martes, 31 de enero de 2012

¡Que viene el frío!


Hoy le preguntaban en la radio a un meteorólogo, si la ola de frío que está previsto que llegue a la Península Ibérica en los próximos días, es el invierno de toda la vida, ese del que nos hablan nuestros padres y abuelos que duraba cuatro meses y llenaba de chuzos los tajos de Setenil.
La respuesta fue que no, que no era el clásico temporal de invierno que entra por el Atlántico, que se trata de un viento seco siberiano que entrará por el norte y dejará temperaturas frías de record en toda Europa.
El caso es que llevamos un invierno muy raro; tremendas heladas nocturnas con temperaturas bajo cero de -4º, como los días en que se hicieron estas fotos, para luego subir el termómetro y hacer días muy suaves e incluso calurosos, oscilación térmica que está haciendo mucho daño a los brotes tiernos de las plantas.
Bueno amigos, abriguense bien estos días y leña a la candela que parece que, por fin, viene el frío.
¡Salud!

domingo, 29 de enero de 2012

Un paseo por Los Frontones


Son Los Frontones, junto con La Mata, una pequeña porción de lo que antaño fue el extenso monte de Setenil, y me refiero a monte con mayúsculas, espacio diferente a las dehesas más o menos roturadas para uso del ganado, como La Preciada, Mata de Vargas, Escalante o Almendral.
La gente de campo dice que se trata del último trozo de monte del término de Setenil, donde las encinas comparten su espacio con las jaras, aulagas, retamas, esparragueras y espinos de tagarninas, por poner algunos ejemplos de la gran variedad de especies arbustivas propias del bosque mediterráneo.
Llegamos a Los Frontones desde La Limosna, después de una prolongada subida que nos lleva hasta La Mata. Hoy nos quedaremos por estos farallones que se asoman a Setenil como un enorme balcón desde el que divisamos gran parte del término y la comarca. Así, no perdemos de vista la mesa de Ronda La Vieja, vemos La Venta de Leches, La Hoya del Espino, Las Arenas, en algunos momentos Olvera, Grazalema e incluso el castillo de Pruna encaramado a la peña.
El caserío del cortijo, como es habitual se encuentra en ruinas, pero la majada vieja, el habitáculo de piedra para cobijo del ganado, se encuentra en un decente estado de conservación, pese a carecer de techo, quizás por estar aún en uso.
Por el intrincado laberinto de trechos, accedemos a un calero, vestigios de un pasado donde los hombres vivían de la foresta. Un trecho de camino de piedra superpuesta nos lleva a esta reliquia, dejando atrás numerosos puestos de caza de cuando los zorzales tenían por Los Frontones paso obligado.
El matorral nos daña las piernas, corre una ligera brisa y el intenso frío nos corta la cara, no en vano andamos por la umbría de un bosque afamado, abrupto y escarpado, el último monte de Setenil.









Fotos: Caserío de Los Frontones





























Fotos: la majada vieja







Fotos: algunas vistas desde Los Frontones



Fotos: paso de piedra para salvar un desnivel





Foto; un calero de piedra

Foto: Un puesto para la caza de los zorzales

viernes, 27 de enero de 2012

Lluvia en el monte




Bajan las nubes por suaves colinas desde La Mata a La Cruz Blanca, entre olivares salpicados de chopaledas y encinas solitarias. Hoy parece que lloverá algo.
Hace años, un viejo carbonero me contaba los quehaceres de su oficio; largas jornadas en el monte al cuidado del horno. Allí, en La Mata, los carboneros se refugiaban de la lluvia en improvisadas cabañas de arbustos a la espera de que amainara el aguacero, quizás alguna manta de lona.
En el cálido confort de mi casa, aunque sólo sea por unos instantes, me atrevo a envidiar esas noches en vela al amparo de una candela.

jueves, 26 de enero de 2012

Setenil en negro sobre blanco


A finales de los años ochenta, se repartió esta pagatina con un dibujo del viejo puente de la calle Triana sobre el conocido poema de Gerardo Diego, unas palabras que describen el asombro que nuestro pueblo y sus tajos debieron despertar en este poeta de la generación del 27:
"Setenil de las cuevas
donde el cielo es de roca,
y el silencio de sueño de piqueta".
Negro sobre blanco, una bella imagen y un sencillo poema, nada más. En mi opinión, una de las iniciativas más bonitas y originales para promocionar Setenil.

