lunes, 3 de diciembre de 2012

La alimaña

En la espesura del bosque, entre zarzas y espinos y junto a la frescura de un arroyo, merodea la alimaña. Durante el día, cuando el sol aprieta, la alimaña se esconde y dormita en su refugio, ajeno al ajetreo de rebaños y pastores. La alimaña sólo sale de anochecida, cuando se acaba el trasiego en los campos. Sabe que los sabuesos le persiguen y fieras escopetas no dudarán en hacer fuego si lo tuvieran a mira. La alimaña es una sombra, un espíritu, un fantasma en la noche del bosque.
Cuando cae el sol y los campos se sumen en la penumbra, la alimaña despierta de su letargo y azuzado por el hambre sale de su cubil. Se cerciora de que no hay nadie por los caminos y no huele las escopetas asesinas. En la oscuridad, por un camino que conoce de memoria, ocultándose entre los árboles hasta llegar al cortijo. Allí siempre hay que comer. Sobre el quicio de la ventana hay un ato con pan y tocino. La alimaña se lanza con ansiedad sobre el humilde condumio. Entonces la ventana se abre y la alimaña trata de permanecer inmóvil.
- Manuel, Manuel: tienes que dejar de venir. Me comprometes y ya sabes que tengo familia.
Los tuyos huyen como pueden en la noche por los campos, dejando a un lado las veredas. Tú deberías hacer lo mismo. Hay muchos fugitivos por los montes y los guardias organizan batidas. Ya no estás seguro Manuel, y me comprometes.
- Gracias Don José gracias. Sabe usted que le estoy muy agradecido.
- Ea Manuel. Suerte. Que te vaya bien
- Ea Don José. Gracias por todo.
La alimaña coge el ato de tela y sale del cortijo. Los perros ladran en la noche, hasta que la alimaña se adentra en la espesura por entre zarzas y espinos, a ciegas, sucia, maloliente, asustada.
Desde la ventana Don José la mira perderse y no puede sentir más que un profundo alivio.

1 comentario:

  1. ¿Bandolero?,¿Maquis? Me imagino que tendrá segunda parte. Un saludo

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