viernes, 7 de mayo de 2010

Un Periodista de El Imparcial en Setenil (3): La entrevista con el Cabo Romanos

De Fotos Antiguas

Iría el bueno de Manuel Weiss subiendo el pecho de La Plaza sumido en sus pensamientos y cavilaciones, con la cabeza llena de ideas e imágenes de fieros bandoleros serranos desvalijando a los ricos y alternando con las lugareñas en fondas y posadas, y aunque no sabemos ni la edad ni el tipo del periodista, supongo que andaría sofocado por la pendiente que ha de salvar hasta llegar al cuartel, que suponemos sería el que en Setenil se conoce como Cuartel Antiguo, situado en el inicio de la subida al Carro. No tengo muy claro esta última cuestión del cuartel, aunque supongo que por 1905 estaría en ese lugar donde antaño debía existir una enorme y señorial casa que a mediados del siglo XIX se destinaría a uso militar, tal como ocurre en casi toda España, donde los hacendados locales ceden grandes viviendas para el establecimiento de la entonces recién creada institución armada.
Busca el periodista al comandante de puesto de Setenil por aquellos entonces, al Cabo Don Mariano Romano Escribano, personaje que ya conocemos en este blog cuando lo de las entradas sobre el Vivillo, y que fue retratado por Campúa cuando andaba en persecución del bandido.
Resulta la entrevista con el Cabo Romanos fundamental para conocer los hechos que trata de escudriñar nuestro protagonista, aunque a estas alturas del blog eso ya nos va interesando menos y lo que vamos buscando es conocer algunos detalles sobre la vida de nuestro pueblo a principios de siglo.
Así, Don Manuel llega al cuartel en busca de Don Mariano y le dicen que no se encuentra en el puesto pues ha salido a acompañar al Teniente que se dirige a Alcalá del Valle, y que debe de estar al llegar. Impaciente el periodista, sale en su búsqueda por el lado contrario a la entrada que cogió el día anterior, dice que baja, así que debió coger por el Callejón, donde está el restaurante El Mirador, hacia Las Calañas:
"...Como se me había dicho que el cabo no tardaría en regresar a Setenil me dirigí á su encuentro, y saliendo del pueblo por opuesto lado al que me había servido de entrada, comencé á bajar la pendiente y accidentada vereda que conduce por entre cerros y barrancos a Alcalá del Valle. No tuve necesidad de andar mucho, pues no tardó en aparecer en una revuelta del camino la oscura silueta de un guardia civil que, sólo, á pie y sin fusil, subía lentamente la penosa cuesta.
-El es- me dijo el vecino que me servía de guía- ¡Ya verá usted que bello sujeto es el Cabo Romano!- Añadió mi acompañante, y me propuso esperar á que llegase el cabo al punto del camino donde nos encontrábamos en aquel momento.
En los pocos minutos que duró nuestra espera, mi acompañante (cuya admiración hacia el Cabo Romano aumentaba mi impaciencia por conocer á éste) me descubrió con cuatro rasgos la semblanza moral del personaje a quien aguardábamos".

