domingo, 12 de febrero de 2012

Orgullosos de su pueblo


Echándole un vistazo a La Historia Ilustrada de los Pueblos de la Provincia de Cádiz, de Ricardo Tejeiro, me encontré con esta divertida viñeta donde un emigrante setenileño le cuenta a un compañero de trabajo alemán como es su pueblo, haciendo aspavientos con las manos y buscando en el idioma la palabra "precioso", y eso ante la cara de incredulidad del otro. Y me ha hecho gracia porque ¿cuántas veces me habré visto yo en esa situación? ¿a cuántos compañeros y conocidos les habré tratado de explicar lo bonito que es mi pueblo?
Me acuerdo por esas calles de Sevilla con mis amigos Pepe y Antonio María contándole a cualquiera que el río había oradado un cañón en la roca y que las casas estaban bajo los tajos, y que estaba lleno de cuestas por los que paseábamos los tronos en Semana santa y muchas veces acompañando esas "laudes setenileñas" con dibujos en el aire y manoteos, para recalcar que aquello no era cualquier cosa, que nuestro pueblo es único.
La verdad es que cuando uno está lejos de su tierra, aunque sólo sea a unos centenares de kilómetros como era nuestro caso, la nostalgia y la morriña hacen que sólo nos acordemos de las cosas buenas del pueblo. Quizás nunca tendremos tan buenos embajadores como aquellos setenileños que un día abondonaron su casa para irse a trabajar a otro país.
Fuente: Historia Ilustrada de los Pueblos de la Provincia de Cádiz. Setenil de las Bodegas. 2003. Ricardo Tejeiro.

2 comentarios:

  1. La nostalgia me invade. Casi me has retratado. Pronto irás a la caza de las tagarninas?. Parece que éste año voy a conseguir semillas de éste cardo, así que espero recordar aquel sabor que tanto añoro. Saludos amigo Rafa.

    ResponderEliminar
  2. Hola Pacorbe
    Ayer mismo me hizo mi suegra unas tagarninas esparragás que quitaban el sentío, con huevo y una copita de vinillo correinte.
    Ya mismo, cuando haga algo menos de frío, se acecaré por Cabaña a coger unos espinos de esos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar