Seguramente habréis visto en el apartado de fuentes o bibliografía, muchas referencias al libro de Los Hermanos de las Cuevas dedicado a Setenil. Creo que puede ser considerado como uno de los libros de cabecera de este blog, sobre todo en los temas referidos a historia, ya que nos ofrece una completa recopilación de hechos y acontecimientos acaecidos en nuestro pueblo. Pertenece este libro a una colección de monografías titulada "Pueblos de la Provincia de Cádiz", publicadas por el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, correspondiéndole a Setenil el nº11. En concreto, la edición que yo tengo es de 30 de Noviembre de 1962, impreso por Editorial Jerez Industrial. Hoy día es muy difícil encontrarlo, por la sencilla razón de que fue una edición limitada que se circunscribió al ámbito local y comarcal, y que debido a la mala calidad de la encuadernación, la mayoría de los ejemplares están rotos o descosidos.
Yo recomiendo que cada cual lo busque en el desván de su casa, y que después de limpiarlo le eche un vistazo. Merece la pena leer esa prosa barroca y añeja que los hermanos de las Cuevas dan a sus textos, muy alejados de la fría, distante y científica, propia de los ensayos históricos actuales (también se puede encontrar en cualquier biblioteca de la provincia).
Eran estos señores naturales de Arcos de la Frontera, a cuyo estudio dedicaron gran parte de su obra, que por suerte se extendió a otros pueblos de la provincia. La mayoría de su producción literaria la realizaron juntos, destacando la novela Historia de una Finca, considerada como una de las obras más importantes de la narrativa andaluza de la mitad del franquismo.
Los hermanos de las Cuevas hablan de Setenil con el respeto que les da su conocimiento de la comarca, de los pueblos de Cádiz que como el suyo, aún conservan vestigios de un pasado glorioso que perdura en sus legajos. Hablan del Setenil del romancero, de las hazañas de la vida en la frontera; de asuntos de capital interés y de los detalles más insignificantes, de los hidalgos y los bandoleros, olvidándose muchas veces de la contrastación científica de los hechos, para abandonarse en la bruma del misterio.
Además, resulta impresionante la bibliografía que los autores recopilan en este libro, tanto moderna como antigua, que nos brinda la oportunidad derealizar un estudio más detallado de los asuntos tratados.
Los hermanos de las Cuevas, andaron por el Setenil de los años 60 realizando sus estudios. Por lo que cuentan en su libros fueron bien tratados tanto por las autoridades locales como por los vecinos. Ya en aquel entonces eran escritores de prestigio, cuanto menos en el ámbito provincial, y el salvoconducto de la Diputación de Cádiz tenía su peso (Hay que recordar que José y Jesús de las Cuevas formaban parte de ese elenco de intelectuales que recorrieron la provincia de Cádiz durante las famosas Jornadas Literarias).
En ese ambiente intelectual propio del tardofranquismo, donde todo era cortesía y parabienes para los visitantes, los hermanos de las Cuevas agradecen a todas aquellas personas que les han prestado ayuda, que les han dejado papeles "de sus casas",que les han contado historias y leyendas y en premio, nombran sus ilustres apellidos en el libro (eso siempre da mucho lustre).
José y Jesús de las Cuevas recomiendan a las autoridades un cuidado más exaustivo del patrimonio setenileño, tanto de edificios históricos como del famoso Archivo Municipal, del que seguramente extrajeron gran parte de su información. Así recomiendan que se guarde en un lugar acondicionado y seguro para impedir que la humedad, los ácaros o manos curiosas den al traste con tan preciado tesoro. Así mismo, son los primeros en proponer una especie de protección para los ya de antaño, famosos bosques setenileños:
"...sin embargo, y aquí está la tragedia, los encinares de Setenil han empezado a talarse tristemente. Los propietarios sin dinero piden créditos para repoblar los encinares por olivos y vivir mientras del carbón. Cada día las calvas en el encinar famoso son mayores. Ya se ven incluso en los aledaños de Setenil, desde la carretera de El Gastor. Habría que hacer algo urgente para salvarlos".
