domingo, 15 de noviembre de 2009

Los encinares de Setenil


Después de la visita que hicimos a El Quejigal, quedó claro que Setenil y la Serranía de Ronda es tierra de montanera, donde se crían cochinos a base de las bellotas que encinas, quejigos y en menor medida alcornoques, nos regalan por los meses de otoño.
El clima serrano, la orografía y el suelo calizo poco propenso a los encharcamientos, favorecen la proliferación de los llamados encinares de ladera, donde se crían árboles de una talla considerable y una productividad muy alta.
Los hermanos De Las Cuevas, en su ya comentada monografía sobre Setenil, dejan un apartado para la montanera: "Desde el Siglo XVII, de la misma manera que Motril era famosa por su azúcar, y Vélez-Málaga por su batata dulce, Setenil lo es por su ganado de cerda".
La bibliografía respecto a los famosos encinares setenileños es amplia, referida a la serranía en general o a sus particularidades mismas, que son muchas, y podemos buscar ejemplos en crónicas antiguas, relatos de viajeros y ensayos de geografía, historia o ciencias naturales.
Recomiendo a los aficionados a todos estos temas una colección imprescindible para la historia de nuestro pueblo: Ronda y su Serranía en tiempo de los Reyes Católicos, de M.Acien Almansa. Málaga 1979, un ensayo histórico sobre nuestra comarca durante los siglos XV y XVI, que además cuenta con una transcripción íntegra de los libros del Repartimiento de Setenil. Debido a la magnitud de esta obra, prometemos una entrada específica. Hoy sólo mencionar el apartado al medio físico que se hace en la introducción, donde se da una visión global del relieve, el clima, la hidrografía, flora y fauna de la Serranía, aportando datos tan precisos como la pluviometría de los años relativos a la conquista.
"La Serranía, con respecto a las áreas circundantes, se configura como una gran reserva de pastos atrayendo a ganados cristianos y musulmanes, pero junto con esto será la riqueza de sus bosques lo que haga apetecible a sus vecinos en busca de madera de construcción, siendo continuas las rivalidades a lo largo del siglo XV por este motivo, pero cuya fama como centro exportador, provenía de siglos anteriores...Esta riqueza forestal era fácil de suponer a la vista de los rasgos físicos antedichos; sin embargo hemos intentado aproximarnos más e intentar construir la vegetación clímax de la zona a finales del siglo XV; para ello hemos utilizado los propios datos de repartimientos pero, sobre todo, las delimitaciones que se suceden después de la conquista entre las diversas jurisdicciones, provocando pleitos en cuyas ejecutorias se encuentran abundantes descripciones paisajísticas...con un fuerte predominio de las especies fagáceas: alcornoque, encina y quejigo principalmente..."
Es decir, M.Acien Almansa nos hace un estudio de la flora y fauna de la Serranía en el siglo XV mediante un estudio de los pleitos que aparecen en los archivos, donde las descripciones físicas son constantes. Así, en el apéndice documental del libro podemos encontrarnos con los siguientes documentos: "Merced de una dehesa capaz para cinco mil cabezas de ganado menor en término de Setenil a Bernal Francés, por lo que se nombra a Juan de Alcaraz para que la delimite y se suprimen las caballerías de tierra que puedan tener allí vecinos de Ronda o Setenil". 1492, mayo, 18, Granada.
Se trata de un documento donde se ordena que se le quite la dehesa de Tomillos a los vecinos de Setenil y se la den a este Bernal Francés.
Después tenemos otro donde "La Villa de Setenil pide que sea medida la dehesa dada en su término a Bernal Francés, y que este vendió al conde de Benavente, para que reintegren al concejo lo que habían usurpado, pues de tener pleito con tales caballeros saldría perjudicada la villa." 1501, Septiembre,25.Granada. Es decir, Setenil trata de recuperar para su concejo la dehesa de Tomillos, hoy como todos sabemos en término de Alcalá del Valle.
Como digo, la alusión en esta obra a las dehesas de Setenil y su comarca es constante.
