lunes, 25 de febrero de 2013

La Blanca y verde

Cae una fina llovizna pero las muchachas siguen dándole con cepillo y jabón a la albarrá. Ahora comienza a llover con más fuerza así que abandonan su faena y se refugian bajo el tajo.
La pared ya no luce blanca y verde, ahora sólo se ve sucia y llena de desconchones y un penetrante olor a lejía inunda Las Cuevas del Sol.
Me gustaban esos muros cubiertos de verdín, ¡en serio! Universo fotosintético, sostén primigenio de la vida, albarrás húmedas y vivas, blancas y verdes.
Quizás fuera esa sensación de dejadez y pereza que transmiten, como de resignación ante lo inevitable, la idea de que Setenil es umbría, maleza, fragosidad, de lo que en un futuro será a poco que el hombre se descuide.
Nada retorna más rápido a la naturaleza que la construcción humana en Setenil; tejas, paredes, cemento, hierro, todo se hace escombros y cimientos para la vida.

1 comentario:

  1. Adiós además al "piensa en verde", uno de los eslogans más originales y divertidos que he visto sobre setenil en mucho tiempo.

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