lunes, 21 de enero de 2013

Aquellos vehículos de entonces





Me contaba un buen amigo que hace años, cuando era camionero, viajaba con su Pegaso cargado de frutas desde Málaga a Francia. Al tratar de cruzar los Pirineos por la frontera de Irún, una densa niebla le hizo perderse y cuando se vino a dar cuenta subía por una carretara estrecha por un puerto de montaña.
No había posibilidad alguna de girar o cambiar de dirección, su única alternativa era seguir subiendo hasta  donde le llevara el camino que, poco a poco se estrechaba y hacía más angosto. La niebla lo cubría todo, ni siquiera sabía hacia donde iba hasta que de buenas a primera entra en un pueblo. Los lugareños no daban crédito a lo que veían; ¡un camión en su pueblo! Algunos de ellos le aplaudían a su paso y él, sorprendido, se dedicó a responderles haciendo sonar el claxon de su Pegaso.
¡Como el Bahamontes me sentía, quiyo! Me explicaba, mientras con las manos hacía requiebros en el aire con un volante imaginario.
Al final llegó a una especie de plazoleta donde pudo a duras penas dar la vuelta y enfilar el camión de vuelta. Antes se bajó un momento para hablar con los paisanos que le comentaron que nunca antes un camión había subido hasta su pueblo.
Quizás  parezca algo exagerado pero me aseguran que la instantánea de arriba representa el momento en el que un camión grande  bajó por primera vez a las Cuevas. No lo sé, no parece muy antigua y conocemos a algunos de los protagonistas, pero desde luego no resulta muy habitual ver vehículos tan grandes por estas calles de Setenil.
En la otra imagen vemos a un grupo de trabajadores posar ante los vehículos de lo que parece ser una empresa de butano, quizás una marca que tuviera un concesionario en el pueblo, el caso es que resulta curioso la pose delante de coches, furgonetas y camiones en las Cuevas del Sol, calle que ya por los sesenta y setenta se había convertido en zona de almacenes y cocheras, como una especie de rudimentario polígono industrial urbano.
Aquellos vehículos representaban el progreso y el futuro desde luego, lo cual contrasta con la ancestral y primitiva imagen de un Setenil cubierto de tajos y piedras. 

1 comentario:

  1. Mi abuelo me contaba hstorias de ir con eseos vehiculos y clavarse las piedras del camino en la espalda, jee. Eran muy duros dice ...

    En fin benditos años.

    ResponderEliminar