jueves, 27 de marzo de 2014

Cuevas de la Sombra; Paisaje y paisanaje

 
En la lejanía de aquellos años ochenta, un viajero solitario hace parada en las Cuevas de la Sombra, alucinado quizás por la imagen de esta calle-pasadizo donde las casas parecen como engullidas por la piedra. Su cámara dispara fotos que servirán para dar fe, allá donde vaya, de ese lugar tan asombroso que conoció en su visita al sur de España. Setenil y sus cuevas, Setenil y sus piedras.
Los vecinos se arremolinan en torno al viajero, curiosos y amables. Paisaje y paisanaje. El fotógrafo anónimo los anima entonces a posar para su cámara: Isabel María en la fachada de la panadería de Gonzalo, Montse o quizás Carmen con el pequeño Francisco en brazos, José Antonio Linares con las manos en cuadril y Pilar en la subida de la Cantarería. Un perrillo blanco, como salido de un cuadro de Goya, completa la escena.
Las Cuevas de la Sombra con sus bajadillas al rio, calle bulliciosa y alegre, siempre llena de niños, de abuelas vestidas de negro y vecinas que te conocían por tu nombre, aromas a cocido de puchero, a cisco y a cal. La esencia viva de aquel pueblo de nuestros recuerdos.  
 

miércoles, 26 de marzo de 2014

Estelas musulmanas en Setenil

 
El suelo setenileño sigue siendo fértil en restos arqueológicos y nos informan de que han aparecido dos nuevos fragmentos de estelas funerarias musulmanas.
El hallazgo, se ha producido en los muros de lo que conocemos como "la casa de la santera", una vivienda anexa a la ermita de San Sebastián, en el contexto de obras de restauración de emergencia de la misma, y de una manera totalmente fortuita gracias a los operarios que allí trabajan.
Hace unos años, cuando el lugar servía de cuadra para bestias, los cascos de un caballo sacaron de la tierra otro fragmento que fue rescatado por nuestro amigo Rafael Domínguez Cedeño, que no dudó en exponerla al público en general,  junto al resto de su colección, en aquella memorable exposición con la que por primera y única vez se le dio un uso adecuado a ese edificio que algún día, ¿quién sabe? albergará un museo.
Según Rafael,  la estela de las almenas, es decir, la del símbolo, es rectangular, de cronología Nazarí. La parte que se conserva es la superior y la que quedaría al exterior, faltándole la parte inferior que sería de forma triangular y era para ser hincada en la tierra. La decoración labrada en la piedra presenta en su tramo superior las típicas almenas Nazaríes, simbología recurrente  en las estelas rondeñas. En el centro tiene una estrella de cinco puntas dentro de un círculo.
El otro fragmento lo podríamos clasificar como la que ya conocemos,  pues trae una inscripción que hace referencia al Corán.
Estelas de similar factura, aunque completas, las podéis disfrutar en el museo Palacio Mondragón de Ronda.
Sigue siendo particularmente doloroso la manera en la que los responsables de este tipo de cuestiones vienen actuando en Setenil, cuando, sobrepasando el debido periodo de cautela y estudio, no comparten con la ciudadanía estos hallazgos tan importantes que forman parte de su historia y cultura.
De esta manera no se conoce nada en nuestro pueblo de la famosa "Damita de Setenil", ni incluso de las misteriosas pinturas de los muros de la iglesia donde se distinguen escenas de "cabalgadas". En todos los lugares y pueblos de España, cuando se produce un hallazgo de este tipo, se le da publicidad y se da a conocer, lo cual no es obstáculo ninguno para su estudio y clasificación. A eso se le llama divulgación científica.
Reiteramos desde Setenil Rural  la necesidad que Setenil tiene de un lugar donde guardar y exponer su patrimonio arqueológico en conjunto,  que sea de libre acceso a la ciudadanía y que además suponga un aliciente turístico para el pueblo. De esta manera podríamos disfrutar de todas las piezas que se han encontrado tanto en excavaciones organizadas como hallazgos fortuitos como este que nos ocupa.
Simplemente, con las piezas que aparecieron hace unos años en las obras de restauración de la ermita de El Carmen, que fueron vilmente expoliadas con la vergonzosa pasividad de nuestras autoridades, Setenil tendría uno de los mejores museos de cerámica de Andalucía, un lugar además donde exponer el resto de piezas arqueológicas dispersas y donde desarrollar una exposición permanente  sobre fiestas, antiguos oficios y formas de vida, un museo en definitiva.
Esperemos que la tendencia cambie en los próximos años.




