lunes, 14 de noviembre de 2011

Las casas cueva de Setenil (IV): Las Cuevas de San Román



Las Cuevas de San Román... o quizás deberíamos llamar a este otro barrio troglodítico por su nombre autóctono; Las Escuevas Román.
Venía yo desde luego avisado; Mira Rafael que esto no está como en las fotos de los años 60 que publicaste hace un mes, ni tampoco como lo podrías recordar de pequeño.
El caso es que yo, en mis excursiones lacustres por los campos y cañones de Setenil, pocas veces me atreví a adentrarme más allá del Charco de los Caballos, quizás subir al Tesorillo, aquella oquedad natural donde el goteo constante había tallado una obra sin igual, pero más adentro no.
Tengo en mi mente esas fotos de los años veinte de un tenebroso claroscuro que te hacen dudar de si esas imágenes son reales o forman parte de un decorado lunar. Pero no, eran reales. Las Cuevas de San Román no pueden dejarnos indiferentes ni hace ochenta años ni hoy día.
Aprovecho la ocasión que nos brinda nuestro amigo Rafael Domínguez Cedeño de ejercer de cicerone por estos escenarios que fueron de su niñez, por este incomparable parque temático de cuevas, veredas y charcas que forma el río Martín en su penúltimo tramo antes de entrar en el pueblo.
Accedemos al paraje desde La Ventosilla, bajando por lo que antaño fue una preciosa bajadilla empedrada, como podemos ver en aquellas fotos antiguas. Pitas y chumberas delimitan el camino hasta llegar a los primeros habitáculos, donde construcciones de moderna factura comparten el entorno con otras cuya antigüedad parece indudable. Atravesamos un canuto de roca tan acentuado que parece que la piedra pretende engullirnos. El barrio se distribuye a ambos lados del río, dándose la circunstancia de existir una especie de explanada o solana a modo de plazuela, eso es al menos la sensación que podría transmitir al evocar Las Escuevas de Román habitadas por familias enteras, imaginando el humo saliendo de los hogares, a los hombres con sus piaras de cabras, a las mujeres lavando en el río y montones de chiquillos correteando por aquí y por allá. Hoy día, son jaurías de podencos los que nos siguen curiosos por la presencia de extraños.
Y el caso es que estos parajes siempre han estado habitados, quizás desde tiempos prehistóricos y seguro que hasta bien entrado el siglo XX, pero, ¿que buscaba la gente viviendo en aquel lugar tan extraño? Quizás la cercanía del río, pero si lo que querían era agua, en abundancia la podemos encontrar en todo el casco urbano de Setenil. Puede que el acceso a una pequeña parcela de tierra que les era negada en otras partes. Quizás buscaran aquellas gentes un refugio natural y confortable que los protegiese de la amenaza de incursiones enemigas o lo que es más probable, un entorno alejado de la autoridad que podrían suponer Acinipo o la cercana fortaleza de la Villa. Un lugar donde permanecer alejados del rigor y la opresión moral.
El caso es que no se me ocurre un hogar más recóndito y escondido que estas cuevas naturales a ras del río.
Protegidos de la intensa lluvia bajo el paraguas de los tajos, me cuenta Rafael con nostalgia donde estaban los lugares de juego de su infancia; La poza de la viga, la peña donde se secaban al sol, el huerto de Gumersindo, la casilla de Manquera, la peña donde anidaban los calíces. Me habla de peces, galápagos y culebras, del lugar donde la leyenda dice que había escondido un tesoro. Hoy día, prosigue, todo está sucio y abandonado.
Antes, aquello era una prolongación de su propio barrio, era el acceso natural de la gente del Carril y La Ventosilla al río, y el lugar lucía limpio, arreglado, las veredas accesibles y libres de matorrales, las vivendas en buen estado. Yo permanezco en silencio. Aún de esta manera, sucio y abandonado, aquello me parece un lugar soberbio y majestuoso.
Si de Setenil se ha dicho que es una lección de geología al aire libre, Las Cuevas de san Román son su máxima expresión.











































































4 comentarios:

  1. Bonito articulo Rafael, enhorabuena , este lugar sin duda es un diamante en bruto que no posee ningun otro pueblo de la comarca.
    Un saludo.

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  2. Impresionante lugar, saludos.

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  3. Anonadado me he quedado. Enhorabuena por el bonito reportaje que te has montado. Muchas gracias por compartirlo. Un motivo más para sentirme orgulloso de éste nuestro pueblo. Salud amigo Rafael.

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  4. Preciso lugar SETENIL y precioso trabajo , me encantan las imagenes no las habia visto y ahora sin querer me gustaria echar la vista atras y ver a mis padres correr de niños y jovenes por ahi , pero el tiempo eso tiene no tiene marcha atras , bueno deecirte que tu trabajo es muy lindo , un saludo.

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