jueves, 21 de julio de 2011

Vacaciones de verano


Estimados amigos
Me voy de viaje, así que durante unos días estaremos de vacaciones por estas páginas. Esperemos que cuando vuelva me encuentre más inspirado.
¿Adivinan por las fotos el lugar al que viajamos?

Un saludo a todos

¡Salud!

miércoles, 13 de julio de 2011

Historias de verano (III): Equitación nocturna

No es que la cosa ahora esté mucho mejor, ni mucho menos, más bien al contrario, pero la verdad es que un joven a principios de los 90 tenía pocas alternativas para el ocio nocturno; Algunos pubs, como El Capri o La Coctail, quizás alguna discoteca de verano como El Cachirichi Mambo, pero poca variedad, lo de siempre. Gustaban por aquellos entonces mucho lo de las correrías nocturnas en plan campestre, todo muy rural; Salir a los campos y comernos unas tortas fritas, ir a bañarnos a alguna piscina o aquello por lo que nos dio durante una buena temporada y que nos ocasionó más de un disgusto y algún quebradero de cabeza en el sentido exacto de la expresión. Me refiero a la "equitación nocturna"; Montar caballos, yeguas, mulos, ruchos y todo lo que pudiera correr en plena noche al amparo de la oscuridad. Habían dejado por aquellos entonces en el Cortijo Pilar Alto un puñado de bestias medio abandonadas, esperando quizás que con los pocos rastrojos que quedaban aún en la finca y algo de agua pudieran pasar el verano y después venderlos para sacar algo por ellos. Había jumentos de todo tipo y toda condición, muy desvencijados y decrépitos todos que daba pena de verlos.
Allí nos llegábamos un grupo de chavales a eso de la media noche, cuando todo el pescado estaba vendido en el pueblo. Nos acercábamos sigilosamente a las bestias y nos montábamos. Unas empezaban a andar tranquilas y parsimoniosas, tanto como sus enclenques patas les permitían, pero otras salían disparadas a galope tendido cuando sentían el peso sobre sus lomos. Las había que saltaban, brincaban, coceaban e incluso que mordían, como ahora les cuento.
Ocurrió una oscura noche en la que no había luna. A los de siempre se nos unieron un grupo de señores que finiquitaban una etílica fiesta que ya duraba varias horas. Estaban beodos como cubas, así que permitirán que omita sus nombres. Pues eso, que se vienen al Pilar con nostros, a montar un poquito que eso siempre viene bien a esas horas de la noche antes de dormir la mona, les aconsejamos precaución, pero Felipe los acompaña a un mulo feroz al que nadie quiere montar: Lo llamamos Atila, negro zaino, resabiado y con la mirada turbia. Juan (por ejemplo) es el encargado de montarlo, a trancas y barrancas se le acerca ¡por atrás! y eso que es hombre de campo. Las coces no se hacen esperar...¡zas! ¡zas! Una en la boca y otra en el pecho. Cae al suelo y todos vamos a recogerlo y al levantarlo no para de gritar mientras escupe piezas dentales ¡Ay Frasquito, mis muelas mías! Si esa clase de mandoble que le propina el equino al bueno de Juan le da a otro tipo de persona, menos curtida y trabajada, lo deja en el sitio. La gente del campo estaba hecha de una pasta especial.
Durante aquellas noches, escenas de este tipo se sucedían por doquier. Lo ideal era llevar a algún novato y montarlo en el bicho más salvaje de la dehesa, en eso estaba la gracia. a mi primo José, lo tiró un rucho al suelo, lo coceó y luego se lió a bocados con él. Los animales generaron idea y mala leche durante aquel verano, pues cuando los montábamos corrían entre las zarzas y cruzaban bajo las encinas para hacernos daño e intentar que cayéramos al suelo, cosa que ocurría en casi todas las ocasiones, ya que muchas veces era la única forma de bajarte. ¿Entienden ahora lo de los quebraderos de cabeza?
Les parecerá una cosa de tontos ¿no? pues la gente se daba de tortas por venirse durante las noches con nosotros, era lo que había, quizás fuéramos algo primitivos, pero tampoco le hacíamos daño a nadie, salvo ocasionar algunas molestias a esos pobres animales a los que nos dejábamos dormir.
Aún hoy, bastantes años después Pepe, Antoñín, Felipe, Fali, Rafael, mi primo José, yo mismo y tantos otros recordamos divertidos aquellas noches en las que cabalgábamos y nos escalabrábamos felices por las áridas e infinitas praderas del Cortijo Pilar Alto. ¡Juventud, divino tesoro!


