viernes, 23 de marzo de 2012

Vísperas de mucho, días de nada

Sopla el solano con enjundia, con ganas, como diciendo "aquí estoy yo, que os vais a enterar". En los eriales se forman remolinos de una tierra roja que vuela al infinito, ensuciando de azul apagado un cielo inclemente y huérfano de nubes.
No hay hierba verde que agarre el suelo, sólo pasto seco, quemado, tierra yerma que se muere de sed. Por el campo corren las hojas secas de los árboles que se atrevieron a brotar antes de tiempo, los olivos lucen con las puntas quemadas, el trigo no baila sosegado la música del viento, las chopaledas, aún dormidas, parecen añorar el borboteo de arroyos y correntías . Sólo los humildes almendros han salido al encuentro de la primavera, blancos y valientes, dando una nota de color en el paisaje, mientras la recia encina, sobria y verde, permanece inalterable a las inclemencias sabedora de que esta es su tierra.
Triste y mustio panorama que se nota en el ambiente, en las calles, en los pueblos, en el hombre del campo, del que vive de la cosecha y del que sube todos lo días a comerse a bocados los terrones.
Mira el cielo Juan apoyado en su zoleta. Anda atajando los lomos para la puebla, pero está preocupado. Cada día que pasa el arroyo trae menos agua y los golpes de azada ya no entresacan humedad del suelo. El olor ocre de la tierra mojada, cada vez anda más abajo, como huyéndole a este solano inclemente.
Arriba, en el pueblo, estamos en vísperas; Vísperas de elecciones, vísperas de huelgas, vísperas de fiestas, que está la Semana Santa a la vuelta de la esquina, pero la gente anda tan aburrida como los campos. Crisis en la tierra y en lo cielo, que ni los políticos se ven alegres y decididos como en otras ocasiones, como si nadie quisiera ganar las elecciones, como si todo esto fuera un mero trámite que hay que cumplir. Tampoco anda el personal para huelgas, para pancartas, aún no se oyen los ecos reinvidicativos del obrero valiente roto en su dignidad ¿quién va a parar, si estamos todos parados? Le dice un joven jornalero a Juan.
Pocos son los que hablan de música, tronos o santos en la calle. Vísperas de Semana Santa, el canto a la primavera, el resurgir de Perséfone. Queda tan lejos aquella lluvia de abril que mojaba los campos a saetazos, como las lágrimas de una dolorosa.
Juan se refriega los ojos irritados por el polvo, por la era corre su gorra maltratada por el viento y hasta la perrilla lo ha dejado sólo para guarecerse bajo el cuatroele.
El viento eleva a los aires las promesas, los eslóganes, las proclamas, el redoble de una marcha de palio, la tierra seca. Vísperas de mucho, días de nada...Y sigue soplando el solano.

3 comentarios:

  1. Por desgracia es la dura realidad, la que sufrimos todos de una manera o de otra, yo he viajado hoy a Sevilla y es de pena como esta la tierra al pasar Algodonales ,ya que es zona más adelantada que esta nuestra y lo que es la campilla en su mayoría sembrada de trigo ya no servirá , porque esta empezando a espigar, esperemos que llueva pronto , nuestra zona aún se recuperaria, en fin que sea lo que Dios quiera, un saludo.

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  2. La pertinaz sequia, que diría el enanillo de un solo huevo. Saludos Rafa y.... ¿Ya ha llovido?.

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  3. Hola Pacorbe
    Nada, no ha llovido nada, sólo un barrillo sucio bajo un cielo plomizo. Mucho solano, eso sí. En fin, un desastre.
    Ayer anduve por el campo (montecillos, la limosna, la mata, el polear, puerto del monte, escalante, mata de vargas...17 km) y estasba todo muy feo. no se veía nada verde, sólo pasto seco.
    a ver que pasa en la primavera
    un saludo

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