miércoles, 30 de octubre de 2013

Un otoño caliente (I)

Vinieron estas someras aguas a enfriar algo la atmósfera, que ya venía siendo necesario. Lluvia para darle el último empujoncito a esas aceitunas que se van pintando de negro en los olivos y lluvia para limpiar de polvo caminos y veredas. Quedaron atrás el ordeño de las viñas y la cosecha de membrillos, aromas de mosto y frutas confitadas. Papeletas, lotería de navidad y polvorones, que hay que pagar el viaje de fin de curso y restaurar las imágenes. Así somos por estas tierras, cuando aún no ha llegado el invierno ya estamos pensando en abriles y mayos, un pueblo el nuestro que vive por y para los esplendores de la primavera.
Hace unos días, hablando con una anciana señora de lo mal que andaban las cosas por el mundo, me interpeló; ¡Y Padre Jesús fuera de Setenil! Quizás no lo había pensado antes, pero es verdad. Lo que para algunos significa un mero trámite, para otros puede resultar difícil  y complicado estar lejos de esas veneradas imágenes a las que dirigen sus plegarias en los momentos de dificultad.
Un amigo nuestro, algo descastado en estas cuestiones, admitámoslo, se encontró a Padre Jesús en Sevilla capital. En las fotos se le ve emocionado, no es para menos, es como si te encontraras con un viejo paisano por la calle Sierpes y te paras un ratillo con él cuando quizás en el pueblo la cosa quedaría en un simple ¡Ay! ¡Eh! ¡Que pasó!
Fenómeno curioso este. La cámara vacía, la cruz postrada, Simón absorto. Hay gente en Setenil que cuenta los días desde que esta sagrada imagen saliera de San Benito y no ve el momento de que lo traigan de vuelta.
Los días de sol traen marejada de visitantes. Este otoño los recibimos con contenedores nuevos, ahora sólo falta que recojan de vez en cuando la basura. En las Cuevas del Sol las papeleras llevan tres semanas hasta la bandera luciendo al sol y la lluvia un pastel sucio y maloliente. Imagino que como viene siendo habitual de puente a puente, del puente de los Gallos al de la Calle Ronda y del puente de la Hispanidad al de los Santos.
Los viernes pasa una señora mayor barriendo las calles. La pobre mujer pone interés, que lo deja todo muy limpio, pero luego no encuentra donde dejar la basura. Las hojas de lechuga y las cáscaras de plátano recibirán a los turistas una semana más…¡Setenil con los cinco sentidos!
Luego está lo de la señora, que aquí se ayuda a todo el mundo, faltaría más. Alguien, quizás algún setenileño preparado y estudiado de esos que han tenido que dejar su tierra para ganarse la vida por esos mundo de dios, debería explicarle a esta gente lo de Keynes, por que me da la sensación de no lo han entendido bien del todo.
Hablando de setenileños por el mundo; Francia, Suiza, Alemania, Holanda. Los hijos de aquellos emigrantes retornados de los noventa cogen ahora las maletas y se vuelven para esas europas donde nacieron. Triste sino el de estos pueblos sin pan ni trabajo para sus gentes. También tenemos alguno en Oxford, si señor. Este si que sabe de economía. Me imagino a mi amigo como a Jarry Potter en el Colegio Hoqwart de Magia y Hechicería.
Magia y hechicería es desde luego lo que haría falta para darle un arreglo a esto. Los tontons siguen llevando a los visitantes a Los Villalones y de allí de vuelta por sus pasos a Algodonales, ¡toma ya! Que la culpa es de Diputación…Cual, ¿de la de Málaga o la de Cádiz? Quizás sea de los pueblos interesados en esa carretera. Yo, un día que pasaba puse una caja de cartón que ponía carretera cortada pero se ve que con la lluvia se ha borrado.
Ayuntamientos, Diputaciones, mancomunidades etc. Quizás se debería crear una empresa pública para gestionar esos pequeños asuntos que se escapan de las competencias administrativas de esos organismos. Podríamos llamarlo “Instituto para cosas que no nos sale de adentro solucionar pero que de verdad interesan a la ciudadanía”. Anda que no se podía colocar a gente, así, y una escuela taller también, con una entrevista y todo para hacer las cosas como Dios manda.
Bueno todo se andará, poquito a poco que hay muchos agujeros que tapar. Por cierto, ¿nadie se ha preguntado que es lo que pasa con la depuradora?
Oiga, ¿para visitar Peña Caída?
Coja usted esta calle todo recto y cuando llegue a un lugar que apesta mucho coge a la derecha.
Vale, muchas gracias.
Setenil sigue en la inopia. No se organiza nada de interés en meses y cuando se planea algo interesante, una charla sobre algo relacionado con la represión franquista en la Sierra de Cádiz, no va nadie. Dicen que lo publicitaron en un blog y que pusieron un par de carteles, pero no resultó. Una pena. Es que no dan una a derechas. Otra polémica. Que si tu que si yo, que si pitos que si flautas... y ya van muchas. Por cierto, alguien preguntó en aquella sala por los papeles quemados el año pasado en el edificio del antiguo sindicato. La cosa parece que se mueve de nuevo y ya va siendo hora de que los responsables nos den una explicación.
Juan el de la Residencia pasa cantando por la calle. Hoy le ha dado por el “¿Dónde estará mi carro? del gran Manolo Escobar. Homenaje sentido desde Setenil Rural. ¿Saben que Manolo cantó en Setenil? Fue en una feria y en mitad de su actuación se volvió para el público y les pidió un poquito de entusiasmo, que aplaudieran al final de cada canción o algo parecido. Alguien le debería haber explicado que en Setenil somos así, apáticos por naturaleza. No es que no le gustara a la gente la actuación, que aquello estaba hasta la bandera, pero es que al setenileño humano eso de salirse del tiesto...un amigo mío dice que aquí sólo se moviliza el personal con la Legión, cuando viene una riada o cuando gana el Madrid, ¿qué le vamos a hacer?
Cada vez que veo esta calle nuestra de Gibraltar Español me acuerdo de Manolo Escobar y del ¡Qué viva España! ¡Que tío más grande!
Un incipiente verdecillo asoma en los campos, suenan las hojas de los frutales como sonajas huecas, las nueces se desprenden de sus abrigos verdes. Mañanas de niebla en la Mata, densas humaredas en la lontananza, las mujeres que suben al cementerio a preparar los nichos de aquellos que se fueron, ya huele a cisco y castañas asadas. Parece que definitivamente el otoño ha venido para quedarse.
Mis amigos holandeses, aquellos del paseo por Jabonerías y Cabrerizas ¿los recuerdan? Me mandan unas fotos; La iglesia, blanca como un merengue, se yergue hiniesta como un tóten primitivo, cúmulo de piedras sagradas recortadas en un cielo azul radiante. Nada, ni tan siquiera la petulante interpretación de reinventar lo que ya está inventado puede robarle a Setenil su gracia y belleza.
 

¡Salud amigos! y feliz fiesta de Santos y Difuntos

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