Nota: Entrada dedicada a aquellos que piensan que este blog se desvía en ocasiones de su esencia rural y campera

martes, 12 de julio de 2011

Historias de verano (II): Las samberas


No recuerdo en que año pudo ser, por lo visto bastantes según mis investigaciones. Ocurrió lo de las samberas una tarde de verano en vísperas de la Feria de Agosto. ¿Recuerdan esos días? ¡Ah! que maravilla. Todo Setenil era expectación por la llegada de las fiestas, que por aquellos entonces se celebraban en el Poli. Había bullicio en las calles, y los bares y terrazas estaban atestados de paisanos que empezaban a caldear el ambiente echando unas cervecitas, las abuelas tomaban el fresco en las puertas de sus casas, los niños corrían de aquí para allá y los jóvenes no cabíamos en sí de pensar que en esas noches no habría horarios ni toques de queda, que era feria y podríamos llegar a la hora de nos viniera bien. ¡Con que ilusión se viven esos días cuando tienes 16 ó 17 años!
Pues lo de las samberas me lo contó un amigo que lo vivió en sus propias carnes, el primer día de feria, a esa hora en la que quizás se vuelve de la piscina y empieza uno a pensar en bañarse y vestirse para salir. Suenan entonces unos tambores por Las Cuevas del Sol, como los de La Legión pero con más ritmo...¡que digo más ritmo! con más no se qué...algo había de especial en esa música. La gente empieza a aglomerarse en las calles. Ya saben lo que gusta en Setenil una banda de música. Siguiendo el itinerario previsto, coge el antiguo puente de piedra un grupo de samba, pero ¡que grupo dios mío! Delante de cinco o seis muchachos tocando los tambores en plan batukada, diez o doce mulatonas muy ligeritas de ropa bailaban al son de la música. ¡Mira que por ese puente habían pasado bandas de música!, pero les aseguro que nada parecido a aquello. Por allí desfilaba toda Copacabana, todas las chicas de Ipanema juntas. Ellas sabían que al cruzar el puente entraban en la calle principal así que se lucieron las muy frescas...¡que movimientos! ¡que sensualidad! ¡que percusión! El pueblo parecía que se iba a caer; Los tambores sonaban en los tajos de forma atronadora, la gente aplaudía y los hombres daban vítores desde el Bar El Puente.
Mi amigo esperaba a las samberas debajo de aquella placa que había al inicio de la Calle Ronda:
Setenil 1956. Calle Pio XII, el Ayuntamiento y pueblo de Setenil de las Bodegas en señal de sumisión ¿Se acuerdan?
Las samberas hicieron una paradiña justo a su lado, así que mi joven amigo las disfrutó a conciencia. Imaginen a ese coro de diosas de ébano bailando de esa manera. Entonces le ocurrió aquello; Una mulatona de ojos verdes y algo más alta que él se le pone a escasos centímetros, hay mucha gente y tienen que andar apretados, muy apretaditos, tanto que siente su respiración en la oreja. Ella se percata de la turbación del muchacho y le guiña dulcemente uno de esos enormes ojos antes de que la banda encauzara hacia Las Cuevas de la Sombra, dejándolo perplejo y paralizado al pobrecillo en la pared.
Se habló mucho en aquella feria de las samberas, se contaron extrañas historias y hubo muchos rumores. A mi amigo desde luego debieron causarle un fuerte impacto, sobre todo la de los ojos verdes, porque aún hoy, muchos años después, no deja de emocionarse y ponerse nervioso cuando oye el rítmico son africano y cadencioso de la samba. Hay cosas que se instalan en la memoria para los restos.

