sábado, 9 de noviembre de 2013

Un otoño caliente (II)

La semana pasada, unos días antes de que llegara el puente, un operario, cual guerrero homérico en las costas de Troya, alcanzó Las Cuevas del Sol. Con paso cansino pero decidido, bien pertrechado de cubo y escoba, se dirigió a esa papelera amiga mía. Pausadamente, con la mano firme del que conoce bien su oficio, anuda la bolsa de la basura, la saca de su recipiente y la mete en el cubo con ruedas que traía rodando. Así de fácil, así de sencillo. Atrás quedan quince días ¡quince! de agradable compañía, del sutil aroma de aquello que suponemos podrido, de la rutina costumbre de estar a diario junto a esa montaña orgánica y viva en continuo crecimiento.
Cuando el operario se alejaba con su preciada carga, me pareció ver a aquella familiar cáscara de plátano despedirse de mí diciéndome adiós con su manita. ¡Hasta siempre amiga! Suerte allá donde vayas.
Cae el otoño por estas tierras. Ayer, una manta densa y fría barrió el término y sumió a Setenil en un triste gris. Luego salió el sol y la humedad se disipó en minutos creando una atmósfera difuminada e irreal. Después de la tempestad siempre viene calma, axioma válido tanto para la climatología como en la hostelería e industrias afines.
Se nos fueron las fiestas de Todos los Santos y Difuntos y un año más nos quedamos sin un especial en este blog, siendo precisamente este uno de los temas que más me gusta tratar, tanto por celebrarse en las medianías del otoño como por tratarse de una fiesta extraordinaria en todos los sentidos, nada más y nada menos que un acercamiento a la muerte y todos sus fastos.
Otra cosa es lo de Halloween que año a año triunfa en nuestro país merced a la publicidad y sobre todo a la claudicación vergonzosa de profesores y padres que olvidan la extraordinaria tradición popular, religiosa y pagana de la cultura y mitología hispánica. Luego querremos que los ingleses nos devuelvan Gibraltar.
Yo desde luego me quedo con mis historias de fantasmas y aparecidos, con los sobrenaturales seres del bosque y las fuentes, con las ánimas benditas, con el ancestral respeto a los lugares donde reposan los restos de aquellos que se fueron, con el Don Juan Tenorio y las leyendas de Bécquer…en fin todo aquello que los españoles un día llevaron a América y que aún hoy perdura vivo y enriquecido en aquellas tierras más aún si cabe.
En fin, que le vamos a hacer. Como digo se me quedó en el tintero ese especial y con él unas fotografías antiguas que vienen a representar ese primitivo respeto a la muerte tan nuestro, tanto la que se vislumbra en el horizonte como la que ya resulta un hecho consumado. Para el próximo año será.
Pasaron estas fiestas tan bonitas de visitas al cementerio y castañas asadas. Una multitud hipoglucémica, ávida de ver y comer en hora y media todo lo que pudiera, desembarcó en Setenil. ¡Miles, miles de personas! ¿Quién puede barajar eso? A esto lo llaman turismo de aluvión, que sin bien te puede salvar la caja del mes no deja de ser peligroso por las funestas consecuencias que puede acarrear. ¿Pueden comer todos en el pueblo? ¿Dónde hace sus necesidades tanta gente? ¿Acaso pueden aparcar sus vehículos cuando no hay ningún lugar habilitado para tal efecto?
El caos del tráfico fue colosal y para colmo de males las fuerzas de orden público multaron a los vehículos que estacionaban en los arcenes de la carretera. No termino de dar crédito a esta noticia. Unos dicen que fueron cientos y otros dicen que sólo unos cuantos. La Guardia Civil, los municipales o todos fueron los que se pusieron a rellenar formularios de multas, competencia municipal o de la Comandancia, seguridad vial o simple afán recaudatorio…lo cierto y verdad es que al visitante que le endiñen una multa por venir a Setenil, cuando encima no ha encontrado ningún lugar para aparcar, ese no viene más.
El Ayuntamiento, en todo caso debe de poner manos en el asunto porque de otra manera estaría eludiendo algo que es de su total responsabilidad.
¿Afán recaudatorio? Llega el pago anual de las contribuciones. Setenil, un año más, uno de los pueblos de la provincia de Cádiz donde más han subido los tipos y que nadie nos engañe…se trata en gran medida de una competencia de los ayuntamientos, así que ya no pueden escurrir el bulto como si la culpa fuera de otros. A este paso, vivir en un pueblo como este será más caro que hacerlo en una ciudad y tener una cochera en cualquier cueva de Setenil será más gravoso que un local de la Castellana de Madrid.
