lunes, 19 de octubre de 2009

El Vivillo en Setenil

Como avisé en la presentación de este blog, hace cerca de un año, no quería en el apartado de Historia hacer una relación lineal de los acontecimientos, sino ir saltando conforme la actualidad o la información disponible lo impusiera. Así, después de la última entrada relativa a la Guía de Setenil de principios del siglo XX, y tras conversación con el descendiente de uno de los señores que aparece en la lista, me cuentan la anécdota del famoso bandolero Joaquín Camargo, alias El Vivillo, por tierras Setenileñas. Se trata del famoso robo que la partida de bandidos, perpetra a unos vecinos de Setenil.
Nació Joaquín Camargo en la localidad sevillana de Estepa en 1865, en el seno de una humilde y numerosa familia. Desde joven, por lo impetuoso de su carácter y su agilidad fué apodado El Vivillo, mote que no hizo más que acrecentarse con el paso de una vida dedicada al contrabando y al robo. Representa este bandido de los albores del siglo XX, un heredero de esos bandoleros que a principios del siglo XIX, cabalgaban por la Serranía de Ronda con la navaja en la faja y el trabuco en ristre; la manida imagen que los viajeros románticos dieron de Andalucía al mundo.
El radio de acción de este Vivillo nuestro, viene a ser la parte más occidental de la Serranía, es decir Setenil, Alcalá del Valle y el camino que le lleva a su Estepa natal, dedicado al robo y sobre todo al contrabando, actividad muy común dada la cercanía a Gibraltar. Aparece Setenil como un punto estratégico de esta ruta: "...No olvidemos tampoco que había sido contrabandista y que se había hospedado muchas veces, camino de Gibraltar, en la vieja posada de Setenil, una casa blanca y encalada con nueve ventanas."
Fuente: Setenil de las Bodegas. Hermanos de las Cuevas.
El salto a la fama de el Vivillo se da en 1893, con el robo a los feriantes que volvían de la feria de Villamartín. Un artículo de Francisco Rodríguez Marín, publicado el 21 de Febrero de 1909 (16 años después de los acontecimientos), da fe del suceso, cuando trata de dar una semblanza del bandolero capturado en Argentina y extraditado a España: "Si en el tiempo, todavía no remoto, en que perpetraba sus fechorías, la Guardia Civil hubiera capturado al Vivillo y llevádolo del campo a la cárcel, todos hubieran visto en ello la causa de un mal vivir, y nadie, fuera de lo estrictamente cristiano, habría sentido, ni pizca, que se aplicase es más severo castigo, pero preso en la República Argentina cuando, al lado de su familia, libraba su pan el el trabajo y no en el crimen, sacado de aquella tierra, en donde su ignorancia de las leyes internacionales le persuadió de que no corría riesgo sus libertad, y entregado en frío a los tribunales de España, el temible bandido de otras calendas hácese objeto de lástima y una grande oleada de piedad invade los corazones". Además, como le cuenta el propio bandolero a un periodista a su vuelta a España; "Mi existencia aventurera podrá tener alguna mancha, pero ninguna gota de sangre." Cuenta dicho artículo, como a la vuelta de la feria de Villamartín, un grupo de caballistas esperan a los feriantes que volvían con las carteras repletas de las ventas de ganado. Al recibir el alto, unos ocupantes del segundo coche responden disparando a los bandidos e hiriendo a alguno de ellos. Viajaba en uno de los coches un rico hacendado malagueño, que viendo como se ponía el asunto, guardó su cartera bajo el asiento del carro. Finalmente los bandoleros dominan la situación, desvalijan a los feriantes y los atan. Cuando le llega el turno al malagueño, es conocido por el Vivillo, que con mucha guasa, le pide a uno de sus lugartenientes que le traiga un cojín para que pase la noche más comodo. Al levantar el asiento da con la cartera y con unos miles de pesetas que había dentro. Todas los indicios se volvían contra la partida del Vivillo, aunque no pudieron encontrar ninguna prueba concluyente que inculpara al bandido estepeño, es más, consiguió este excelentes coartadas, tales como que gentes de diversa condición social lo habían visto la noche de autos en su localidad natal. El caso es que, constituido el tribunal que debía juzgar los hechos, en la sala de espera, uno de los abogados conoce al malagueño robado y le pregunta si llegó a reconocer esa noche al Vivillo. Este le responde así: " Yo no estoy cierto de que lo fuera, porque estaba oscura la noche, y yo no tenía el espíritu para ir reparando en fisonomías. Pero valgan verdades: Aunque lo hubiera conocido y fuera ése, yo no lo diría, no por miedo ni cosa semejante, sino porque al que mandaba en los otros, le debo la vida, después de debérsela a Dios y a mis padres." Sigue contando el malagueño, que cuando los de la segunda carreta repondieron con disparos al alto de los bandoleros, uno de los heridos gritó: ¡A matarlos a todos!, otro gritó: ¡Eso! ¡A matarlos a todos! ¡Creo que nos han conocido!¡Hombre muerto no habla! Y de seguro nos hubieran matado, pero entonces su caporal se impuso diciéndoles: ¿Qué va aquí juzgado? ¿Quién habla de matar? ¿Venimos por sangre o venimos por dinero? Estos hombres están entregaos, ¡Dios les ayue y nos ayue a nosotros, que güena farta nos ace! Y a esta actitud debemos todos la vida."
Sigue el artículo Don Francisco Rodríguez Marín, pidiendo que se tenga en cuenta esta anécdota a la hora de enjuiciar los hechos. Nosotros que no pretendemos enjuiciar a nadie, podemos al menos hacernos una idea de la pasta de la que estaba hecho Joaquín Camargo.
Como dijimos al principio, la relación del Vivillo con Setenil era muy estrecha, pues era punto obligado en su ruta contrabandista. Se alojaba en la posada setenileña, y pese a no conocer bién el juego del dominó, era común verlo dándole a la fichas y alternando en el pueblo, lo cual le sirvió en no pocas ocasiones como excelente coartada; "¿Cómo podía haber cometido ese delito del que me acusan, si pasé la noche jugando con estos señores?"
Así, el bandolero conoce las constumbres del pueblo, a sus gentes y lo que es más importante; la pasta que tienen. Dar un golpe en Setenil sólo era cuestión de tiempo.
En 1903, el Vivillo roba 2000 duros al rico propietario Pedro Guzmán, y deja atados a otros siete hombres. En 1905 viene a Setenil el famoso fotógrafo y periodista jerezano José Campúa para dar cuenta de los hechos, realizando un reportaje que es publicado el 19 de Octubre en la revista Nuevo Mundo (Año XII, Nº 615). Significa este, la primera aparición de Setenil en la prensa, con fotografías del Puesto de la Guardia Civil, el cabo Don Mariano Romano Escribano liándose un cigarrillo y dando instrucciones a un guardia, además de diferentes instantáneas del pueblo y del río. Los hermanos de las Cuevas lo cuentan de esta manera: "Campúa retrata también la Cañada del Boquerón (¿?), donde el Vivillo robó la cantidad de 2000 duros a Don Pedro Guzmán, de Setenil, y dejó a siete hombres amarrados, entre ellos a Antonio Ortiz Plata, que era cuñado de Don Pedro. Por cierto, el Señor Pilar que pasaba, libró a los siete presos de sus ligaduras. Entonces era alcalde de Setenil un primo hermano del robado, Don Sebastian. Campúa visita, además a José el del Horno, igualmente robado por el Vivillo. El Tema es de tal actualidad que ocupa siete páginas enteras en couché de una revista nacional que tiene veinte." ¡Siete páginas nada más y nada menos! (Por más que he buscado no he dado con la revista).
Ahora es cuando podemos tirar de la Guía: Don Pedro Guzmán aparece en la lista como uno de los mayores contribuyentes de Setenil (Un descendiente suyo me comenta que era dueño de varias fincas, entre ellas La Limosna Alta y La Limosna Baja). El alcalde no coincide con el de la lista, cosa muy normal si tenemos en cuenta que entre las dos publicaciones (guía y reportaje), puede haber una diferencia de cuatro o cinco años. José el del Horno, puede tratarse de Don José Ramírez Torres, cuya foto fué publicada en la anterior entrada, y que era dueño de un horno de pan en la Calle Ronda (era además tatarabuelo del que les escribe).
Un descendiente de Don Pedro Guzmán, comenta de esta manera los hechos en su blog El Almirante Ruina: "La cantidad no era desdeñable, 2.000 duros en el año 1893(¿?), producto de la venta de bestias en la feria de Villamartín; el propietario de esa cantidad era Pedro Guzmán, vecino de Setenil de las bodegas y tatarabuelo materno mío. La partida del "Vivillo" , famoso bandolero de la sierra de Cádiz, sabía lo que robaba y a quién robaba; cuentan las leyendas familiares, que el rico labrador y el bandolero, compartían amante y que ella se encargó de informar al mismo, del éxito en la feria ganadera.
Joaquín Camargo Gómez, murió en Argentina y apenas pisó la cárcel. El maestro de escuela que le puso el apodo, no se equivocó al decir que el niño era "vivillo en demasía" y él se encargó de confirmarlo.
Leo historias de bandoleros e imagino esas vidas, de monte, jaramagos, trabucos y candela."

