jueves, 27 de marzo de 2014

Cuevas de la Sombra; Paisaje y paisanaje

 
En la lejanía de aquellos años ochenta, un viajero solitario hace parada en las Cuevas de la Sombra, alucinado quizás por la imagen de esta calle-pasadizo donde las casas parecen como engullidas por la piedra. Su cámara dispara fotos que servirán para dar fe, allá donde vaya, de ese lugar tan asombroso que conoció en su visita al sur de España. Setenil y sus cuevas, Setenil y sus piedras.
Los vecinos se arremolinan en torno al viajero, curiosos y amables. Paisaje y paisanaje. El fotógrafo anónimo los anima entonces a posar para su cámara: Isabel María en la fachada de la panadería de Gonzalo, Montse o quizás Carmen con el pequeño Francisco en brazos, José Antonio Linares con las manos en cuadril y Pilar en la subida de la Cantarería. Un perrillo blanco, como salido de un cuadro de Goya, completa la escena.
Las Cuevas de la Sombra con sus bajadillas al rio, calle bulliciosa y alegre, siempre llena de niños, de abuelas vestidas de negro y vecinas que te conocían por tu nombre, aromas a cocido de puchero, a cisco y a cal. La esencia viva de aquel pueblo de nuestros recuerdos.  
 

2 comentarios:

  1. Ummmm parece q lo estoy viendo y...oliendo! !!! Qué tiempos tan auténticos

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  2. Unmmmm parece q lo estoy viendo...y..oliendo. qué tiempos tan auténticos

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