lunes, 18 de marzo de 2013

Los sucesos relacionados con el Sábado Santo en Setenil

A mediados de los años ochenta, La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de Nuestra Señora de la Soledad de Setenil, popularmente conocida como Los Negros, vivió un periodo de turbulencias sin parangón en su historia desde los tiempos de la Guerra Civil y que casi estuvo a punto de acabar con sus cerca de trescientos años de historia.
La Semana Santa de Setenil, analizada desde un punto de vista antropológico, resulta uno de los elementos más definitorios del ser y sentir setenileño como hemos visto en este blog en más de una ocasión. Resulta curioso comprobar como después de los meses del largo invierno serrano, la localidad se lanza exultante y jubilosa a celebrar al inicio de la primavera su fiesta grande por antonomasia, una semana de pasión a todos los niveles que en cierto modo desentona con el carácter tranquilo y poco dado a las exaltaciones de nuestra gente.
Así pues, analizando algunos documentos de la época y tirando sobre todo de la narración de los hechos por el Diario de Cádiz, podemos hacernos una idea de lo que supuso para la localidad los sucesos relacionados con la salida procesional del Sábado Santo y las disputas de la hermandad con el Obispado de Jerez, sucesos que echaron a cientos de setenileños a la calle y que llegaron a eclipsar por completo a las mismísimas elecciones municipales que se celebraban por aquellas fechas.
El inicio del asunto se remonta al Decreto emitido el ocho de septiembre de 1983 por el Obispo de Jerez, Don Rafael Bellido Caro, donde se encomienda a las Hermandades y Cofradías de la Diócesis, “que el Sábado Santo fuera día de meditación y reflexión a la espera de la Resurrección”.
Esta orden afectaba de lleno a la Hermandad de Los Negros que desde 1958 procesionan en la noche del Sábado Santo a la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad.
En un principio, en las Semanas Santas posteriores al decreto, Los Negros siguieron con sus horarios tradicionales haciendo caso omiso a la orden, por lo que el Obispado emite el 15 de Abril de 1985 un segundo decreto donde entre otras cosas se dispone que “ya que los templos, imágenes y demás enseres son propiedad de la Parroquia, a nadie se le permitirá, ni personal ni colectivamente, sus uso para ningún fin”. Así mismo se expresa taxativamente que “toda manifestación religiosa que se celebre en las calles de Setenil…se realizará bajo la responsabilidad única del Párroco…”
Era Párroco de Setenil en aquellos momentos un joven y prometedor cura que se llamaba Diego Valle, hombre afable y querido por la localidad pero que en aquellos momentos debía cumplir con la labor encomendada por sus superiores jerárquicos de Jerez. El asunto del Sábado Santo había tenido repercusiones en otras localidades de la provincia, siendo llamativo el caso de Olvera donde se había dado una total refundación de las hermandades, demostrando de facto la autoridad del obispado sobre las hermandades de su diócesis.
Es en estos momentos, concretamente en la Semana santa de 1986, cuando salta la chispa, y es ahí donde entran en juego mis recuerdos de joven penitente. Los Negros, quizás alarmados por las repercusiones que su indisciplina podría acarrear, cumplen a regañadientes la orden del Obispo, lo cual suponía adelantar la procesión de La Soledad a la noche del Viernes Santo.
Imaginen la situación que se presentaba a partir de ese momento, sacar dos procesiones el mismo día, ya que Los Negros salen con su titular el viernes por la mañana, esperar además a que Los Blancos terminen de procesionar El Santo Entierro y acto seguido organizar una segunda procesión con La Soledad que, como si se tratase de la mismísima Cenicienta, debe recogerse antes de las doce de la noche para cumplir con el Decreto del señor Obispo para que los fieles se encomendaran el Sábado Santo a la “meditación y reflexión”.
Como digo, mi memoria de joven penitente entra en acción. Me acuerdo del nerviosismo de los hermanos por ver si se salía el sábado, como siempre, o si se hacía caso al decreto. Me acuerdo de la presión para que Los Blancos se recogieran antes de su hora habitual para que la imagen de La Soledad pudiera hacer su recorrido completo y no le cogiera la medianoche en mitad del camino, recuerdo reuniones informales, el desorden y las carreras de penitentes haciendo sonar sus campanas para convocar a los hermanos para la procesión.
Finalmente se sale el Viernes Santo, bien entrada la noche sin posibilidad de cumplir el tope horario de las doce y con el cansancio que suponía preparar dos procesiones en el mismo día; desconcierto, arreglo improvisado de tronos, concertación de bandas de música etc. Así pues, en aquella noche oscura y única, La Soledad hizo su recorrido el Viernes Santo en un pueblo semivacío y con gran cantidad de puertas cerradas en su recorrido, que bien por cansancio o por no querer dar pábulo a un incumplimiento del decreto del Obispado, hicieron de aquella una de las noches más tristes no sólo para la Hermandad de Los Negros sino para la Semana Santa de Setenil en general.
En aquella aciaga noche prendió la mecha de la insurrección, imagen que como decimos dista mucho de la pauta general de los setenileños. Los hermanos negros, heridos quizás en su dignidad, dolidos por la afrenta que para ellos suponía procesionar con su venerada imagen por un Setenil semivacío, se confabulan para ignorar la orden del señor Obispo y sacar en la próxima y sucesivas Semanas Santas a su Señora de La Soledad en la noche del Sábado Santo, como venía siendo habitual desde 1958.
Triunfaba en ese momento el ala más vehemente en la dirección de Los Negros, hermandad que desde principios de los ochenta andaba en pleno proceso de transición, que como si un símil del proceso que el propio país había emprendido una década antes, iniciaba una regeneración de sus estructuras y personas tras el fallecimiento del que hasta ese momento había sido no sólo su Hermano Mayor, sino su norte y su guía durante décadas.