Leí hace algún tiempo, un documento donde se relata como los encinares de la parte occidental del Reino de Granada eran arrendados por los musulmanes a ganaderos cristianos, para engordar cerdos durante los meses de la montanera. Creo recordar que esta dehesa de Tomillos era propiedad particular de los reyes nazaritas y el beneficio de esta transacción comercial con los cristianos repercutía directamente en las arcas reales (trataré de dar con este documento). Sería lógico pensar que este tipo de situaciones donde todos salían beneficiados serían muy comunes; los cristianos podían apacentar de ricas bellotas setenileñas a sus guarrillos, sacando los musulmanes más rentabilidad a sus tierras, ya que por su religión y costumbres rechazaban la cría y consumo de cerdos. Después, cuando llegaban las guerras, las talas eran un arma desmoralizadora y tenaz. Encinas, olivos y viñas eran el pan de estas gentes.
Mucho más antiguas son las referencias a la riqueza forestal de Acinipo, donde se sabe de la existencia de morteros de piedra para la fabricación de la harina de bellota, un ingrediente culinario de primer orden en la Bética. En Conversaciones Históricas Malagueñas, de Cecilio García de la Leña, Málaga 1789, encontramos este párrafo; "pueblos célticos como Acinipo, despoblado junto a Setenil, abundante en trigo, vino, higos y bellota, tan celebradas de los antiguos, de las que la industria de los españoles, sacaba mucha ganancia, haciendo harina y pan de ellas... las bellotas ibéricas que llevaban al Lacio con mucha ganancia de los Turdetanos."
En otros textos geográficos y científicos, nos dan algunos datos sobre los encinares setenileños;
"...en los montes de Setenil, donde hemos recogido los principales datos para esta información, la bellota se afora a ojo. La montanera no comienza hasta principios de Noviembre, y aún más tarde, cuando en las demás dehesas la fecha es Septiembre. Los cerdos entran con 6 ó 7 arrobas y para el 10 de Enero ya tienen 10 ó 12. Se ha calculado que cada cerdo consuma su buena media tonelada de bellota dulce." Estudio sobre la Vegetación forestal de la Provincia de Cádiz. Ceballos y Martín Bolaños.1930. Como vemos, el sistema de engorde no es muy diferente del que vimos en El Quejigal.
En otra obra dedicada a este tema; La Montanera Extremeña, de Luis Romero Candau. 1959, se compara el sistema de vareo típicamente extremeño con la montanera setenileña, ¡nada más y nada menos! "los años buenos son los años en que la bellota cae lentamente y el cerdo no las estropea al escoger entre las mejores. En Extremadura, donde el porquero varea, cosa que no se hace en Setenil, se procura varear al final las encinas de fruta más madura y dulce, para que el cerdo engolosinado siga comiendo. La montanera extremeña comienza en Octubre y cada cabeza suele pesar ocho arrobas en tres meses. La montanera puede dar de cuatro a seis arrobas, bien aprovechada".
Los Hermanos de las Cuevas prosiguen con esta lección teórico-práctica: "Las mejores montaneras son las mojadas, pero tampoco con demasiada agua, sino en un término medio de humedad para que regule la caída del fruto. Aquí (en Setenil), no se acostumbra a varear, como no sea los árboles próximos al camino. De cualquier forma, es breve el moco de los árboles. Moco son los elementos masculinos que crecen sobre las metidas de dos años y que no disminuyen por tanto el fruto. En Setenil se decía: Encina con moco, en la montanera da poco."
De la riqueza forestal y ganadera de nuestro término se hacen eco, como no podía ser de otro modo, los viajeros que recorren la Serranía entre los siglos XVIII y XIX. Tenemos prevista la descripción de una ruta que engloba varios caminos y trazados, vías pecuarias todas que desde antiguo cruzan magníficas dehesas. Nos referimos al enlace que desde Setenil hacemos con la Ruta del Viajero, pasando por Escalante. Como se lee en el cartel que señala esta ruta; "Famosos son los viajes de los franceses Jardine, el barón de Bourgoing, Madame de Aulnoy, o de los ingleses Towsend, Beawes, Cumberland y el Mayor Dalrymple, quién viajó por este camino que conduce desde Ronda hasta Osuna y nos describió la riqueza de la ganadería y el frondoso monte de encinas y alcornoques que poblaban el término de Setenil de las Bodegas". (Mapa de caminos Siglo XVIII. Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía).
Este patrimonio forestal y ganadero ha significado desde siempre la principal riqueza de las gentes de Setenil, como bien responde Don Pedro Guzmán en 1905 a la pregunta de un periodista tras ser asaltado por el Vivillo; "...Iba yo a la feria de Villamartín para comprar cerdos, a fin de engordarlos en los bellotares de la sierra, industria que ejercemos y que es la base de nuestra vida."