Como podemos leer, Weiss sigue con su rica prosa describiendo los acontecimientos de una forma tan teatral, que podemos imaginarnos a Don Mariano subiendo lenta y parsimoniosamente la cuesta de Los Caños, supongo que cansado ya a estas alturas del Vivillo, de los oficiales y los periodistas que de seguro turbaron la rutina diaria de su vida de guardia de un pequeño núcleo rural.
"El cabo-comandante de la Guardia Civil de Setenil es un veterano de la disciplina y de la abnegación militar. En la manga del severo uniforme luce el Cabo Romano, además de las rojas insignias de su graduación, unos brillantes galoncillos, que forman como un pentagrama de plata sobre el cual colocan sus marciales notas la vocación y la bravura del viejo soldado reenganchado..." Vemos de qué manera Weiss nos hace una introducción del personaje, donde aún desde lejos ya destaca su militar porte, cuya descripción le sirve para captar al instante la curiosidad del lector. Por fin se encuentran nuestros protagonistas:
"...La llegada de la persona aludida interrumpió la encomiástica relación de mi acompañante, el cual me presentó al cabo del puesto de Setenil, hombre de unos cincuenta y cinco años, enjuto, nervudo, de fisonomía noble y enérgica.
El Cabo Romano me recibió afablemente y al saber el objeto de mi viaje á Setenil, se ofreció á decirme cuanto supiese, sin perjuicio de la justicia ni de los deberes de su uniforme.
El acento de puro de Castilla, la hidalga expresión que Mariano Romano Escribano puso en estas palabras de nuestra conversación, que indujeron á preguntarle:
-¿No es usted andaluz?
-No, señor, soy de la provincia de Segovia. Y mientras me explicaba brevemente cómo las vicisitudes de su carrera le habían llevado á residir en aquel rincón de Andalucía, nos encaminamos, o mejor dicho, nos encaramamos a la casa-cuartel, situada en un altozano desde el cual se domina, como desde una torre, el laberíntico plano del pueblo de Setenil".
Aprovechamos en este momento para introducir una somera biografía que los hermanos De Las Cuevas insertan en su monografía sobre Setenil, y que dan cuenta de la impecable hoja de servicios de Don Mariano:
“… Cabo Romanos, del puesto de la Guardia Civil de Setenil, Don Mariano Romano Escribano, natural de Monzoncillo, en Segovia. Un año después de la visita de Campúa a Setenil, es ascendido a sargento y pasa a Lérida, aunque luego retorna a La Línea, y retirado, otra vez a Setenil…27 años de servicio en la Comandancia de Cádiz, por Bornos, El Bosque, Ubrique y Setenil…con datos curiosos para la historia de la provincia: Descubrimiento y captura de los autores del robo de alhajas en la Iglesia de Zahara; Huelga General en 1891; Persecución del bandido Pitero en 1892; detención de los autores a mano armada en el Molino de Osio y Villa Taza en Puerto Real, en 1907…etc., etcétera…”
El veterano cabo inicia entonces la relación de los hechos mientras reconoce la existencia de bandidos en la comarca: "...Precisamente en tal día como aquél y con motivo de la feria de Villamartín, á la que nunca van menos de cuatro á seis mil duros, es costumbre que se situase una pareja en el sitio mismo donde El Vivillo y los suyos estaban apostados. Pero ahora, hay escasez de fuerza en los puestos y ese día hubo que dejar desamparado aquel lugar para no privar de seguridad a la feria de Villamartín".
Entonces el periodista interpela al cabo por el motivo de que los hechos sean atribuidos al Vivillo con tanta seguridad, cuando existe el rumor en otros medios de que otro bandido apodado El Cristo, anda por estas sierras asaltando a indefensos viajeros. Este asunto es conocido como la "Resurrección de Cristo", donde se habla de que un antiguo bandolero y contrabandista dado por muerto vuelve a las andadas, lo cual sirve para que en otros periódicos ataquen las crónicas que desde Setenil manda Manuel Weiss a El Imparcial. En estos ataques se dice que nuestro periodista se deja llevar en demasía por su afición literaria y que incluso se ha atrevido a resucitar a un muerto para que ejerza de nuevo sus antiguos menesteres.
No dejo de pensar que este asunto de El Vivillo, a parte de representar un jugoso filón donde vender historias muy del gusto de los lectores, encierra un claro trasfondo político donde liberales y conservadores se atizan de lo lindo por el tema de la inseguridad en el campo andaluz. Periodistas como Weiss, en mi opinión, tratan de buscar la raíz del asunto al hablar de las difíciles condiciones de vida de la población rural.