Detalle del Decreto del Sr Obispo
Detalle del Decreto del Sr Obispo
Portada de la manisfetación
Como decimos, en la Semanas Santa de 1987, tras el desastre de lo que había sido la Semana Santa del 86 donde “todo salió mal”, Los Negros deciden volver a sacar a La Soledad el Sábado Santo lo cual ocasiona la proclamación de un tercer decreto el 18 de mayo que es el que presentamos en esta entrada y que, bajo el membrete de” Rafael Bellido caro, por la gracia de Dios y de la sede Apostólica, Obispo de Jerez”, establece entre otros puntos el cierre al culto de la ermita de San Benito, sede de la hermandad y la práctica disolución de la misma, de sus órganos de gobierno y sus estatutos.
Es en estos momentos cuando se suceden los acontecimientos de los que se hace eco el Diario de Cádiz el sábado 30 de mayo de 1987 que relata los hechos desde su inicio hasta el acuerdo definitivo. Se produce una auténtica rebelión vecinal, una manifestación de cientos de personas a que se dirigió a la Iglesia de la Encarnación donde el Párroco celebraba misa para pedirle explicaciones.
Así pues y ante el cariz que tomaban los acontecimientos, el jueves 28 de mayo de 1987, diez días después de la publicación del decreto, Don Diego, acompañado de los Párrocos de Alcalá y Algodonales, recibe a los vecinos organizados en una nueva manifestación con el fin de dialogar. La cosa se tensa, el grupo rodea al Párroco al que gritan una y otra vez para que abra sin condiciones la ermita de San Benito, que las imágenes son del pueblo.
Es entonces cuando se produce la mediación de Don Antonio, antiguo Párroco de Setenil que consigue calmar los ánimos para llegar de esta manera a un acuerdo.