"El Diccionario Geográfico Ilustrado de 1883, nos proporciona otro dato curioso: Setenil goza de grandes y copiosos nogales. ¿dónde estaban esos nogales? En la Provincia de Cádiz, hace veinte años, sólo quedaban 1850 nogales sin cortar. ¿Cuántos de esos nogales eran los supervivientes de Setenil?
Bueno, como casi siempre, tuvieron que venir de fuera para decirnos como había que hacer las cosas.
Para entender la escritura tan particular de los autores, vean de que manera tan graciosa nos hacen un recorrido por nuestros campos: "El término de Setenil tiene actualmente 4647 hectáreas. Olivares, encinares, tierra calma y alguna que otra viñita todavía (Setenil tiene 783 edificios. Las cortijadas y los caseríos en el término son: Ahumada Alta y Baja, Las Armas, Arroyo de Alcalá, Arroyo de El Calle, Arroyo de El Burgo, Arroyo de El Trejo, Arroyo Hondo, Campiña, Cruz Blanca, El Chorrero, Las Higueras, El Higuerón, las huertas de el Río, Las Limosnas, El Manchón de Las Rosas, La Mata, La Mata de Vargas, La Molinilla, El Molino de Vargas, Los Molinos del Río, Los Montes, El Nogalejo, Pagodulce, Perpiñán, Serna, Los Toriles, Trejo con diez edificios, La Venta de Leche con ocho edicios a 1300 m. eterno cruce de caminos.) En los archivos, en los legajos, aparecen nombres de fincas con olor al medievo o al XVI. Muchos de estos nombres perviven aún con su viejo aroma. Verbigracia: Cortijo de la Boca de Alcuxca, Fuente del Hombre, Florida de Martel, Venta de Leches, Las Limosnas, El Manchón de las Rosas, La Umbría, La Mata del Marqués, La Manzana, Girón, Cortijo de Don Fernando, Doña María- ¡que bonito, una finca que se llama Doña María!-, y no digamos nada de las huertas: Huerta del Caballero, Huerta de la Mariposa, y luego las huertas de los viejos apellidos: Huerta Gavilán, Huerta Villalón, Huerta Zamudio..."
Los comentarios de los autores conservan ese tono tópico y sensacionalista de otros escritores-viajeros de la época; "Lo curioso es que no se le ve hasta que lo tenemos encima, casi asomados a su borde en la carretera, como un viejo tesoro que hubiera aparecido en el fondo de la tierra... Setenil es como la antítesis, el revés de Arcos. ¿Por qué no? Arcos está construido hacia arriba, de la tierra a la torre, mientras Setenil está construido hacia abajo, de la torre a la cueva, de una manera inverosímil". Finalmente, una impresión de los autores aparecida en Blanco y Negro (nº 2461, de 4 de Julio de 1959), y apuntada en nuestro libro: "...después de una de esas tormentas rápidas de primavera, en las que el sol brota después de la lluvia, el río hierve entre chiquillos, puentecillos, barro, siete u ocho patos perezosos. Los cristales de las casas, de los miradores, de los techos, de las calles, de las cuevas, gota a gota. Setenil tiene, entonces, una morbosa belleza oscura y violeta, que tardaremos muchos años en olvidar."
Si tienen oportunidad de pillar este libro, no duden en dedicarle un rato y verán como les atrapa desde los primeros párrafos. Para los que ya lo hemos leído, siempre hay ocasión de darle un repaso.
Les pongo un enlace para descargarse parte de la novela Historia de una Finca.
Biografía: Hermanos José y Jesús de las Cuevas.
Gerardo Diego: Un Poeta en Setenil (jornadas literarias en la provincia de Cádiz). Setenil Rural. 5 de Junio de 2009. (ver apartado de cultura de este blog, o acudir a las entradas del mes de junio).
Portada de la foto de cabecera: "Setenil de las Bodegas" de Enrique Isasi.
En estos enlaces de la Hemeroteca ABC Sevilla, hay entrevistas a los hermanos de las Cuevas y noticias sobre la publicación de la colección "Pueblos de la Provincia de Cádiz":
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