Las referencias bibliográficas a los montes setenileños son constantes.
Tengo mucha curiosidad por conocer como afectaron las desamortizaciones liberales a la propiedad de la tierra en Setenil, y la repercusión que llegó a tener en la calidad de vida de su población.
En líneas generales, las desamortizaciones pretendían la expropiación de las tierras improductivas, de propiedad comunal o de la iglesia (denominadas manos muertas), y su venta a capitalistas para incentivar una mayor producción. Esta política, que en apariencia parece positiva, tubo efectos devastadores para la población andaluza, que vio como tierras de carácter público pasaban a manos de unos pocos, que en la mayor parte de los casos roturaban los terrenos para su cultivo, e impedían el paso a sus fincas. Perdían las gentes de los pueblos los bosques donde en podían apacentar un número determinado de animales, donde podían recoger la leña necesaria para el invierno y aprovechar en definitiva la riqueza que la tierra les otorgaba.
No tengo datos para concretar este asunto particularizado a Setenil, pero mucho me temo, que la miseria, la pobreza y el bandolerismo que se dan por estas tierras durante todo el Siglo XIX, tenga algo que ver con esto.
Hay que tener en cuenta lo que significaba para la gente llana del pueblo, con pocos o escasos recursos, el poder acceder a los montes comunales y poder criar tres o cuatro cochinillos, coger espárragos, setas, bellotas, leña, cazar incluso, todo regulado por el cabildo. La eliminación de este privilegio llevó a la pobreza absoluta al sector de la población más vulnerable.
Además, la dehesa requiere un cuidado, porque ojo, muchos encinares de Setenil están labrados, la limpia era obligatoria todos los años y el oficio de carbonero ha dado de comer a muchas familias en nuestra villa.
El caso es que los montes de Setenil siempre han significado riqueza. Ya a finales de los años 70 del Siglo XX, los hermanos de las Cuevas se lamentan de la tala de los encinares setenileños, donde "los labradores empobrecidos piden créditos para repoblar los encinares por olivos y vivir mientras del carbón". El arboricidio ha llegado prácticamente hasta finales de los ochenta, donde se han desmontado algunos maravillosos encinares que por el Puerto del Monte o el Higueron se asomaban hasta las mismas puertas de Setenil. Del antaño monte de Setenil, hoy sólo se encuentran dehesas en La Mata de Vargas, Escalante, La Preciada, El Almendral y algunas otras manchas salteadas, además de La Mata del Marqués, con una arboleda mucho más densa.
Hoy día existen leyes que protegen a las centenarias encinas, pero, ¿son estas leyes eficaces? Se da la paradoja de que mientras se promueve por parte de la Junta de Andalucía el Pacto Andaluz por la Dehesa, los montes se siguen talando con la indiferencia de los poderes públicos. En los Merinos, término de Ronda junto a Cuevas del Becerro (a 7 u 8 km de Setenil), unas 1500 encinas han sido arrancadas para hacer los viales de una futura macrourbanización. Ante tamaño desastre, ¿qué futuro le espera a nuestros montes?
He querido con todas estas referencias bibliográficas hacer un repaso histórico de la relación de Setenil y los Setenileños con sus bosques, relación algunas veces tormentosa, pero siempre beneficiosa para las poblaciones humanas que han sabido aprovechar los recursos que la naturaleza nos ofrece. Sería imposible hoy día hacernos una idea de lo que es Setenil de las Bodegas sin sus encinares, tanto como imaginarnos la Villa sin la torre y la iglesia, o nuestras calles sin tajos.
Esperemos que la majestuosa encina que este verano se ha secado en el Alambique junto al colegio nuevo, no sea una metáfora de lo que les espera al resto de sus hermanas. Sería un desastre no ya para nuestra economía, sino para nuestra propia dignidad como pueblo.
Para saber más:
Pacto Andaluz por la Dehesa. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía
Reportaje Canal Sur sobre Los Merinos. Ronda. Blog Grupo Gavilán.
Reportaje La Sexta Noticias; Los Merinos, una de las mayores barbaridades de la historia ecológica de España.
Para terminar con buen sabor de boca; Encinares Castellanos, de Don Antonio Machado.



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