viernes, 10 de junio de 2011

Ronda La Vieja en 1913


Comentarios a la Memoria escrita por D. Antonio Madrid sobre Acinipo para el Boletín de la Real Academia de la Historia

En 1913, el historiador rondeño Don Antonio Madrid Muñoz presenta al Boletín de la Real Academia de la Historia una memoria sobre las ruinas de Acinipo, una especie de recopilación de artículos, fruto de sus continuas excursiones por los campos de Ronda la Vieja, que tuvieron gran repercusión mediática en la prensa cultural de la época. El académico Don Antonio Blázquez es el encargado de analizar y comentar esta memoria, para, después de algunos apuntes, consejos y consideraciones, dar el visto bueno a su publicación en el boletín.
Pese a carecer de cierto rigor científico, de lo que en ningún momento presume el cronista rondeño, creo entender que se trata de una de las primeras aproximaciones detalladas al yacimiento de Acinipo, no exenta en ningún caso de connotaciones poéticas y evocadoras y redactada con un delicioso estilo literario. El fin prioritario de la memoria es incentivar un mayor interés por las autoridades y la comunidad científica, y evitar así el abandono y continuo expolio al que se ve sometida lo que antaño fue una majestuosa ciudad.
Para conseguir este propósito, don Antonio Madrid hace una relación de cuantos objetos han sido encontrados en la Mesa de Acinipo y en los campos aledaños, en aquellos entonces y en siglos anteriores;
"Más de cien pedestales y lápidas con letras, habla el erudito rondeño D. Macario Fariñas, se registraban en su tiempo—-¡á los mil setecientos años de la destrucción de Acinipo!—en la Mesa de Ronda la Vieja, unos que soportarían estatuas, otros con dedicatorias Casi todos han desaparecido rotos en menudos pedazos por la ignorancia campesina, que en este país siempre entendió, á vuelta de groseras consejas, hallarse el codiciado tesoro dentro de la piedra, ánfora ú objetos exhumados..."
Piezas zoomorfas iberas (el famoso borrego de piedra), estatuas, restos de edificios, utensilios, lápidas, y sobre todo monedas, capítulo sobre el que hace especial hincapié:
"Monedas de Acinipo con el cuño ya descrito (Esa palabra entre dos espigas, una de cebada y otra de trigo, por el anverso, y por el reverso dos á modo de soles, algunas estrellas y puntos que parecen aludir á una constelación, y quizás también al inmenso firmamento que desde sus muros se abarca, y el racimo de uvas bajo trilobado pámpano, son los blasones de la rica colonia inmune, fertilísima y agrícola, albergue en todo tiempo de tranquilidad y de bienestar...) y otras en cuyo reverso se ve un alacrán, de oro, hace pocos años se encontró un soberbio Nerón como á media legua de la Mesa de Ronda la Vieja, en el paraje conocido por Venta de Leche—según algún grave historiador, el mitológico río Letheus... Ciñéndose á los atributos ó emblemas que se ostentan en esos trocitos de bronce, entiende este Correspondiente, que la palabra Acinipo expresiva de montón o agrupación, tiene que ser común á la riqueza agrícola y á la vinícola de la comarca, como lo prueban las espigas de trigo y cebada y el racimo de uvas abrigado por su pámpano; y que los soles, en algunas monedas, se nota un trazo en forma de media luna, las estrellas, y si se quiere ver en esos puntos una constelación, todo ello es sencillamente alegórico á que la protección de los astros adorados por los pueblos nacientes como símbolo de la divinidad se debía la fertilidad de los campos por el calor y la lluvia; mucho más tratándose de Acinipo, pueblo agrícola por excelencia..."
Nos hace una introducción del teatro interpretando los restos con la ayuda de estas soberbias fotografías, muy posiblemente del famoso Miguel Martín:
"Avalórase (el teatro) con la documentación fotográfica, realmente artística y acabada, del fotógrafo rondeño Sr. Martín Sánchez, que ha llevado á sus placas con exquisita y gráfica precisión lo que de Acinipo aún sobrevive, su precioso teatro, incomparable joya del arte".
Esa inmensa mole del teatro que se divisa desde casi cualquier punto cardinal del término setenileño, quizás el aspecto más llamativo del yacimiento. Es curioso el divertido detalle que Don Antonio comenta de que todos aquellos que visitan por gusto o por estudio las ruinas de Acinipo, de tanto andar con los ojos escudriñando el suelo en busca de restos, coge la costumbre de andar durante días de esta guisa, y me acuerdo yo de esa afición de juventud que comparto con Rafael y Juan Ignacio de rastrear piedras y barros por esos cerros.
No descuida el autor de la memoria su lenguaje y estilo literario, como tratando de paliar con su prosa poética la carencia de datos científicos que aportar a los miembros de la Academia. Así nos brinda algunos párrafos de lograda rotundidad y efecto, fruto quizás del amor que este hombre sentía por esas piedras venerables;
"Su orientación era á la naciente del sol y abierta á todos aires... Desde la Mesa de Ronda la Vieja el panorama que se divisa es realmente espléndido, grandioso, sublime; dilatada porción de las provincias de Málaga, Granada, Córdoba, Sevilla y Cádiz; Sierra Morena y Sierra Nevada aparecen en las lejanías del inmenso horizonte como defumadas con sutil polvillo gris; una faja de indecisa neblina indica el curso del Guadalquivir; los repliegues del terreno ocultan á Carmona, Utrera, Morón y Osuna, cuyos términos se descubren; más cerca, Grazalema (la Lacibula de los romanos), Olvera y Setenil, y las moriscas Torre-Alháquime, Zahara y Pruna, con sus atalayuelas de espionaje y de defensa...;hacia Levante la enhiesta-roca donde se asentó la legendaria Muncía de César y Pompeyo, y á sus espaldas los macizos montañosos de la Axarquía Rondeña, velando el continente africano; con razón puede llamarse ese sitio el Mirador de la Andalucía baja, ¡Qué infinito es el poder divino!, he dicho muchas veces contemplando hermosura tanta como desde la renombrada planicie de la despoblada Acinipo se descubre"
El Señor Madrid se lamenta del abandono del lugar, el destrozo y expolio al que ha sido sometido, y sin embargo no deja de sentirse embargado por la melancolía de esos páramos solitarios y de la embriagadora belleza de la planicie de Ronda La Vieja. Se deja llevar en definitiva por imágenes evocadoras de los tiempos felices de la ciudad "... De Acinipo tiene que decirse es una ciudad destrozada, mejor dicho, despedazada, pero es tan estética la belleza de sus restos, que aún conmueve; porque es indudable que el gusto artístico no fue en ella una aparición fugaz ó de época, sino que vivió y convivió con Acinipo hasta su último latido...embelesadora melancolía, en los que parece olvidarse el presente para vivir como vivió aquella raza poderosa y artística...En esos lugares su imaginación, avivada por los recuerdos, ha exhumado el ser diario de una ciudad trabajadora y bulliciosa, ha asistido á su vida política en sus comicios, á la religiosa en sus templos y á la civil en las ardientes luchas del foro. Las alegres fiestas á Ceres y á Baco, tras un abundante esquilmo no le son desconocidas, ni las representaciones de las licenciosas comedias de Plauto y las finas y discretas de Terencio, alternando con los horrores de la tragedia griega, la del fatal é inexorable destino... La fuerza subjetiva es allí tan poderosa, que basta un momento para sentir el latido de los siglos".
Seguramente todos los que hemos visitado en alguna ocasión Acinipo albergamos la mismas sensaciones que el autor; Una especie de melancolía por el paso inexorable del tiempo y sus estragos en las obras de los hombres. Les aconsejo que lean la memoria completa, verán como les entrarán unas ganas tremendas de visitar la ciudad de la vid y las espigas (para aquellos que no conozcan la zona, las ruinas de Acinipo se encuentran a escasos seis kilómetros del casco urbano de Setenil).