lunes, 11 de julio de 2011

Historias de verano (I): El frutero



Diariamente, una furgoneta cargada de frutas sale de Olvera, pasa por Setenil a eso de las ocho de la mañana, coge El Puerto del Monte y se encamina hacia Ronda para hacer el reparto diario.
Durante horas, prácticamente el horario diurno completo, nos olvidamos de ella hasta que a las nueve de la tarde hace el recorrido inverso de vuelta a Olvera.
Alguien se dio cuenta de esta rutina diaria. Inexorablemente, haga frío o calor, llueva o nieve, la furgoneta hace el mismo recorrido pasando por las distintas etapas en el horario previsto.
Imaginamos a ese conductor cansado por una maratoniana jornada de trabajo, agotado por el calor y la briega con la gente de tienda en tienda. Lo imaginamos fritito por llegar a su casa, quizás se parará antes a tomar un cervecita con los amigos, pero nada de pasarse que mañana hay que volver al tajo: Cargar la furgoneta, Setenil, Puerto del Monte, Ronda otra vez, y ahora encima con esta calor que todo lo hace más difícil.
Una de esas tardes en que la furgoneta vuelve a Olvera, a su paso por esas parcelitas que hay en La Dehesa, un pequeño grupo de niños sorprende al conductor, dos niñas, quizás tres le saludan desde el portal de una parcela. Lleva tanta velocidad que no le ha dado tiempo a reaccionar y cuando coge por el cruce del Alambique ya ha olvidado la escena. Al día siguiente hay más niños, cuatro o cinco, ahora tienen vacaciones y se reunen para pasar la tarde en alguna piscina. Cuando pasa el frutero todos le saludan y ahora si le da tiempo a pitar.
La escena se va repitiendo día tras día y el conductor ya viene prevenido cuando toma la curva para darle al claxon y saludar sacando la mano por la ventanilla. Las niñas parecen enloquecer cuando el frutero les responde. Un día, colocan un letrero en la portada: ¡Regálanos unas frutas! A la mañana siguiente, alguien pita en la puerta, la madre se asoma y sólo ve una enorme sandía de ¡¡11 Kg! Esa misma tarde otro cartel de agradecimiento y las niñas a saludar en la puerta, como está mandado.
Imaginamos como decimos a ese conductor cansado después de una extenuante jornada, quizás venga cabreado pensando en su trabajo, que a veces, como todos, se hace demasiado complicado, pero al dar la curva que bajando del Puerto del Monte nos lleva a La Dehesa, ese hombre no escatimará la mejor de sus sonrisas, no puede defraudar a ese coro de niñas que ha diario dejan sus juegos en la piscina y salen a saludarle en la portada de su casa.
Llegará ese hombre tan cansado a su casa como siempre, pero ahora con una satisfacción extra. Hay detalles que lo hacen a uno reconciliarse con la vida.

jueves, 7 de julio de 2011

De San Fermines, de los Pérez, y un toro suelto

Este bonito cárdeno pasta en el Tejarejo
En este verano que no ha hecho más que comenzar, de calores impenitentes y monótonos paisajes de desoladora sequedad, no se puede perder la ocasión de señalar cualquier noticia o aparición de Setenil en la prensa, y es que entre la falta de motivos evocadores y cierta pereza, todo hay que reconocerlo, tengo estas páginas algo abandonadas.
Así pues sacamos hoy una noticia que aparece en la sección de opinión del diario ABC del pasado 6 de Julio, donde al muy mentado y admirado Don Antonio Burgos, mientras hace una defensa del apellido Pérez y saca la nómina de aquellos que, ostentando dicho apellido, lo han dignificado con su trabajo y buen hacer, se le escapa un toro que desde las mismísimas calles de Pamplona se cuela en Setenil; «Me lo dijo Pérez, que estuvo en Mallorca». Letra que la gracia de Enrique Villegas cambió en el popurrí de «Los Beatles de Cádiz» con aquella cuarteta que más apropiada para este julio sanferminero no puede ser: «Me lo dijo Pérez, que estuvo en Pamplona, y vino corriendo delante de un toro hasta Setenil».
Hoy mismo se han corrido en Pamplona los toros de la ganadería gaditana de Cebada Gago, y me imagino yo a algún astado que, añorando las verdes dehesas de La Zorrera en su Medina natal, hubiera querido volverse pa lo suyo campo a través con Setenil de por medio.
Fuente:
Orgullo Pérez. Antonio Burgos. 6 de Julio de 2011.Diario ABC.

