relatando las arbitrariedades cometidas por los conservadores en las últimas elecciones. En la villa de Setenil (Cádiz), el ayuntamiento conservador ha eliminado de las listas electorales más de 350 liberales de más de 500 electores que tienen derecho para ejercer este derecho, no habiendo expuesto aquéllas al público hasta el día 1º de abril, no habiendo formado el libro del censo ni repartido las cédulas a domicilio, y como si esto fuese propio, tampoco se designaron los locales para los colegios. Además los alguaciles del ayuntamiento iban de casa en casa a los vecinos para que de orden del alcalde se presentaran en la casa consistorial el día 3 del actual, amenazándoles con multas si no lo verificaban. Los incautos que creyeron esta artimaña se encontraron con que a las ocho de la mañana estaban constituidas las mesas por el alcalde, un Sr. Domínguez y un hijo suyo, que parece hacen causa común con los conservadores. Las urnas estaban ya a dicha hora llenas de papeletas, sin haber electores, por los conservadores, que en Setenil son muy contados y pocos.
Los liberales no pudieron hacer más que consignar la protesta de la elección, hecha de esta manera ilegal.
Los conservadores en España, son los mismos en todas las localidades: abusan y cometen arbitrariedades sin tino ni concierto.

Fuente:
La Iberia. Diario liberal
11 de Mayo de 1885
Hemeroteca Nacional
Se trata como podemos observar de un pucherazo en toda regla, uno de los pilares sobre los que se cimentó el sistema de rotación de partidos de la Restauración. En Madrid hacían el encasillamiento o reparto entre liberales y conservadores, según tocara, y luego chorreaba para abajo, primero a las provincias, luego a las cabezas de partido y finalmente a los núcleos rurales, de manera que los resultados venían dados.
Así, si el cacique de Olvera, que entiendo yo que es el que tendría contacto directo con Madrid, decía que tenían que mandar los conservadores, pues se hacía el apaño y todo arreglado. El cacique de Setenil dependía por tanto del de Olvera y para amañar los votos se emplearían los usos y costumbres propios del sistema; No permitir bajo ningún concepto que los electores pudieran ejercer su voto, bien por no mandar las papeletas, por no constituir las mesas o colocar las urnas colgadas del Tajo Lizón, si fuera preciso, para posteriormente introducir los votos guardados al efecto en un puchero.
En el caso de este pucherazo ocurrido en Setenil, hay manifiestos errores en las listas de electores, la constitución de la mesa electoral es ilegal y los que acuden a ejercer el voto se encuentran con que a las ocho de la mañana las urnas ya están llenas.
El alcalde conservador en cuestión es un tal Sr Domínguez, secundado por un hijo suyo y algún que otro familiar, aunque no tenga que tratarse por obligación del cacique local, pues muy posiblemente se trate de alguien en la sombra que a modo de juez y parte, pone y quita a las autoridades municipales, aunque sólo es una suposición.
Quizás este sistema del pucherazo, pese a estar muy generalizado, se trataría de algo más extraordinario que métodos más sutiles de elección, como el clientelismo donde los electores depositaban el voto según las instrucciones dadas por el cacique, en función por supuesto de los favores y prebendas recibidas, e incluso de las amenazas y coacciones aplicadas sobre los vecinos.
Un sistema como vemos gangrenado desde la raíz, viciado en su más elementales principios y al que muy difícilmente podemos calificar de democrático.
Para saber más:
El pucherazo. Wikipedia.
Burgueses y caciques en el Cádiz de la Restauración (1876-1909). José Marchena Domínguez. Google Libros


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