Don pedro debió de tener gran descendencia, pues otro tataranieto suyo me contó el pasado fin de semana una nueva versión de los hechos: Era este señor un hombre rico que tenía gran cantidad de tierras en Setenil. Poseía además un caballo que no sólo era conocido en el pueblo, sino en toda la comarca. Un día en que Don Pedro se dirigía a no se que feria, fué atracado junto a su cuñado y otros feriantes por la partida del Vivillo. Fueron devalijados y atados, y el bandolero se llevó además el renombrado caballo en cuyas alforjas Don Pedro llevaba su cartera y demás pertenencias. Cuando fué liberado, compungido, el rico labrador le explicó a su mujer como perdió el caballo y el dinero: "¿El Dinero?", le responde su mujer. "¿Te refieres a la cartera que te dejaste encima de la cama?". Cuenta mi amigo, que Don Pedro atinó a decir: "Anda que si me llego a la feria sin un real, buen viaje hubiéramos hecho". Fué por este descuido por el que Don Pedro se ahorró de perder 2000 duros, ¡10000 pesetas de 1903! En esta última historia, el robo se produce cuando los feriantes salen de Setenil, en la de su pariente del Blog, los feriantes regresan con dinerito fresco de las ventas en la feria. Sea como fuera, me gusta esta segunda versión que viene a rebatir el final de una historia que tiene más de cien años. Nos queda la duda de ver la cara que se le quedaría a Joaquín Camargo el Vivillo, cuando comprobara que las alforjas de Don pedro estaban más secas que el ojo de Benito.
Vean de que manera tan romántica y estereotipada, nuestro Setenil se asoma a la nueva era: Una historia de Bandoleros del Siglo XX. No podía ser de otra manera.