martes, 4 de marzo de 2014

Ases del fútbol, ases de Setenil


La historia del fútbol se escribe en gran medida con la tinta sepia de la nostalgia y los ribetes descoloridos de la épica, como las sagas de aquellos héroes mitológicos que poblaban nuestras mentes infantiles.
Eran tiempos donde las grandes gestas deportivas llegaban desde tierras remotas como ecos lejanos en forma de ondas de radio y los goles sólo se disfrutaban semanas después de su consumación, cuando el tren traía los paquetes con las películas del No-Do.
Así conocieron nuestros padres y abuelos como Zarra batía a Willians en Maracaná para derrotar a la "pérfida Albión" y vengar de esta forma lo de "la Armada Invencible", o el gol de Marcelino a la URSS del mítico Lev Yashin, "La Araña Negra" que le valió a España la Eurocopa de 1962, precisamente contra el "monstruo" soviético.
Con letras de oro se escriben aquellas alineaciones históricas que se recitaban de memoria como los versos de La Torá; la del Atlétic de Bilbao, con  Iriondo, Venancio, Panizo, Gaínza y el mismo Zarra, la de los "cinco magníficos" del Zaragoza con Canario, Santos, Marcelino, Villa y La Petra o aquella del Real Betis Balompié que se llevó la Copa del Rey de 1977, la primera de la democracia, con Esnaola; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo, López, Alabanda, Cardeñosa, García Soriano, Megido y Benítez.
Presidiendo el testero principal del bar la Tasca tenemos esta conocidísima foto de un Setenil Fútbol Club entre rural y ye-ye. Sería por el año 1962, por lo visto en el campo de Alcalá del Valle, el eterno rival. ¡Derbi en la Sierra de Cádiz! ¡el partido del siglo!
Como pilares, "El niño" Tobalo, Rafael Corral, Pedrín, nervioso por empezar el partido, Eulogio sobre el esférico y con cara de pocos amigos, Jesús Marín, en el centro,  rodeado de espigados compañeros cuyos nombres no he podido recopilar aún (Gracias a Pedrín ya los tenemos a todos: abajo a la izda. Pepe el de Damián, arriba Manolo el de La Fábrica, Pepín García, el hijo de Juanito el secretario, Rafael Delgado, practicante, Rafalín Toledo, y el juez de línea Jesús Sánchez, hermano del Mago Amarillo...)
Todos ellos hijos de aquella posguerra tan larga, jugadores de una fecunda cantera de chavales que poblaban un Setenil que doblaba en habitantes el censo actual. Futbolistas de alpargatas y pelotas de trapo. No sabemos si los nuestros salieron airosos del encuentro, imagino que mucho ganarían con no salir apedreados de Alcalá, que era lo común por aquellos entonces.
Las vidas de estos hombres que compartían en aquellos años sesenta su pasión por el fútbol, pronto tomarían diversos caminos. Algunos se quedarían en este su pueblo pero otros formarían parte de esa enorme tropa que es la diáspora setenileña por el mundo. Allá donde la emigración les  llevó en búsqueda de una vida mejor seguro que siempre tuvieron a sus equipos nacionales en el corazón. El fútbol, por aquellos entonces, les servía de lazo de unión con su tierra.