Buitres Leonados en Setenil

Dejamos aparcado por el momento el tema de las fiestas, que por estas tierras del sur vienen de corrido cuando llega la primavera, que no hace nada que dejamos la Semana Santa cuando ya en el horizonte se vislumbran los ecos de la Romería. En verdad que no es mal lugar para vivir.
Mientras tanto, entre fiesta y fiesta, podemos recuperarnos un poco, si las bodas y comuniones nos dejan, y salir a pasear al campo para disfrutar de esta primavera tan espléndida. Por todos lados aparecen arroyos que desde las entrañas de la tierra vierten sus aguas a las cunetas, y las florecillas motean los campos verdes. Parece cumplirse de esta manera el mito de Perséfone y Core del que hablábamos en la entrada de la Semana Santa Pagana. El eterno ritual de la resurrección de la tierra en primavera.
Y el caso es que los campos de Setenil y sus alrededores nunca dejan de sorprendernos. Tenía yo ganas de hablar en este blog de la colonia de buitres leonados que desde hace un par de años parece haberse estacionado en las cercanías del pueblo, siendo común verlos planeando, oteando los campos en busca de carroña. Es sorprendente ver con que facilidad recorren, enormes distancias, casi sin batir las alas, aprovechando las corrientes de aire caliente siguiendo las elementales leyes de la termodinámica, como podéis leer en este enlace. Pinchad aquí.
Hace unos días la cosa se me puso a huevo pues cerca de la estación de trenes, justo al borde del camino, pude grabar el banquete que medio centenar de buitres se daban con una cabra muerta. La calidad de la grabación no es muy buena, y no caí en apagar el motor del coche, pero es sorprendente poder plasmar esta escena tan cerca de tu pueblo, como si estuviéramos en Cabañeros o el mismísimo Serengueti.
No me cansaré nunca de decir que escenas como estas reflejan la salud de un hábitat y los seres que la habitan, debiendo considerarse la conservación de los mismos como un aspecto fundamental en nuestra manera de relacionarnos con la naturaleza.