Para saber más:
Memoria sobre Acinipo de Don Antonio Madrid. Boletín de la Real Academia de la Historia. Marzo de 1913. (es un PDF, así que pinchad y lo podréis descargar. Las primeras 16 páginas son una introducción algo rebuscada del académico Blázquez, para luego empezar la memoria del cronista rondeño)

6 comentarios:

  1. Cuando yo era niño, aquellas ruinas las veia como componente del terruño, sin darle la importancia que merecía. Recuerdo que todos los vecinos habían encontrado y guardaban monedas de las que mencionas. Entonces los valores eran otros. Pero ahora, cuando las volví a ver hace un par de años, quedé maravillado de la importancia de esa antigua ciudad y sin embargo, me sorprende el poco merecimiento que se la hace por parte de autoridades y ciudadanos en general.Salud amigo.

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  2. Antes de nada gracias Rafael por compartir este bonito articulo y dejar la fuente donde saber mas ya que a mi me a encantado.
    Que me fuera gustado ver estado al lado de Don Antonio Madriz en aquella época la de informacion historica que este hombre tubo que saber y lo mas increible parte del tesoro de la ciudad que paso por sus manos y a saber donde estara ahora.
    Yo simplemente decir que a esta ciudad le tengo un respeto enorme , mi pasión por las antiguedades, historia, coleccionismo, arqueologia, etc, como todo el pueblo sabe, viene en mi desde que tengo uso de razon , estudiando siempre por mi cuenta estos temas e aprendido muchisimo , lo que quiero decir es que yo siento pasión por estos temas lo que mismo que sentia este hombre ,Don Antonio Madriz.

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  3. De eso se trata Rafa, ¿para que quiero yo un documento o una foto metida en un cajón? Yo leo este artículo y saco mis conclusiones, y estoy seguro que tu le darás un enfoque diferente al mío, porque este es un tema en el que tienes más conocimientos.
    un saludo

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  4. Hola Pacorbe
    Acinipo tiene algo especial, más allá del valor histórico. es el lugar, el enclave de la ciudad, lo despoblado y solitario. Tengo la vista de la ciudad desde mi ventana y voy a menudo pero nunca me deja indiferente.
    un abrazo

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  5. Oye Rafa, pero... desde el pueblo de Setenil ¿se ve Acinipo, o es que vives por el tejarejo?. Saludos.

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  6. Desde el campo se divisa gran parte del término, incluido Acinipo y el Tejarejo. Si viviera en el "boquete" sólo vería la casa de enfrente y el río.
    saludos

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