miércoles, 6 de julio de 2011

Cartel taurino de 1951 para las fiestas de Setenil


Me envía Jose Manuel Fernández Piedra esta auténtica pieza de coleccionista; Un cartel taurino para la feria de agosto de 1951 en la plaza de toros de Setenil de las Bodegas, ¡1951 nada más y nada menos!
El cartel se explica de la siguiente manera:

Plaza de toros de Setenil de las Bodegas

Con motivo de la Feria y Fiestas de esta localidad y con el superior permiso de la Autoridad competente, se celebrarán durante los días 10,11 y 12 de Agosto de 1951 tres extraordinarios espectáculos taurinos.

Orden de los mismos

Primer día: 2 novillos-toros 2

De la acreditada ganadería de don Juan Belmonte

El primero será rejoneado y muerto por el exmo. Sr don Joaquín Pareja Obregón, que se ha ofrecido desinteresadamente para actuar en esta plaza.

El segundo será lidiado y muerto a estoque por el famoso maestro rondeño Cayetano Ordóñez, Niño de la Palma

Segundo día: 2 novillos-toros 2

De la afamada ganadería de don Julio de Cossio (...) y una novilla de esta misma ganadería

El primero será rejoneado por el Exmo Sr don Joaquín Pareja Obregón

El segundo será lidiado y muerto a estoque por el joven novillero Pepe Ordóñez, triunfador en cuantas plazas viene actuando.

La novilla será lidiada y muerta a estoque por el novillero rondeño José García González

La corrida será a las 6 de la tarde

Como pueden observar, en este cartel aparecen nombres que forman parte de la historia del toreo. Así podemos ver a Joaquín Pareja-Obregón, empresario, ganadero y rejoneador sevillano perteneciente a una aristocrática saga de artistas. Como bien dice la Wikipedia toreaba por amor al arte, y así se expresa en el carteles, por lo que suponemos que este evento en coso setenileño sería de tipo benéfico o simplemente el rejoneador se ofrecería a torear por gusto o amistad.
Luego tenemos a Cayetano Ordóñez Aguilera, Niño de la Palma, el primero de esta dinastía torera rondeña, padre del genial Antonio Ordóñez y bisabuelo de los modelos-toreros Fran y Cayetano.
Finalmente, los novillos son de la ganadería de Juan Belmonte, suponemos que se referirá al Pasmo de Triana (cuya familia venía de Algodonales, por cierto). De este torero (posteriormente ganadero) hay cientos de biografías escritas, todas ellas espectaculares y sabrosísimas. Os aconsejo que leáis una del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales. Simplemente decir que fue el inventor del toreo moderno, que protagonizó junto con Joselito el Gallo la Edad de Oro del toreo y que si en la Generación del 98 hay artistas de todo tipo, Juan es el representante del arte de Cuchares en la misma.
No conozco el lugar donde se celebró la corrida, es más, ignoro si se llegó a celebrar. Puede que la famosa foto de la plaza de toros en las Cuevas del Sol sea de este evento, pero el caso es que se trata de un cartel estupendo para Setenil, pues tener al Niño de la Palma era como si el Real Madrid de Di Estéfano jugara en el campo de fútbol de Las Casitas Nuevas, lo cual da fe de la extraordinaria afición que había en Setenil a los toros. El cartel es desde luego una curiosidad y una auténtica pieza de coleccionista.
Reitero mis gracias a Jose Manuel.

Corrida de toros en Las Cuevas del Sol

Para saber más:

Joaquín Pareja-Obregón. Wikipedia

Cayetano Odóñez Niño de la Palma. Wikipedia.

Juan Belmonte. Wikipedia.

Juan Belmonte, matador de toros. Manuel Chaves Nogales.