martes, 22 de enero de 2013


Pasado San Sebastián, patrón de esta antigua y noble Villa de Setenil, podemos decir que enero con su cuesta y todo está casi finiquitado. En medio nos ha pillado una cortita campaña de aceitunas, la visita de los amigos de lo ajeno que han robado en algunos comercios de la localidad, una ciclo génesis explosiva que es como llaman ahora a un temporal de invierno que entra por el Atlántico y alguna que otra tormenta más.
Instalada y ya sin pillarnos de sorpresa, una de las mayores crisis económicas que hemos conocido en los últimos tiempos y que amenaza con volver a mandar setenileños por esos mundos de dios a ganarse la vida. De hecho, estas navidades hemos vuelto a ver una imagen que parecía de otras épocas, la de paisanos pasando las vacaciones en su pueblo tras una larga temporada en el extranjero.
Vente pa Alemania Pepe...
Estas aguas que caen hoy y vienen cayendo en los últimos días hacen malo ese refrán que dice que enero poco agua y helaero. Fríos heladores para matar parásitos y limpiar la atmósfera que dicen los viejos. Aún así las lluvias casi siempre son buenas, que ya vendrán los meses secos donde miraremos al cielo en busca de alguna nube preñada de agua.
La inestabilidad ambiental nos deja imágenes tan bonitas como estas; Un grupo de grajillas en las secas ramas de un nogal, los dorados haces de luz que iluminan la mesa de Acinipo, densas nieblas que barren El Quinto y La Mata, la inconfundible silueta de los leonados surcando los cielos grises.
Imágenes de un invierno gris de frío y viento. Nostalgia de días tibios y azules.







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