lunes, 16 de enero de 2012

Las casas cueva de Setenil (VI): La Calle Herrerías



Cuando en la última entrega de las casas cueva hablamos del cinturón de viviendas que hay bajo La Villa, se nos quedó en el tintero una de las calles más singulares de Setenil; Las Herrerías "una de las más bellas calles andaluzas", como dijera algún autor al comentar la famosa foto de los años cincuenta, y sinceramente, creo que no exageraba.
Una calle jalonada de casas cueva que, como las otras que venimos conociendo, presenta todos los rasgos definitorios de este hábitat propio y natural de Setenil, con la salvedad de que la Calle Herrerías está habitada casi en su totalidad.
Nexo de unión entre la Mina y La Plaza, aparece esta calle en la imágenes como una hendidura en la uniformidad blanca del pueblo y aunque quizás no conserve la rusticidad que presenta en esta foto de los años sesenta que encabeza la entrada, aún mantiene una fisonomía como morisca, semejante a la de algunos pueblos bereberes enriscados en las montañas.
Los hermanos de las Cuevas, que parece que siempre encuentran las palabras adecuadas para describir un determinado lugar, así hablan de esta calle cuando en uno de los capítulos planean un itinerario turístico por Setenil:
"Entremos, ahora, pueblo arriba. Hay calles, como la de Herrería, que bastaría para la visita, con su escalerita enjabelgada, sus casas de una leve piel azul, sus macetas de geranios rojos, aunque no tuviera, como tiene, además, un abracadabrante techo de peña..."
Quizás la calle no esté tal cual la vieron aquellos escritores que andaban por la provincia como trasnochados viajeros románticos, pero no les quepa la duda de que la Herrería sigue conservando el caché de ser considerada una de las calles más bellas de Andalucía.

Setenil Rural: Tres años de blog



"...Mi tierra es verde. De suaves colinas y ásperos barrancos, de tesoros escondidos entre los tajos y violentos arroyos de temporada.
Nunca he estado tan lejos de mi tierra como lo estoy ahora. Nunca he estado tan lejos de mi hogar y tan sólo como lo estoy esta noche.
Mi tierra no es cualquier lugar bello de los que hay por el mundo, pues sólo es el aire que inunda mis pulmones, el amarillo de sus trigos y el verde de sus encinas, el trinar de las alondras y el croar de las ranas en las noches de verano. Hoy siento fluir el río bajo mi ventana, lento e inalterable, siempre triste. Soy un simple guijarro que rueda"
(Escrito hace mucho tiempo desde un lugar muy lejano)


"La belleza es verdad, y la verdad belleza; Esto es cuanto sabes y necesitas saber"
John Keats

¡Gracias a todos!

Foto: Un cielo gris de invierno reflejado en alguna alberca de Setenil

domingo, 15 de enero de 2012

Antiguas casas de Setenil (II) Las casas de la Calle Triana



Como veo que el tema de las viviendas antiguas de la Calle Triana nos interesa a todos, pasamos a continuación unas imágenes de las mismas en los años ochenta, en un estado de conservación mejor del que se encuentran en la actualidad.
Independientemente de que estas viviendas estén construidas sobre otras de mayor antiguedad aún, las casas de la Calle Triana, Casa Grande o Casas del Susto tienen la clásica estampa serrana de las fachadas del centro de Ronda y Grazalema. Viéndolas, junto con aquella de la Cuevas de la Sombra y algunas otras, podemos hacernos una idea de como sería ese Setenil del XVIII y XIX, de casas blancas de cal hasta el suelo, soportales con dinteles rectos, tejas árabes y calles empedradas de cantos rodados. Si Setenil hubiera podido conservar una fisonomía urbana más o menos homogénea, la peculiaridad y valor añadido que suponen las casas cuevas, los tajos y la propia obra del río, lo hubieran convertido en un pueblo sin parangón en España.
En los días en que se tomaron estas fotos aún estaban habitadas y la verdad es que lucen preciosas. Así mismo os aconsejo que leáis los comentarios de la entrada anterior, que gracias a la aportación de Jesús López y otros amigos, resultan verdaderamente esclarecedores sobre estas casas y algunas otras.
¡Salud! en esta lluviosa tarde de domingo



Vistas de la Calle Triana en la actualidad

viernes, 13 de enero de 2012

Antiguas casas de Setenil (I)



Puede que esta fotografía tenga unos veinticinco años. La tomé junto con otras muchas en un caluroso verano de mediados de los ochenta, con una de esas cámaras de carrete que hoy sería pieza de coleccionista.
En algún momento intuí que determinadas construcciones no siempre permanecerían tal como yo las veía en aquellos días, así que me dediqué a fotografiarlas. El ejemplo más claro es el del puente de la calle Ronda, construido en el siglo XVIII, y que hoy sólo podemos admirar por imágenes como la de la última entrada. Pero no es la única. Esta preciosa fachada era de una casa situada en las Cuevas de la Sombra, en la margen que da al río y su planta no deja lugar a dudas de su antigüedad. El blanco de cal desde el techo hasta el suelo, las tejas árabes, los dinteles de entrada, esas volutas curvas, las rejas forja y otros detalles, le dan una singularidad fuera de lo común.
En la restauración que le hicieron para convertirla en una vivienda moderna, a parte de otros elementos arquitectónicos, han logrado mantener una antigua bodega con tinajas incrustadas en el piso, restos quizás de un pasado en el que Setenil hacía honor a su apellido.