Para saber más:

Museo del bandolero. Nombres: Joaquín Camargo "el Vivillo"
ABC Sevilla. 14/08/2008. La Épica del Bandolero.
ABC Sevilla. 4/09/1964. El Hombre del Saco.
El Almirante Ruina. Blog de un rondeño en le exilio. El Vivillo.
Blanco y Negro. 24/09/1911. El Vivillo de Picador
José Luis Campúa. Periodista y reportero. Ateneo de Córdoba.
Nota: Gran parte de la vida del Vivillo se desenvuelve entre el mito y la realidad, así como muchos de los hechos que aquí se describen. La bibliografía sobre el célebre bandolero es inmensa, y no tendrán dificultades en encontrar cualquier manual con datos más contrastados. Yo en ningún momento he pretendido quitar ese velo de misterio que envuelven los acontecimientos que aquí se relatan.

3 comentarios:

  1. Soy Leticia González Romano, nieta de Mariano Romano Ramos, que nos contaba de pequeños la historia de su padre. Soy, por tanto, bisnieta del Cabo Mariano. Mi abuelo nos contaba que mi bisabuelo fue el que cogió al vivillo. ¿Puedes contarme la historia tal cual sucedió?

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  2. Hola Leticia
    Encantado de conocerte. Siento no haber podido escribirte antes, pero la verdad es que he estado un poco liado y hasta hoy.
    Te paso un extracto de la biografía de tu bisabuelo que los Hermanos de Las Cuevas incluyen en su monografía de Setenil (pág. 47):
    “… Cabo Romanos, del puesto de la Guardia Civil de Setenil, Don Mariano Romano Escribano, natural de Monzoncillo, en Segovia. Un año después de la visita de Campúa a Setenil, es ascendido a sargento y pasa a Lérida, aunque luego retorna a La Línea, y retirado, otra vez a Setenil…27 años de servicio en la Comandancia de Cádiz, por Bornos, El Bosque, Ubrique y Setenil…con datos curiosos parra la historia de la provincia: Descubrimiento y captura de los autores del robo de alhajas en la Iglesia de Zahara; Huelga General en 1891; Persecución del bandido Pitero en 1892; detención de los autores a mano armada en el Molino de Osio y Villa Taza en Puerto Real, en1907…etc, etcétera…”
    Como ves Leticia, la hoja de servicios de tu bisabuelo parece intachable, aunque con el tema de Vivillo, caso que ocurrió estando en Setenil, no lograron detener a los bandidos, según cuentan los periódicos y según consta en la biografía del propio bandolero.
    Mi opinión es que la autoría del Vivillo en el robo a los feriantes de Setenil no es segura, y puede tratarse más de una noticia sensacionalista que algo verdaderamente constatado. Parece que varias partidas de forajidos operaban por la zona al unísono, y según las crónicas, la Guardia Civil era incapaz de solucionar el problema.
    Bueno Leticia, se quieres más información puedes escribir a La Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, donde tienen todas las hojas de servicios de Guardias y Carabineros.
    Yo tengo las de mi bisabuelo, la de mi abuelo y la de mi padre, todos del cuerpo, y que por cierto, con el tema de los destinos guardan gran relación con tu bisabuelo (seguro que debieron coincidir).

    Un saludo

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  3. Gracias Rafa. Paso nota a mis hermanos (somos 3). Por si te interesa, somos nietos de Mariano Romano Ramos, que también nació en Setenil. Su padre se llamaba Lucio Romano y su abuelo era el Cabo Mariano Romano Escudero. Tal vez quede en el pueblo gente que recuerde a mi familia. Yo fuí hace unos años a conocerlo y me pareció precioso, tal y como aparecía en las fotos y pinturas que me enseñaba mi abuelo de pequeña.

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