Esto en un problema que afecta directamente a nuestro bolsillo, máxime si no tenemos muy claro cuales son los servicios a los que se destina parte del dinero recaudado y la calidad de los mismos es cada vez peor.
Inspectores de aviesas intenciones, multas y sanciones. Me acuerdo yo de aquel arriero que hizo fortuna acarreando tierra del río a las obras de la carretera. La vida antiguamente sería mucho más dura pero también más fácil y todo parece enmarañado, turbio y sucio.
Lluvia de meteoritos en Las Cuevas, espectáculo asegurado ¡que falta hace una limpieza a fondo de los tajos! porque cualquier día habrá una desgracia. No pueden ni imaginarse la cara de sorpresa y estupefacción que se le queda a los turistas cuando un recio bollano de piedra caliza se precipita al vacío desde las alturas y se hace añicos a pocos metros de donde degustan una masita de chorizo. ¿Seguro que esto no se cae jefe?
Que no hombre que no, que esto lleva mucho tiempo así… ¿tan mala suerte vamos a tener que nos va a tocar a nosotros? Le responde uno sin mucha convicción.
Como dice un amigo nuestro, si las Escuevas dicen a caerse, mejor que el desprendimiento te pille en el Llano del Higuerón.
Bien lejos, a Sevilla de fueron los niños de Sonrisa Libre con sus familiares, que allí les esperaba nuestro amigo Pedrín con Modesto Barragán, Juan y Medio, Alvaro Moreno de la Santa y Nuria del Saz para que Pedro Caballero les hiciera el reportaje de un calendario que será la sensación de las navidades.
Hay que ver la de cosas que lleva hechas Pedrín en tan poco tiempo. Desde Imagina Setenil ha puesto el pueblo patas arriba creando una herramienta de corte profesional que se ha convertido en la auténtica gaceta local, informando y fomentado un debate necesario y vital para la salud social de este pueblo.
Esto se llama movilizar al personal, ayudándonos además con su aliento y cariño a tener un sentido crítico de las cosas, a pensar por nosotros mismos y a no temer decir lo que ven nuestros ojos. Y todavía hay gente que busca una explicación a esa conducta altruista, como si ayudar a tus vecinos fuera algo meditado y preconcebido para alcanzar otros fines. Cree el ladrón que todos son de su condición. Personajes y personajillos, mediocres,  trincones y bravucones de tres al cuarto, perdonavidas que no soportan que otros sean capaces de hacer cosas que a ellos ni se les ha pasado por la cabeza, gente en definitiva que son incapaces de mover un dedo por sus semejantes si no hay pasta de por medio. Sus amenazas, sus anonimos y aspavientos suenan a rebuznos en la noche. Que la indiferencia y el olvido caigan sobre ellos.
Aixa, Fátima la Horra, la sultana despechada, odia al emir de Granada, y será capaz a azuzar a Boabdil, el hijo de ambos, contra el propio padre. Mientras tanto el emir ama a Isabel de Solís a la que hará su esposa. Cae Zahara en manos nazaríes, Gonzalo Fernández ama en secreto a Isabel pero ella sólo tiene ojos para Fernando, y Fernando…bueno, este las ama a todas. El mundo se derrumba a nuestros pies y nosotros nos enamoramos.
Los Reyes Católicos ya están en Álora, la bien cercada. Ramírez prepara sus bombardas, el Marqués de Cádiz galopa al frente de sus dos mil de a caballo. Fernando, el hábil estratega en el Maquiavelo se inspirara para su Príncipe, prepara el asalto definitivo de Setenil, la perla de Granada, mientras Isabel le espera en Sevilla.
Los lunes por la noche, amigos míos, batallitas.

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por favor, no me importa publicar comentarios aunque no comparta la opinión, pero no son aceptables anómimos donde se insulte gravemente a otras personas e incluso a mí mismo.
      Un poco de sensatez y cordura.

      Eliminar
    2. Reitero lo anterior, señor anómimo. Muy cobarde resulta vomitar insultos y luego no firmar.
      Un anónimo no deja de ser la patética patalata de los mediocres.
      Un saludo

      Eliminar
  2. Tio, escribes como Dios....y eres valiente y respetuoso como pocos r favor escribes más entradas que las necesitamos

    ResponderEliminar
  3. Gracias amigo
    Qué menos que ser respetuoso, aunque hay gente que no lleva bien lo de las críticas.
    Este pueblo necesita más diálogo, más normalidad democrática y menos demagogia partidista.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Ciertamente, hay que saber mantener las posiciones.

    ResponderEliminar