viernes, 21 de mayo de 2010

Diccionario Setenileño (6): Un cernícalo un calí

En aquellos días de nuestra niñez, cuando nuestro lugar de juegos no era otro que ese río maravilloso que atravesaba Setenil desde el Charco de los Caballos hasta la Molinilla, pocas cosas había que confirieran mayor prestigio a un chaval que tener un calí. Quizás ser un gran jugador de futbol-playa (o mejor dicho, fútbol-río), estar en la banda de niños legionarios de Gallardo o manejar los luchacos como Bruce-Lee podían convertirte en un chico popular por una temporada, pero nada, créanme, nada era tan íntimamente satisfactorio como el hecho de pasear por tu barrio con un calí gitano sobre el hombro.
¿Y que es un calí? Se preguntarán los amigos que no son de Setenil. Pues calí es la denominación que aquí le damos al cernícalo primilla (falco naumanni), ese halcón pequeñito que durante los meses cálidos sobrevuela los campanarios y torreones, y que en Setenil nombramos con la onomatopeya de su peculiar llamada: ¡calí, calí, calí!
Sería por aquellos años cuando se retransmitían los episodios de la Fauna Ibérica de nuestro añorado Félix Rodríguez de la Fuente, donde los naturalistas amansaban águilas reales con el fin de capturar zorros para colocarles un eco localizador. Todos recordamos esas imágenes en la que expertos cetreros paseaban por esos montes del interior ibérico con las gigantescas rapaces sobre sus puños enguatados para soltarlas al aire cuando el raposo saltaba de su madriguera. Todos los niños queríamos ser como Félix y andar por el campo con un águila a nuestro lado, como el Señor de las Bestias.
Por aquellos entonces, aún era común sacar de los nidos de cernícalo un par de pollos con el fin de amaestrarlos y que sirvieran de mascotas, una costumbre antiquísima que desde siempre se ha practicado en Setenil como nos contaban nuestros mayores. Recuerdo a Frasquito un señor mayor que todos los fines de semana se dejaba caer por el pueblo y al que todos los zagalillos nos gustaba acercarnos, pues nos contaba historias de bichos y alimañas montunos, y lo que es más importante, nos prometía que la próxima vez que bajara nos traería un pollo de calí que anidaba en un tajo próximo a su cabaña.
No recuerdo si sería Frasquito, pero el caso es que por aquellos entonces, a un amiguillo nuestro le regalaron un auténtico calí gitano, hembra de la especie algo más oscura, grande y agresiva que el macho, y que nuestro vecino paseaba orgulloso por el pueblo. Todos los niños nos llegábamos a su casa para ver como le daban de comer trozos de pollo, y buscábamos ranas vivas en el río para soltarlas en la calle y ver como el pájaro se lanzaba para darles caza. Era lo más parecido que podía haber en Setenil a los documentales de Félix.
Un día de esos, en pleno verano, paseábamos todos detrás de José Antonio y su calí, cuando el pájaro pegó un revoleo y cayó al río. Entonces un señor mayor que estaba en el bar se lanzó en busca del ave que se estaba ahogando, metiéndose en fango hasta las rodillas. El calí, heredero quizás de una estirpe de rapaces veneradas por los súbditos del mismísimo AbolcaÇin el Cordi, y viéndose tan groseramente manoseado, la emprendió a picotazos con el viejo, que con vehemencia lo levantó en el aire con la intención de estamparlo contra la piedras del puente. Cuando cogía aire para dar impulso a la acción, debió escuchar el buen hombre como desde el puente se descojonaba de risa el personal con la imagen de un hombre hundido en cieno hasta las rodilla y vilmente herido por el calí. El hombre se contuvo de golpear al animal y sólo llegó a mascullar algún improperio contra el bicho y la madre que lo parió, quedando la cosa en eso ,mientras toda la zagalería se preguntaba como era posible que alguien pudiera coger un calí de frente sin protegerse de las garras y el pico.
Pasaron los años, Frasquito murió y yo me quedé sin ese calí que nos tenía prometido. Nosotros crecimos, los capítulos de la Fauna Ibérica fueron quedando en le olvido de una época ya pasada y otros menesteres acapararon nuestra atención más que pasear por las calles del pueblo con un pájaro. Pero hoy día, cuando echo la vista atrás y recuerdo las cosas de mi niñez, pienso que siempre me quedará la pena de no haber tenido un calí y pasearlo por el campo, lanzarlo al aire en busca de algún pajarillo y llamarlo para que volviera sobre mis hombros: ¡calí, calí, calí!

Para saber más:
Cernícalo (cernícalo primilla. Falco naumanni) CISB
Onomatopeya. Wikipedia.

3 comentarios:

  1. Amigo no te preocupes que este verano te consigo yo un Calí para que lo cries, eso si, el año que viene lo sueltas para que crie.

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  2. Actualmente, en Andalucía esta especie está catalogada como "Riesgo menor: casi amenazada" de extinción, según viene reflejado en el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía. A nivel nacional y del mundo se encuentra dentro de las especies "Vulnerables" a la extinción.
    Hace algunos años, cuando comenzaron las obras de restauración de la torre nazarí de Setenil, los trabajos se suspendieron durante algunos meses precisamente para favorecer la nidificación de los primillas. En la actualidad la torre se encuentra totalmente envuelta en andamios y redes que, aunque no me he fijado desde cerca, creo que no pueden anidar en ella.
    Un saludo para todos los setenileños, que de tantas cosas buenas podéis disfrutar y seguiréis disfrutando si sabéis cuidarlas y defenderlas.

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  3. Gracias Pepe, pero quizás sea más bonito verlos en el cielo aleteando.
    ¿cómo ha estado ese Rocío? ¿has visto el vídeo de la Romería?... Que no le falte de na a ese Youtube...
    un abrazo

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