Siguiendo con nuestro asunto, el Cabo Romanos niega categóricamente la intervención de El Cristo en el robo a Don Pedro, en tanto en cuanto "... el Cristo está más muerto que mi abuelo, que murió hace treinta años. Justamente el teniente á quien acabo de acompañar por el camino de Alcalá, fue el oficial que mandaba á los guardias que mataron al Cristo. Además, antes de dar sepultura á su cadáver, cuando le llevaron a Ronda, fue identificado por un hermano del bandido". Don Mariano no se baja del burro e inculpa al Vivillo en el robo, asegurando que lo conoce bien y que lo ha tratado pudiendo describir su físico y sus artes a la hora de robar y contrabandear (Cuenta el Cabo Romanos que el Vivillo amaestraba perros para que le pasaran mercancías desde Gibraltar a sus cuarteles). Se relatan entonces las andanzas del bandolero y su intervención en otros hechos delictivos de los que ya hablamos en su día, así como queda clara su estrecha relación con Setenil:
"...ha venido aquí con frecuencia. Precisamente acostumbra á parar en la posada donde está usted ¿no se aloja usted en la casa de la Victoria? (ojo con el servicio de inteligencia de La Guardia civil. A ver si se creía Weiss que el Cabo Romano no sabía que andaba por el pueblo husmeando un periodista).
Asentí á esta pregunta y dirigí la conversación por el lado de las causas del bandolerismo y de su represión.
-Lo que ocurre- me dijo sobre el particular el Cabo Romano- es que eso que llaman ustedes el caciquismo es el mayor inconveniente para la justicia. Además, de poco sirve que la Guardia Civil se mate persiguiendo á los malhechores, si luego ó no se les castiga ó saliendo de presidio á los pocos años ó á los pocos meses...".
Deja caer Don Mariano la idea de oscuros intereses que favorecen la delincuencia y mientras sigue con una descripción de los hechos, muestra su esperanza de que en la próxima feria de Ronda la naturaleza arrebatada del de Estepa le incite a actuar, y pueda ser localizado y capturado por la justicia. El mismo Weiss se atreve a transcribir las ilusiones del militar sabiendo que para cuando se publique esta entrevista la feria de Ronda ya habrá finalizado, pues "acaso no debiera revelar lo que sobre la esperanza de una próxima captura me dijo el simpático comandante de Setenil. Pero cuando estas cuartillas se publiquen la feria de Ronda se habrá verificado y no será inconveniente ni indiscreta aquella manifestación".
Poco más interesa de esta entrevista entre Weiss y el Cabo Romano y ya se dispone a finiquitar el artículo, no sin antes apuntar unos detalles que sirven para picar la curiosidad de los lectores: "...Mañana contaré las cosas que he oído referir del Vivillo, de su familia que tranquilamente mora en una de las más ricas urbes de Andalucía; de su hija, garrida moza, alta como una lanza y fresca como una mañana de Abril que luce joyas y pañuelos de espuma. Y ya verá el lector si es curioso el singular enlace de las peligrosas aventuras del bandido con la tranquilidad inalterable del hogar". ¡Que pedazo de artista resulta Don Manuel! que viendo como entre ricos labradores y aguerridos guardias se le acaba la historia y aludiendo a cierta información que maneja desde hace días, nos introduce la figura de la bella hija del bandolero. ¿Quién es esta buena moza? ¿Qué pinta en la historia? ¿Quién, cuando y cómo ha obtenido esta información nuestro reportero de El Imparcial? Esperaremos a nuevas informaciones desde Setenil.
Fuentes: Manuel Weiss. Diario Liberal El Imparcial. Martes 3 de Octubre de 1905. Biblioteca Nacional de España.
Nota: Cuando las entradas dedicadas al Vivillo en Setenil, tuvimos la ocasión de ponernos en contacto con Leticia, una descendiente del Cabo Romanos que se mostró muy contenta de poder saber cosas de su tatarabuelo, y como ella mismo nos contó "...somos nietos de Mariano Romano Ramos, que también nació en Setenil. Su padre se llamaba Lucio Romano y su abuelo era el Cabo Mariano Romano Escudero. Tal vez quede en el pueblo gente que recuerde a mi familia. Yo fui hace unos años a conocerlo y me pareció precioso, tal y como aparecía en las fotos y pinturas que me enseñaba mi abuelo de pequeña". (Vean aquellos comentarios).

De Fotos Antiguas

2 comentarios:

  1. No había leído (por falta de un ratito tranquilo) con detenimiento tu entrada. Me ha encantado. Y tu referencia a mi persona también. Gracias, una vez más.
    He mandado copia de tu correo a mis hermanos (uno de ellos continúa con el nombre familiar de Mariano) para que vengan a este sitio donde he vuelto a mis orígenes.

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