D. Diego se dirige a los manifestantes
bajo la imagen de Ntro. Padre Jesús
Don Diego habla a la multitud allí congregada; “he escuchado vuestra propuesta, todos iremos a San Benito, rezaremos un Padre Nuestro y todos nos iremos a casa”, y así se hizo, los hermanos cofrades que aquel día se congregaban en las puertas de la ermita rezaron delante de su titular y la iglesia quedaba abierta de nuevo al culto. Termina la crónica de Rafael Navas de esta manera; “El Párroco Diego Valle, al terminar la oración, bajo la mirada de la imagen de Padre Jesús, pronunció las últimas palabras de la noche; Jesús ha sido testigo de todo esto. Allá con vuestras conciencias”.
Don Diego cumplió su palabra. La ermita de San Benito en efecto permaneció abierta al culto durante todo el año, pero siempre bajo su estricta vigilancia. De esta manera, al llegar la Semana Santa de 1988 se produjo un hecho insólito. La Hermandad de Los Negros, ya en este momento disuelta por el obispado, decidió volver a procesionar el Sábado Santo por lo que tras la procesión del Viernes Santo y por no tener las llaves de la ermita, organiza un turno de guardia para que la iglesia no se cierre en ningún momento.
Participaron en aquellas guardias gran cantidad de hermanos, chicos y mayores, hombres y mujeres, produciéndose los hechos más insólitos. No era yo más que un adolescente cuando aquello pero recuerdo que al amanecer, a nuestro querido Paco Molinillo no se ocurre otra cosa que tocar las campanas de la iglesia para convocar a los hermanos para manifestar su alegría porque la ermita continuaba abierta, es decir, el mismísimo Sábado Santo, el día decretado por el obispo para “la meditación y reflexión a la espera de la Resurrección” y cuando quedaban prohibidas todas las manifestaciones religiosas, se tocaban las campanas en la ermita.
Desde aquel momento hasta hoy día Los Negros han sacado la imagen de Nuestra Señora de La Soledad por las calles de Setenil en la noche del Sábado Santo, lo cual provocó que se mantuviera en el tiempo la suspensión de sus estatutos y su exclusión como cofradía religiosa, situación que no ha impedido que durante más de veinte años actuara como tal y procesionara normalmente todas las Semanas Santas hasta ahora, pero desde luego, aquellos sucesos de mediados de los años ochenta marcaron el devenir de la hermandad y le dieron una impronta de rebeldía y particularidad que en cierto modo ha impedido una auténtica transición y una evolución a cofradía tradicional dentro siempre de un contexto enquistado de excepcionalidad .
Nuestra Señora de la Soledad en la noche del Sábado Santo
Así mismo, resultan dignos de estudio unos hechos que suponen un auténtico pulso entre un brazo de la iglesia Católica y una hermandad que representa a gran parte de un pueblo, una disensión entre un ente jerarquizado, bien organizado y profundamente tradicional y un grupo de personas a los que en la mayoría de las ocasiones sólo une el amor a sus santos titulares y su apego a unas tradiciones en cuya base reside su sentir setenileño.
Fuente:
 Diario de Cádiz. 30 de Mayo de 1987.
Decreto del Obispado de Jerez de 18 de Mayo de 1987

5 comentarios:

  1. Impresionante la historia de estos días e incluso años Rafael, me contaste algo del tema, pero amigo es increíblemente interesante y aprovecho para darte las gracias por compartir esta interesante historia la cual yo personalmente desconocía, ya que por aquellos años tenía yo 10-11 años, enhorabuena por tan interesante y exclusivo artículo. Un gran saludete.

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  2. Pues si Rafael, además, yo los viví intensamente. recuerdos aquellos días, aquellas semanas santas tan convulsas e incluso hice guardia en San Benito con Paco y otros. yo estaba cuando tocó las campanas. en fin...historia

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  3. Interesantisima entrada Rafa, como siempre.
    Hay una cosa que no me queda clara, has puesto que el 18 de Mayo del 86 el obispo mediante decreto disuelve la Hermandad. ¿Significa eso que aún se mantiene esaa disolución?. ¿No existimos para la iglesia?.

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    1. Creo que hoy día existe una voluntad de entimiento entre ambas partes, es decir, creo que el asunto está en vías de solución.
      Un abrazo

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  4. No me acordaba de este suceso rafa, pero me ha encantado hacer memoria contigo y tus palabras. Se me vienen ciertas imágenes en las que me veo en aquella multitud, recuerdo la exaltación de los negros, sentía la rebeldía del pueblo (q lastima no sentirla más a menudo) pero yo no tenía idea de lo q estaba pasando... Era pequeña, bastante pequeña, lo q no se cómo estaba allí, supongo q me escaparia" del dominio de mi madre, del bar y seguro q guiada por ti y tu forma de entender las cosas", como una negra más me fui camino a San Benito a defender la causa,.....

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