La casa en la actualidad, despues de una cuidada restauración

lunes, 9 de enero de 2012

El Antiguo puente de la Calle Ronda



Tenía este puente la belleza de las cosas antiguas. Formado por piedras de mampostería y rematado por un sencillo juego de ladrillos, parecía surgir de la misma piedra, del tajo que le servía de base. Su arco, casi de herradura, no dejaba dudas de su arcaica fábrica pese a lo cual desafiaba año tras años el paso del tráfico continuo y las periódicas crecidas del Guadalporcún.
Los hermanos De Las Cuevas hacen una breve referencia en su monografía: "Madoz, habla ya de sus dos puentes. -pequeños puentecillos- En una Cédula Real de 1561, Felipe II autoriza a Setenil para construir dos puentes -en un río que pasa por medio della-uno en la calle que va al camino de Málaga y otro, en la calle que va camino de Alcalá" Finalmente, los cronistas de Arcos acaban haciéndose la siguiente pregunta "¿se construyen?"
(Según la tradición, queda constatada la existencia del Puente de Triana en el siglo XVI mientras este del que hablamos sería del XVIII y así viene indicado en la Carta Arqueológica de Setenil, aunque sería lógica la existencia de varias pasarelas o puentes de madera para vadear el río).
Pese a que fue derruido en las obras de canalización del río a principios de los noventa, tiene un segundo ojo contiguo a la construcción moderna y casi oculto bajo un tramo de la calle Ronda, a cuyos cimientos de roca se encuentra anclado mediante una serie de estructuras y contrafuertes.
Lo recuerdo tal como aparece en la foto, sobrio y tosco, como un elemento mimetizado entre los tajos, lugar de paso o reposo donde dejarse llevar por el perenne tránsito del río.

Para leer algo más:
Aquella muesca en el puente. Setenil Rural
Una foto en el río. Setenil Rural

miércoles, 4 de enero de 2012

Las casas cueva de Setenil (V): Bajo la Villa


El Tajo Lizón, el pecho pujante del coloso, quizás la imagen más poderosa y conseguida de un Setenil que afianzado en su inexpugnable atalaya desafía un asedio detrás de otro. Tras la desbandá cristiana, el Condestable Don Ruy López de Dávalos habla con El Cordi, que desde arriba le reprocha todo el daño que le han hecho:
"Da a entender el relato que ese encuentro se produce en lo que hoy sería La Plaza, a donde llegaría el Condestable, para desde el Lizón hablarle el Alcaide:
-¿Porqué no te vas con los tuyos? ¿no te cansas de hacernos mal?
- Que no Cordi, que no, que sólo vengo a recoger unos fierros que se dejaron los míos
y orgulloso y altivo, el moro le responde desde el Lizón, que parece el pecho pujante de un coloso (desde la plaza parece como si la roca sacase pecho):
Esos hierros los he cogido yo para hacer herraduras a mis caballos. ¡Toma ya la chulería del moro!
- Pues nada. que se le vamos a hacer, le responde el Condestable.
- Con Dios Cordi
- Con dios Codestable. Buen viaje..."

[El Cordi; Alcaide de Setenil. Setenil Rural]

Transitamos por las mismas entrañas de la historia de Setenil; La manta y otros artilugios de combate, los escaladores del Duque de Cádiz a quienes el Cura Bernáldez tachó de cobardes ¿Por qué tramo de la muralla tratarían de subir? ¿Quizás por la calle Mina hasta Los Cortinales por haber menor altura? Soldados cristianos a resguardo de las boyanos que les tiran los moros, emboscadas y celadas, guerra de poco lustre y gloria esa de morir bajo una peña, escenario de proclamas, procesiones y desfiles, la Justicia y la terrible entrada de los regulares del 36 por El Callejón...Bajo La ciudadela de La Villa, con la torre recién restaurada, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, sus plazoletas y callejuelas, los trazos de muralla, Los Cortinales, excavaciones arqueológicas que sacan a la luz estratos de historia y el propio Tajo Lizón, todo son casas cuevas.
Como si una cincha estrangulara el muñón de la antigua ciudad; La Calle Calcetas y su continuación paralela al río hasta la calle Mina, la soberbia rusticidad de la calle Herrerías, una de las más bellas calles andaluzas, como la definió un autor, su entrada en la céntrica Plaza y El Callejón, bajo el puente sobre el que se sitúan los ayuntamientos antiguo y moderno. Aquí, un horno de pan y un antiguo cine rehabilitado en Hotel de postín, dan paso a callejuelas más humildes y recónditas que guardan toda la belleza y misterio de los barrios extramuros.
Casas cuevas bajo una auténtica ciudad medieval, casas troglodíticas nacidas a los pies del verdadero casco antiguo de Setenil, pasados ya los ecos de viejas batallas, bien merece la pena recorrer todo el perímetro bajo la muralla e imaginarnos perseguidos por los inescrutables ojos vigías de los defensores de la fortaleza, la misma "de quien dijeran los poetas que solamente podían llevársela en sus garras las águilas".






Panorámicas de la Villa, Mina y Herrerías


Foto: Calcetas antes de las obras del aparcamiento




Fotos: Calcetas ya con el aparcamiento


Foto: El Callejón




















Fotos: Calle Calcetas, bajadilla al río
y enlace con la calle Mina


Foto: vista nocturna de la Calle Mina